viernes, 14 de julio de 2023

SAN ISAAC ASIMOV SUPERSTAR — ERA SÓLO UN ESCRITOR MÁS. NO SAN DIOS

 

Asimovianos y trekkies: el que no
quiere caldo, el tazón hasta el
borde. Os muestro lo que os negáis
a ver con tanto encono

El término San Isaac Asimov no es mío, empero lo adopté por serme simpático. Lo acuñó FRITZ LEIBER en la divertida LOS CEREBROS PLATEADOS, novela sobre la importancia de las historias del género en una sociedad futura quasidistópica; creo tenía muy soterrada mala leche al aplicarle tal apelativo al renombrado autor, pese a que Leiber le cite de modo respetuoso. Está además el detalle de los escritores protagonistas, que visten de extravagante forma peculiar, para como tales identificarse ante el vulgo. Cada vez que alguien nombra al BUEN DOCTOR (más guasa), la imagen que me asalta es el hierático rostro de este señor, con esas patillas decimonónicas, a lo Primer Ministro británico victoriano, y la corbata estilo cowboy, con un halo de pétrea magnificencia destinada a consignar su excelsa personalidad… ¿de ahí Leiber sacó la idea…?

También sospecho que lo de “cerebros plateados” era sutil sarcástica pulla contra él y esa caterva de escritores de ciencia ficción, compadres/cómplices de Asimov, que en el género cortaban tanto bacalao (editorialmente hablando), limitando autores noveles.

Personalidad polémica, la de San Isaac, pues aún FORREST J. ACKERMAN, que creo era amigo suyo, le define como arrogante. Críticos más distantes insisten en su vanidad prepotente. Pienso había algo más: querer controlar/manipular, imponer/restringir el uso de la palabra a terceros que no idolatrasen sus postulados. Ackerman, de nuevo, refiere que las revistas podían rechazar relatos de robots que no incluyesen, u osasen conculcar, las puñeteras Tres Leyes de la Robótica.

He ahí la prueba de que hubo
un Grande de la literatura de la
ciencia ficción que ya empezó a
desenmascarar al prepotente
"mito" hace décadas

No supone baldón reconocer a San Isaac su abundante obra o capacidad laboral; hombre casi infatigable que acabó abandonando el género, para regresar a él cargado con grandes espuertas de mediocridad (dicen). Desgana, incluso (sugieren). Los verbos que vendía eran “Asimovs de segunda mano” (sagas en las que hay un coautor a la sombra de su nombre) que, comentan, sólo destacan por su pobreza.

Esta apreciación abre un camino inesperado: San Isaac fue de las firmas pioneras que consolidaron y lustraron al desdeñado género de la ciencia ficción; contribuyó a asentar las bases de los relatos del género, que escritores como yo procuran fortalecer y renovar mediante planteamientos más/menos polémicos, o con puntos de vista diferentes a los de aquella época, donde la moral era más fuerte y la honra patriótica, cuestión seria. Tiempos de Segunda Guerra Mundial, Guerra Fría, Amenaza Roja, Amenaza Amarilla.

Ese ser pilar del género es innegable… empero… en contraste con Leiber, HEINLEIN, BESTER… por citar a voleo… ¿por qué destaca tanto TANTO San Isaac? No será por la frescura de sus ideas, precisamente. O el nervio de su casi telegráfico estilo. Lo que creo hace impongan sus escritos es su exigencia expresa, que supo mangonear a los editores adecuados en el momento preciso. Un hombre tachado de vanidoso debe impedir le hagan sombra. Pienso incluso que quienes le apreciaban no lo hacían por respeto, sino por miedo a atraer su maldición, la que mantienen a pleno voltaje sus legiones de silver brains fanáticos (nunca lectores), quienes expresan kamikaze adoración dionisíaca por el escritor. Ese engreimiento permite sea aún pujante referencia en las listas de autores del género. Mefítico envanecimiento que conviene quebrar.

Por supuesto que sí: no tiene lectores, sino
una masa de fanáticos desaforados que se
sacarán los ojos antes de leer algo en contra
de su San Dios de la Ciencia Ficción, un
escritor con bastantes carencias literarias
que sus leales le tapan desesperados.
(Asimovimágenes cedidas por el Sr.
SEBASTIÁN GÁLVEZ)

¿Oís, silver brains? San Isaac Asimov NO ERA EL ESCRITOR, sino UN escritor más. Corriente, capaz de algunas grandes inspiraciones, pero nada más. Y sobre el tema de su mediocridad… Por ejemplo, FUNDACIÓN: al igual que al final de su carrera se mostró indolente, en sus comienzos (Fundación, digamos) también podía ser corrientito, porque estaba en rodaje, buscando sus estilos, expresiones, temas, etc.

(Vana)gloriar Fundación y sus plúmbeas secuelas es intolerancia por parte de los silver brains engorilados que reverencian al pedante San Isaac. Personas, me barrunto, que son como su ídolo: vanidosos, inseguros, asustados del mundo exterior, trekkies que se refugian en las obras de San Isaac y sus rocambolescas citas (“La violencia es el último recurso de los incompetentes”; por supuesto: ‘incompetentes’ fueron los soldados aliados que acabaron con el Holocausto, venciendo al nazismo. Porque con HITLER no podías discutir o pactar nada; se ciscaba en todo trato) por encontrarse en un territorio familiar, no hostil. San Isaac evitaba los riesgos estilísticos/temáticos/literarios de Leiber o PHILIP JOSÉ FARMER porque NO SABÍA manejarlos. Su trekkie incapacidad para describir la violencia lo delata. (Me soplaron metía mucha mano en STAR TREK; así se ven cosas que STAR WARS supera con amplitud; no estaba a la sombra de esta prepotente figura). Incluso STANISLAW LEM apuntaba frescura. En el fondo, San Isaac era la imagen de un funcionario gris Grey que iba al baño con prusiana regularidad.

La prueba del algodón irrefutable de la fatuidad de San Isaac está en el cine: ¿cuántas de sus novelas (y admito que BÓVEDAS DE ACERO es muy adaptable) se han trasladado al cine? ¿Y cuántos conceptos de un neurótico drogata como PHILIP K. DICK? Por la regla de la excelencia, San Isaac habría sido muy adaptado, y Dick, ignorado. Empero… nanay. Y sus silver brains obvian este detalle, como que el desarrollo a serial de Fundación está muy mejorada porque, si no, ese tostón no lo vería ni PERICO DE LOS PALOTES.

Gracias, BIIN DOCTOR. Sabía que
acabaría obteniendo su Visto Bueno
(le honra este rasgo de sinceridad)

Algo que he sacado en claro de esta historia es que, si San Isaac era soberbio, defecto de fábrica aparte, no era tanto por su trabajo o talento, sino porque lo tenían, lo mantienen rabiosamente, ENDIOSADO.

De todos estos verbos puede sacarse que le tengo inquina a San Isaac. Puede. Porque era ese nombre, omnipresente, en las baldas de las grandes superficies. Una abrumadora cantidad de producción (y, por pura estadística, no toda Excelsior!, STAN LEE dixit) que procuraba eclipsar otras firmas que SÍ ofrecían diversidad y sugerentes estilos.

Sí: por ese sofocante esfuerzo hegemónico, autoritario, le tomé manía.

Postdata:

He redactado este artículo para vengarme de unos intolerantes freakies asimovianos que pululan por SITIO DE CIENCIA FICCIÓN, tipos incapaces de comprender eso: que San Isaac Asimov era UN escritor más, con virtudes y defectos, no EL escritor. Muy tristes lumies se leen, esos asimovianos. Sin otra vida que vivir que la de estos libros telegráficamente escritos.