Afiche. La carita de angustia de SUPERMAN es por haber visto lo mala que es la cinta, y trata de escapar a otro sistema solar |
Conviene vivamente apartar esta INEFABLE
producción del hilo principal que años atrás iniciara Superman – LA PELÍCULA.
Si los perpetradores de este… subproducto detestaban al ÚLTIMO HIJO DE KRYPTON,
desde luego aquí bien patente lo dejaron. Asombra que la idea procediera de un
libreto, o su sugerencia, por CHRISTHOPER REEVES escrito, que luego otros se
encargan de “desarrollar” de tal modo que no sé cómo Reeves consintió derivara
de esa manera. ¿Estaba el hombre contento (¿con lo escrito?) con lo que
pensaban rodar? Me cuesta muy mucho aceptarlo, en serio.
Quien más espantoso empero figura es GENE HACKMAN, reputado veterano que ha conocido muchos
y estelares papeles en la pantalla. Vale, no siempre habrá acertado; pasa con
frecuencia que algo se tuerce en lo que, de origen, parecía prometedora idea.
Puedes achacarlo luego al ego del director, al productor metemanos, el tío del
montaje, que el público estaba por “otras cosas”, eso de las sensibilidades y demás. Sin embargo, subsiste la pregunta
y con renovada energía con cada aparición de su LEX LUTHOR, convertido en una bufonesca
sombra del maquiavélico villano, aunque algo cómico, que en la primera cinta
caracterizara: Gene, tío, ¿qué hacías ahí?
¿Qué pasó por su sesera; acaso le dieron un
guión distinto al que rodaron, luego doblaron sus frases, o algo parecido; otro
actor con una máscara de él? Porque un intérprete con sus tablas debió oler la
mierda que contenían las tapas del texto apenas se lo presentaron.
CHRISTOPHER REEVES encarnó al Superman definitivo; en este filme, empero, su CLARK KENT se parece al INSPECTOR CLOUSEAU |
No menos pecado tiene Reeves, en justicia, empeñado en hacer su CLARK KENT no un bienintencionado señor con aires de casual despistado para ocultar todavía mejor su identidad superpoderosa, sino que parecía el INSPECTOR CLOUSEAU de PETER SELLERS. Para disimular, ofuscan con una escultural (y de fama efímera) MARIEL HEMINGWAY, colando así al atroz HOMBRE NUCLEAR. La Hemingway representa a un bello bibelot feminista (de Nivel KER) que, a modo, rivaliza con LOIS LANE, más estereotipo de sí misma que nunca, buscando la noticia sensacional/sensacionalista que la destaque sobre el paciente aunque buen mecanógrafo Kent.
Mientras Luthor “gesta” su Superman
Reverso, empleando lo que parece un juego de química de los que regalan por
Reyes Magos (manda cojones), resulta que la agresiva Norteamérica Empresarial
ha comprado el Daily Planet para convertirlo en un tabloide
sensacionalista. Es rasgo interesante, porque ese tipo de prensa, amarilla, anticipó,
en papel, nuestras redes sociales. Tal prensa tiene todavía una chispa de
dignidad, comparada con las redes sociales: al menos, quien disparataba era un
tío, o dos, manipulados por un editor carente de escrúpulos, sólo interesado en
ganar dinero. Las gratuitas redes sociales las engrasan mil millones de rabiosos
sujetos dispuestos a escupirle toda su envidia, impotencia y mierda al resto del
ancho mundo, siendo los más activos los progres… que, pasados de progres, han
virado a la más extrema intolerancia.
Dime de qué acusas (fascista) y te diré qué
eres, interesa espetarle a esa gentuza.
El duelo que Superman y el Hombre Nuclear
sostienen en la Luna es un absurdo total, cúspide de una cadena de ellos, en
realidad. Si el talón del Núcleos es la oscuridad, ¡pues tú que puedes, Super, llévalo
a Plutón a velocidad luz y sepúltalo allí en nitrógeno líquido o algún gas congelado
más denso que impida pase la partícula más mínima-nimia de luz! No: tras mil
enervantes tonterías, lo tira a un reactor nuclear, atomizándolo.
Esta cinta, ¿alegoría en apoyo del Glasnost?, pudo ser un mediocre TBO, con algún apunte ocasional potable. Al filmarlo, perpetraron un crimen de lesa Superman. Por suerte, es insuficiente kryptonita para perderle el respeto al más mejor samaritano de las viñetas. Al contrario: ¡repunta su aprecio por él!