Asimovianos y trekkies: el que no quiere caldo, el tazón hasta el borde. Os muestro lo que os negáis a ver con tanto encono |
El término San Isaac Asimov no es
mío, empero lo adopté por serme simpático. Lo acuñó FRITZ LEIBER en la divertida LOS CEREBROS PLATEADOS, novela sobre la importancia de las
historias del género en una sociedad futura quasidistópica; creo tenía
muy soterrada mala leche al aplicarle tal apelativo al renombrado autor, pese a
que Leiber le cite de modo respetuoso. Está además el detalle de los escritores
protagonistas, que visten de extravagante forma peculiar, para como tales identificarse
ante el vulgo. Cada vez que alguien nombra al BUEN DOCTOR (más guasa), la
imagen que me asalta es el hierático rostro de este señor, con esas patillas decimonónicas,
a lo Primer Ministro británico victoriano, y la corbata estilo cowboy,
con un halo de pétrea magnificencia destinada a consignar su excelsa
personalidad… ¿de ahí Leiber sacó la idea…?
También sospecho que lo de “cerebros
plateados” era sutil sarcástica pulla contra él y esa caterva de escritores de
ciencia ficción, compadres/cómplices de Asimov, que en el género cortaban tanto
bacalao (editorialmente hablando), limitando autores noveles.
Personalidad polémica, la de San Isaac, pues
aún FORREST J. ACKERMAN, que creo era amigo suyo, le define como arrogante.
Críticos más distantes insisten en su vanidad prepotente. Pienso había algo
más: querer controlar/manipular, imponer/restringir el uso de la palabra a
terceros que no idolatrasen sus postulados. Ackerman, de nuevo, refiere que las
revistas podían rechazar relatos de robots que no incluyesen, u osasen
conculcar, las puñeteras Tres Leyes de la Robótica.
He ahí la prueba de que hubo un Grande de la literatura de la ciencia ficción que ya empezó a desenmascarar al prepotente "mito" hace décadas |
No supone baldón reconocer a San Isaac su abundante obra o capacidad laboral; hombre casi infatigable que acabó abandonando el género, para regresar a él cargado con grandes espuertas de mediocridad (dicen). Desgana, incluso (sugieren). Los verbos que vendía eran “Asimovs de segunda mano” (sagas en las que hay un coautor a la sombra de su nombre) que, comentan, sólo destacan por su pobreza.
Esta apreciación abre un camino inesperado:
San Isaac fue de las firmas pioneras que consolidaron y lustraron al desdeñado
género de la ciencia ficción; contribuyó a asentar las bases de los relatos del
género, que escritores como yo procuran fortalecer y renovar mediante
planteamientos más/menos polémicos, o con puntos de vista diferentes a los de
aquella época, donde la moral era más fuerte y la honra patriótica, cuestión
seria. Tiempos de Segunda Guerra Mundial, Guerra Fría, Amenaza Roja, Amenaza Amarilla.
Ese ser pilar del género es innegable…
empero… en contraste con Leiber, HEINLEIN, BESTER… por citar a voleo… ¿por qué destaca tanto TANTO San Isaac?
No será por la frescura de sus ideas, precisamente. O el nervio de su casi
telegráfico estilo. Lo que creo hace impongan sus escritos es su
exigencia expresa, que supo mangonear a los editores adecuados en el momento preciso.
Un hombre tachado de vanidoso debe impedir le hagan sombra. Pienso incluso que
quienes le apreciaban no lo hacían por respeto, sino por miedo a atraer su
maldición, la que mantienen a pleno voltaje sus legiones de silver brains
fanáticos (nunca lectores), quienes expresan kamikaze adoración dionisíaca por
el escritor. Ese engreimiento permite sea aún pujante referencia en las listas
de autores del género. Mefítico envanecimiento que conviene quebrar.
¿Oís, silver brains? San Isaac
Asimov NO ERA EL ESCRITOR, sino UN escritor más. Corriente, capaz de algunas
grandes inspiraciones, pero nada más. Y sobre el tema de su mediocridad…
Por ejemplo, FUNDACIÓN: al igual que al final de su carrera se
mostró indolente, en sus comienzos (Fundación, digamos) también podía
ser corrientito, porque estaba en rodaje, buscando sus estilos, expresiones,
temas, etc.
(Vana)gloriar Fundación y sus plúmbeas
secuelas es intolerancia por parte de los silver brains engorilados que
reverencian al pedante San Isaac. Personas, me barrunto, que son como su ídolo:
vanidosos, inseguros, asustados del mundo exterior, trekkies que se
refugian en las obras de San Isaac y sus rocambolescas citas (“La violencia es
el último recurso de los incompetentes”; por supuesto: ‘incompetentes’ fueron
los soldados aliados que acabaron con el Holocausto, venciendo al nazismo.
Porque con HITLER no podías discutir o pactar nada; se ciscaba en todo trato)
por encontrarse en un territorio familiar, no hostil. San Isaac evitaba los
riesgos estilísticos/temáticos/literarios de Leiber o PHILIP JOSÉ FARMER porque NO SABÍA manejarlos. Su trekkie incapacidad
para describir la violencia lo delata. (Me soplaron metía mucha mano en STAR TREK; así se ven cosas que STAR WARS supera con amplitud; no estaba a la sombra de esta prepotente figura). Incluso STANISLAW LEM apuntaba frescura.
En el fondo, San Isaac era la imagen de un funcionario gris Grey que iba al
baño con prusiana regularidad.
La prueba del algodón irrefutable de la
fatuidad de San Isaac está en el cine: ¿cuántas de sus novelas (y admito que BÓVEDAS
DE ACERO es muy adaptable) se han trasladado al cine? ¿Y cuántos conceptos de
un neurótico drogata como PHILIP K. DICK? Por la regla de la excelencia, San Isaac
habría sido muy adaptado, y Dick, ignorado. Empero… nanay. Y sus silver
brains obvian este detalle, como que el desarrollo a serial de Fundación
está muy mejorada porque, si no, ese tostón no lo vería ni PERICO DE LOS
PALOTES.
Gracias, BIIN DOCTOR. Sabía que acabaría obteniendo su Visto Bueno (le honra este rasgo de sinceridad) |
Algo que he sacado en claro de esta historia es que, si San Isaac era soberbio, defecto de fábrica aparte, no era tanto por su trabajo o talento, sino porque lo tenían, lo mantienen rabiosamente, ENDIOSADO.
De todos estos verbos puede sacarse que le
tengo inquina a San Isaac. Puede. Porque era ese nombre, omnipresente, en las
baldas de las grandes superficies. Una abrumadora cantidad de producción (y, por
pura estadística, no toda Excelsior!, STAN LEE dixit) que
procuraba eclipsar otras firmas que SÍ ofrecían diversidad y sugerentes
estilos.
Sí: por ese sofocante esfuerzo hegemónico, autoritario, le tomé manía.
Postdata:
He redactado este artículo para vengarme de unos intolerantes freakies asimovianos que pululan por SITIO DE CIENCIA FICCIÓN, tipos incapaces de comprender eso: que San Isaac Asimov era UN escritor más, con virtudes y defectos, no EL escritor. Muy tristes lumies se leen, esos asimovianos. Sin otra vida que vivir que la de estos libros telegráficamente escritos.