lunes, 9 de enero de 2023

NOCHES EN HOLLYWOOD — FULL DE PERDEDORES

 

Portada de un ingenioso grupo
de relatos que versan sobre Los
Ángeles, el racismo, la policía
y el fracaso en los Años 50

Salvo la novela corta sobre DICK CONTINO, que tampoco sale bien librado, la selección de potentes relatos que componen este libro relata sobre fracasados. Empiezan en plan triunfador; acarician la fama, el dinero. De golpe, un maquiavélico giro del Destino derriba sus pretensiones. Con gran suerte, todavía salen vivos, ¿eh, LEE BLANCHARD?

JAMES ELLROY (¡aclamad al escritor!) de nuevo escribe maravillas. Pone de rictus erectus su tajante/lacónico/descriptivo estilo literario para obsesionar al lector al que pasea por Los Ángeles de los años Cuarenta y Cincuenta, más madera sobre el racismo, el conservadurismo y la hipocresía a ambos lados del color de la piel. Como saben ustedes, desde que WOKEDisney decidió destrozar STAR WARS y ciertas sagas Marvel, un tsunami de cultura de la cancelación arrasa las ondas de radio, TV, plataformas y literatura. Prestigiosas Universidades norteamericanas condenan a JANE AUSTEN, por citar una, por ser una “imperialista-esclavista”. Recomiendan con viveza a los alumnos (que salen moñas-tarados/agilipollados de tan “prestigiosas” aulas) eludan esas lecturas. Censuran clásicos de la Literatura Universal. Obras de POE, VERNE, LOVECRAFT… hasta TIM BURTON. Los que con sus escritos, sin saberlo, construyeron el edificio de la Cultura Universal Literaria.

No sé qué modelos literarios deben sustituirlos. Aprecias que esos tipejos no comprenden (no te digo ya un alumno, tarado de formación), que así conservan segmentos de una época pretérita y que la valoramos retrospectivamente mediante su lectura. Los pueblos que olvidan su Historia están condenados a repetirla. Borrando a Poe del listado (por haber nacido en el Sur Esclavista —de donde procedía MARK TWAIN—), ¿se corre el riesgo de que, en el mágico 02050, vuelvan a erigirse las plantaciones? ¿Por qué no? No hay precedente que avise sobre el peligro. Así que, debido a esta tabula rasa cultural, los del futuro pueden verse reviviendo, más que repitiendo, las Termópilas o Stalingrado, porque nadie recuerda qué motivos condujeron a esas batallas.

JAMES ELLORY, ¡aclamad
al escritor! Se ha retirado de
la novela negra; creo que es
demasiado heavy para estos
tiempos moñas tiquismiquis.
Quiere ahorrarse líos

¿Cómo encaja un cuento como Negrolandia Rica en esta Norteamérica de cuidado qué dices, que ha contagiado al resto del globo de imbecilidad? ¿Permitirían publicar a Ellroy un texto con tamaño título, donde cuenta cómo un puñado de peligrosos criminales de color pretenden realizar un salvaje atraco, y son in extremis reprimidos por una peligrosa policía caucásica que tira a matar y luego pregunta, y dispara más a matar si es negro el sospechoso? Es ese título: ofensivo… por contar una realidad. La verdad siempre enoja.

Ocurre, y ya lo comenté, que las minorías poseen todas las mejores virtudes e intenciones del planeta. Inadmisible en otras razas haya conatos, u organizaciones (los PANTERAS NEGRAS), empeñadas en practicar la xenofobia. Deposita el caucásico todos los desdenes, crueldades y humillaciones imaginables, habilitándolas sin reposo posible.

Vale, ejemplos cunden que permiten sospechar que sí, ajá, ¡en efecto!, el caucásico no duda en esclavizar o pisotear al de otro color si tiene ocasión. Empero eso no debe excluir el atento examen de expresiones o conductas de las definidas “minorías”. También ignoran a los caucásicos que buscan, de buena contrastada fe, la abolición de toda xenofobia. Somos todos humanos. De sangre roja. Cuando un asiático nos llama “ojos redondos” o “fantasmas”, y no en plan ¡estoy de cachondeo, tío!, o EDDIE MURPHY en sus filmes caracteriza a los caucásicos de torpes idiotas pervertidos, eso no se condena como racismo, porque son expresiones surgidas de una minoría superprotegida por unos biancos cargados de remordimientos o complejos de los que Ellroy parece burlarse.

A ver de qué va esta; su producción
es extensa. Y seguro que interesante

Espero equivocarme, mucho, pero libros que reflajan esta carga de racismo y humor negro, descripción de una realidad social que quieren apantallar con Propaganda irreal, están condenados. Acabaremos como en FARENHEIT 451: en catacumbas memorizando novelas porque el Gobierno ha calcinado los originales. Salvaguardando para el futuro, a ser posible libre, la memoria de tiempos no tan lineales como los de ese presente.