Portada de un ingenioso grupo de relatos que versan sobre Los Ángeles, el racismo, la policía y el fracaso en los Años 50 |
Salvo la novela corta sobre DICK CONTINO, que
tampoco sale bien librado, la selección de potentes relatos que componen este
libro relata sobre fracasados. Empiezan en plan triunfador; acarician la fama,
el dinero. De golpe, un maquiavélico giro del Destino derriba sus pretensiones.
Con gran suerte, todavía salen vivos, ¿eh, LEE BLANCHARD?
JAMES ELLROY (¡aclamad al escritor!) de nuevo escribe
maravillas. Pone de rictus erectus su tajante/lacónico/descriptivo estilo
literario para obsesionar al lector al que pasea por Los Ángeles de los años
Cuarenta y Cincuenta, más madera sobre el racismo, el conservadurismo y la
hipocresía a ambos lados del color de la piel. Como saben ustedes, desde que WOKEDisney decidió destrozar STAR WARS y ciertas sagas Marvel, un tsunami de cultura de la cancelación arrasa las ondas de radio, TV, plataformas
y literatura. Prestigiosas Universidades norteamericanas condenan a JANE
AUSTEN, por citar una, por ser una “imperialista-esclavista”. Recomiendan con
viveza a los alumnos (que salen moñas-tarados/agilipollados de tan “prestigiosas”
aulas) eludan esas lecturas. Censuran clásicos de la Literatura Universal. Obras
de POE, VERNE, LOVECRAFT… hasta TIM BURTON. Los que con sus escritos, sin saberlo,
construyeron el edificio de la Cultura Universal Literaria.
No sé qué modelos literarios deben
sustituirlos. Aprecias que esos tipejos no comprenden (no te digo ya un alumno,
tarado de formación), que así conservan segmentos de una época pretérita y que
la valoramos retrospectivamente mediante su lectura. Los pueblos que olvidan su
Historia están condenados a repetirla. Borrando a Poe del listado (por haber
nacido en el Sur Esclavista —de donde procedía MARK TWAIN—), ¿se corre el
riesgo de que, en el mágico 02050, vuelvan a erigirse las plantaciones? ¿Por
qué no? No hay precedente que avise sobre el peligro. Así que, debido a esta tabula rasa cultural, los del futuro pueden
verse reviviendo, más que repitiendo, las Termópilas o Stalingrado, porque
nadie recuerda qué motivos condujeron a esas batallas.
JAMES ELLORY, ¡aclamad al escritor! Se ha retirado de la novela negra; creo que es demasiado heavy para estos tiempos moñas tiquismiquis. Quiere ahorrarse líos |
¿Cómo encaja un cuento como Negrolandia Rica en esta Norteamérica de cuidado qué dices, que ha contagiado al resto del globo de imbecilidad? ¿Permitirían publicar a Ellroy un texto con tamaño título, donde cuenta cómo un puñado de peligrosos criminales de color pretenden realizar un salvaje atraco, y son in extremis reprimidos por una peligrosa policía caucásica que tira a matar y luego pregunta, y dispara más a matar si es negro el sospechoso? Es ese título: ofensivo… por contar una realidad. La verdad siempre enoja.
Ocurre, y ya lo comenté, que las minorías poseen todas las mejores virtudes e
intenciones del planeta. Inadmisible en otras razas haya conatos, u
organizaciones (los PANTERAS NEGRAS), empeñadas en practicar la xenofobia. Deposita
el caucásico todos los desdenes, crueldades y humillaciones imaginables, habilitándolas
sin reposo posible.
Vale, ejemplos cunden que permiten
sospechar que sí, ajá, ¡en efecto!, el caucásico no duda en esclavizar o
pisotear al de otro color si tiene ocasión. Empero eso no debe excluir el
atento examen de expresiones o conductas de las definidas “minorías”. También ignoran a los caucásicos
que buscan, de buena contrastada fe, la abolición de toda xenofobia. Somos
todos humanos. De sangre roja. Cuando un asiático nos llama “ojos redondos” o
“fantasmas”, y no en plan ¡estoy de cachondeo, tío!, o EDDIE MURPHY en sus
filmes caracteriza a los caucásicos de torpes idiotas pervertidos, eso no se condena
como racismo, porque son expresiones surgidas de una minoría superprotegida por
unos biancos cargados de
remordimientos o complejos de los que Ellroy parece burlarse.
A ver de qué va esta; su producción es extensa. Y seguro que interesante |
Espero equivocarme, mucho, pero libros que reflajan esta carga de racismo y humor negro, descripción de una realidad social que quieren apantallar con Propaganda irreal, están condenados. Acabaremos como en FARENHEIT 451: en catacumbas memorizando novelas porque el Gobierno ha calcinado los originales. Salvaguardando para el futuro, a ser posible libre, la memoria de tiempos no tan lineales como los de ese presente.