miércoles, 6 de octubre de 2010

SOLOMON KANE – EL PURITANO LAICO

Afiche ruso de la película con vago rasgo
de pintura. Aquí, somos internacionales
Creo que cuantos hemos visto la película y a quienes he preguntado su parecer (hace poco publiqué una de esas opiniones) caemos en el mismo error: la cinta NO ES una adaptación de los relatos que ROBERT E. HOWARD escribió sobre el austero y carismático puritano trotamundos, cuya fe inquebrantable frisaba, más que el fanatismo, una locura desesperada para soportar el día-a-día, sino que se toma su premisa, o concepto, o licencia, lo que sea, y se explayan con él esperando sangrarnos una jugosa recaudación.
Así, hemos pasado de tener un personaje ya forjado íntegramente con ciertos rasgos (los que lo hacían interesante: ¿cómo alguien con su sólida y ultraconservadora formación religiosa –cosa que repugna a nuestra “laica” sociedad, feroz persiguiendo a Cristo, mas amable-amante con el Islam- se puede desenvolver en un mundo pecaminoso, que goza hozando en su iniquidad: se rompe o preserva su integridad?), tipo muy distinto a los “pluriempleados” CONAN o KULL (auténticos “material boys”), a ver a un pirata despiadado y cínico que se ríe del Diablo hasta que éste le muestra que vive de prestado y que el alma que se agita desesperadamente dentro de su faltriquera es la de Solomon, provocándole un brutal (y converso) revulsivo.
Pintura de GARY GIANNI sobre Solomon
Kane, que las ve venir desde el alto cielo
y entre todos los vientos
El comienzo de la película nos sitúa históricamente; nuestras costas aún conservan cicatrices de aquél entonces. También nos introduce en la personalidad del sujeto, descubriéndonos que sabe pelear, qué pocas entrañas tiene al despachar vidas, y qué le hace ir corriendo a sepultarse en un monasterio. Bueno, no estoy muy puesto en otras religiones del mundo. No sé si los no católicos tienen abadías como las nuestras, donde de verdad sientes/respira Dios, y te abruma Su presentida presencia. ¿Ese monasterio era católico, o protestante? Porque no creo que el miedo a Dios que allí aprendiera fuese tan intenso como el que obtendría de refugiarse en el de EL NOMBRE DE LA ROSA, por ejemplo.
Y este Kane sustituye los rosarios de flagelaciones con los que goza (so pretexto de purificarse) la jerarquía eclesiástica católica por esa panoplia de extravagantes tatuajes. El otro Kane los hubiera repudiado vivamente.
La trama de esta película me recuerda la de la novela de MICHAEL MOORCOCK de EL PERRO DE LA GUERRA Y EL DOLOR DEL MUNDO, donde su protagonista tiene un (apacible) encuentro con el Diablo y éste le hace una oferta que no puede rechazar. El Kane de la película es un surfista que ha volado sobre la cresta de las olas, burlándose de la oscuridad que atisba en el abismo de éstas, hasta que un zarpazo de espuma helada le encoge el corazón. Y ahí empieza su expiación. Obligado a perder su asilo monacal, se introduce en el sombrío bosque (sigul de lo tupido de su espíritu y las complicaciones que le saldrán al paso), teniendo ya problemas con los brutales sicarios que están barrenando su heredad a hachazos y conjuros. Paliza aparte (flagelación inevitable), la ‘filosofía’ de Kane es la del SHANE de RAÍCES PROFUNDAS.
Portada de la obra citada; en
serio: VON BEK y éste Kane,
casi primos hermanos
Y mientras que el Kane de los relatos hubiera actuado de motu proprio interpretando la voluntad del Criador, éste necesita un bautismo de sangre inocente para ponerse las pilas. Lo de siempre con Hollywood: es incapaz de comprender que uno hace lo que debe porque es así. Ellos deben incrustar una desgracia tremebunda en la vida del héroe para movilizarle, justificando de este modo (casi) todos sus excesos.
La estrafalaria crucifixión es una aberración destinada a probar al héroe y que salga, cuan ave fénix, purificado de ella por el dolor que obtenga. Masoquismos aparte, parece obligado establecer un paralelo entre Kane y Conan: ambos ¿no son de Bob Howard? ¡Pues se les crucifica!
La satánica troupe que corrompe ese sano pedazo de Inglaterra (por siempre en otoño) está bastante pillada, porque no hablamos de un país remoto, dificultoso, con las entrañas carcomidas por supersticiones sanguinarias, como el África donde Kane se desenvuelve en el grueso de sus relatos. Es una nación moderna y donde tamaño tumulto habría provocado la rápida réplica militar, y la acción de unos cuantos prebostes fustigadores de la Inquisición anglicana (que la hubo, pero como aquí somos gilipollas, nos hacen comer el marrón de que la española fue la única-y-peor, cuando en realidad la alemana –protestante- fue la terrorífica de verdad; el Santo Oficio estuvo muy extendido).
El tema de los zombis en la sacristía podría leerse como que los creyentes, per se, carecen de inteligencia y “están muertos” para los ‘placeres’ del intelecto. Es como un mensaje de que la religión produce tarados. Por ese motivo, la fe de éste Solomon Kane necesita un origen, él mismo es renuente a llamar a Dios. No brea a sentencias bíblicas; ora con renuencia, no sea que se cargue la recaudación tomándole por un capillita. (Esa es la razón por la cual este Kane no es puritano desde la cuna; además, es políticamente incorrecto que un cristiano occidental demuestre su fe.)
¿O no es CONNOR MCCLEOD recibiendo poder tras
decapitar a EL KURGAN? ¡Hasta levita!
El (previsible) desenlace revitaliza la historia de CAÍN y ABEL, permitiendo a MAX VON SIDOW (¿cuántos años tiene ese hombre? ¿Envejece alguna vez?) arrepentirse de haber mimado al hijo equivocado, y es otro ejemplo del daño que, sin proponérselo, PETER JACKSON ha hecho al fantástico: todos esos espantosos seres deformes son como los de su trilogía, y, a partir de ésta, por pelotas tiene que aparecer un monstruo pedregoso-ígneo que se los ponga por corbata al héroe. No sé qué mierda iba a hacer Kane contra ese ser: ninguna de sus armas podía tumbarlo. Pero está curioso el malo, con el pellejo en parte tatuado con versos satánicos.
Tras el homenaje a LOS INMORTALES llegamos al fin, copiado del de VAN HELSING; si me apuran, aun el propio vestuario de JAMES PUREFOY es el de HUGH JACKMAN en esa película.
Ilustración de Gianni de un detalle que han cuidado de
evitar en la película escrupulosamente: el racismo
¿Entretiene? Pues sí. ¿Es fiel adaptación? Qué va. No sólo han minimizado la ética religiosa del protagonista: lo han limpiado del racismo latente del original. ¿La recapitulación? Pues que para triunfar en una película de ese estilo o sacas todo lo que quedó descartado en la mesa de montaje de la trilogía obra de TOLKIEN, sea o no adecuado, o fracasas.
Vuestro Scriptor.