domingo, 22 de septiembre de 2024

“PORNO-FILMS” PRESENTA: ASESINATO — EN 8MM

 

Cubierta anónima. Pese a todo, no
creo fuesen muchos los que 
quisieran ver su nombre vinculado
a esta clase de productos. Era 1978.
El franquismo aún seguía pletórico

WINSTON MCNEIL (o el español FRANCISCO CAUDET, artífice de fábulas bajo varios alias) presenta de entrada un deleznable documento cuyo limitado interés está en plasmar exacerbadas guarrerías. Relatar sucesivos intercambios eróticos y obscenidades verbales tiene recorrido limitado, así que la astucia del autor apela a lo que realmente debe interesarnos, algo basado en hechos reales (hasta donde ahora mismo sé). Cierto: lo que cuenta como gancho es antiquísimo; podemos ubicarlo en las orgías desmedidas de tiempos de TIBERIO que CALÍGULA superó. Se supone que el cristianismo acotó esas prácticas aberrantes aduciendo a que lo espiritual del humano es mucho más trascendental que lo carnal. Adquiriera así un refinado “sentido cósmico” más elevado.

Claro, cuando ves al que predica eso de lo espiritual refocilarse en lo carnal como todo hijo/a de vecino/a, se agrieta el evangelio y cae, porque ¿qué clase de ejemplo da el que lo exige? El compromiso es recíproco/de doble dirección. La hipocresía del que predica, no obstante, sigue situándole por encima de las borderías convencionales gracias a sus sermones y admoniciones deshonestas.

La plebe (excluyendo a beatos a ultranza incapaces de cuestionar, como ciertos votantes) puede obedecer el dogma un rato; cuando el dogmatizador persiste en sus desviaciones, manda al carajo el dogma y satisface sus inclinaciones más/menos pérfidas/abruptas.

Sirva este afiche basado en la novela
clásica del tema de IRA LEVIN para
demostrar que el tema del satanismo
estaba cogiendo fuerza/volumen ya
en Década 60

Este pulp (por su extensión, bolsilibro puro, pero… ¡entonces no hubieran podido incluir las fotografías eróticas —ese peludo erotismo setentero— que justificaran su elevado PVP —ciento veinticinco pesetas— y colmar las ansias de porno de los postfranquistas españoles!) emplea un rico vocabulario para describir las intensas (y extenuantes) sesiones sexuales entre la satánica desbocada DULCE COLEMAN y el atontao total de CLIFF NEWMAN en un Londres difuso del cual dan cuatro equívocas señas de identidad.

[Ese fue el indicio definitivo (aparte de que los créditos no contienen noticia de editorial anglo, o traductor, año de publicación original) de que estaba leyendo material patrio, ansioso por desfogar sus más bajas pasiones sexuales tras cuarenta años de Nacional Catolicismo productor de fetichistas reprimidos. Además, los nombres sonaban más ameriloquios que limeys, pero al insistir McNeil en domicilios londinenses, pues..]

Newman es un seductor pelele guaperas criminal de baja estofa que se enreda con una sangrienta secta satánica donde se lo dejan clarito rápido: o colaboras, o rajamos tu gorja para mayor gloria de Satán. Falto de auténtica voluntad, atemorizado y hechizado por la insaciable Dulce, colabora en un sacrificio humano que filmarán para que un puñado de despreciables viejos ricachones, los inversores de “Porno-Films”, tengan material con qué excitarse en sus ruines intimidades arrugadas. Y continuar produciendo películas.

La novela es importante por ser
primitiva alusión que da sustancia
a este filme de NICOLAS CAGE,
más que al sobrenatural y tenebroso
que contiene ANGEL¨S HEART

He aquí lo trascendental del libro: anticipa el cine snuff. Aunque viniera de viejo, durante Década 70, cine catastrófico aparte, en Italia, Gran Bretaña, San Francisco, sucedió un espectacular rebrote de satanismo y sectas satánicas manipuladas por demagogos sin escrúpulos que seducían con misas negras a arrogantes ricos aburridos que camuflaban el afán de orgía desenfrenada de los integrantes del grupo. Muchos acudían por vicio, por experimentar desinhibidas experiencias sexuales “nuevas” y despertarse en el fondo de una red de extosionadores profesionales. No podían denunciar las claras actividades delictivas… porque, escándalo aparte, podían sufrir represalias. Violencia y muerte.

“McNeil” atina así de lleno; aparte de lo eroticogore del relato, aprovecha un noticiado hecho contemporáneo para ¿crear una atmósfera de advertencia? ¿Hacía un servicio social accidental? ¿Transmitía un mensaje de: cuidado dónde te metes, con qué tonteas? Porque no todo es vicio depravado, como la Dulce de turno lo pinte, y puedes terminar, si no entre rejas, acuchillado en pleno delirio demencial sobre una losa que haga de ara, sacrificado a un macho cabrío para deleite de un puñado de sádicos fuera de todo control.