viernes, 23 de septiembre de 2011

BUBBA HO-TEP – NO HABRÁ TREGUA PARA LOS REYES

Afiche patrio de una superpelícula de
culto. ¡Aclamad a BRUCE CAMPBELL!
Gestualmente hablando, en esta película de DON COSCARELLI encontramos a BRUCE CAMPBELL (¡aclamad al ACTOR!) muy lejos del ASH martirizado por las fuerzas del Mal invocadas por inconsciente accidente en la saga de EVIL DEAD, de SAM RAIMI (¡aclamad al director!). Campbell, el ACTOR, encarna a un envejecido y abúlico ELVIS PRESLEY que agoniza (más que decae) en un asilo de ancianos, consumiendo las horas de su vida en la espera de comidas y visitas al trono de porcelana. La resignación y la apatía, un ambiente atenuado de actividad, se están cargando a Elvis más deprisa que su “bulto en el nabo” o cualquier otro achaque que presente.
Bubba Ho-Tep se inspira en un relato de JOE R. LANDSDALE, que según leí tiene un tónico ‘acento literario’ que le ha hecho afecto del público y enemigo de la inteligentsia de marras, la que pone a parir el tebeo pero compra viñetas/cuadros de LICHTENSTEIN, desprecia la historieta pero exige ¡aclamad a la novela gráfica! en sus aquelarres de culturetas progres y otros entes vanos del couché. Supongo que conocéis al ganado. Más que ellos, sesos huecos en el fondo, sus sicarios estilísticos os están ordenando qué leer para ser “de la onda”.
HEIDI MARNOUTH como CALLIE, la
última oportunidad del ELVIS anciano
de sentirse viril (no pasa nada, al final)
Coscarelli, que nos diera algún susto con su saga PHANTAMS, presentándonos al HOMBRE ALTO y sus secuaces de otro mundo, maneja con brioso sarcasmo los encuadres para ponernos en el centro de la pantalla una genial interpretación de Campbell (justamente premiada y reconocida con amplitud) transformado en un Elvis que no cuenta ya ni con los más disipados relentes de su gloria particular. Bubba Ho-Tep, comedia fantástica con presuntos tintes de terror, también analiza esto, la gloria, su pérdida, cómo sobrellevarlo, y qué hacer con los ancianos cuando se convierten en una masa de achaques, pequeñas (o grandes) demencias y olvidos que logran trabar los rápidos engranajes de nuestra presente vertiginosa sociedad.
Coscarelli, con una producción económica que frisa la Serie Z (acaso ahí está otro gran valor de esta cinta: su falta de un presupuesto brutal la hace empero mayúscula por el afecto que acaba generando), hace reflexionar sobre estos elementos con inteligente y divertida elegancia.
Fotograma a lo RESERVOIR DOGS donde Elvis decide
vivir como SEBASTIAN HAFF, harto de ser... Elvis
Rehúye de un gran aparato de entrañas y hectolitros de sangre para centrarse más en muñecos de goma lindantes con la stop-motion. A modo, reproduce los frenéticos movimientos de cámara de Raimi para “acosar” a Campbell cuando le ataca el enorme escarabajo salido de entre las costillas de Ho-Tep. Corto de fondos, Coscarelli quiere ganarnos con la encomiable interpretación de Campbell, las agudas observaciones de voz en off de Elvis, el expediente X que protagoniza OZZIE DAVIS al encarnar a un JFK con arena en el cerebro y piel sombreada, la ironía que impregna el relato filmado, las reflexiones sobre la vida y la muerte que hacen los camilleros cargando los cadáveres.
Buba Ho-Tep, andrajoso faraón, tras algún banquete de
almas de viejo. Y agradecido todavía de poder dárselos
Bubba Ho-Tep, genuino cine Serie B, al que tanto de verdad le debemos, es un enfrentamiento, finalmente, entre monarquías. Por un lado está el satánico zombi egipcio reanimado al romperse su sarcófago sellado con una maldición que precisa almas (que aspira por el ano -!-) para seguir tirando. Nada de ir acumulando poder para transformarse en un despótico caudillo de “otros tiempos”, decidido a restaurar una gloria pretérita grandiosa. Es un conquistador de vía estrechísima que, como mucho, atraviesa puertas sin tener que abrirlas.
LARRY PENNELL como LONE RANGER; consigue poner
en fuga a Bubba Ho-Tep. Ese asilo, refugio de leyendas es
En el otro rincón, otro rey: Elvis, dentro del pellejo de SEBASTIAN HAFF, un imitador suyo con el que Elvis intercambió identidades. En algún momento en la cumbre de su carrera, Presley se percató del falso y artificioso mundo insípido en que vivía y, sintiéndose muy lejos de la puridad de sus raíces, decide recuperarlas convirtiéndose en una recreación de sí mismo.
Como Sebastian las cosas le rulan; de nuevo paladea las excelencias de la existencia (nenas, tíos, ¡nenas!) y se siente auténtico, como nunca lo estuvo, o hacía mucho no era.
ELLA JOYCE como LA ENFERMERA, que puede darse el
lujo de ser cítrica y displicente con EL REY
Sebastian muere, dentro de su pactado rol como Elvis, a cuenta de los excesos, y Elvis se casca la cadera en una briosa interpretación que termina sumiéndolo en un coma del que despierta siendo el apático anciano con “un bulto en el nabo” al que nadie parece preocupar. El sitio donde languidece tiene trazas de lazareto de identidades agotadas, pero que surte de alimento a Ho-Tep.
Con ellos se desvanece otra “leyenda viva”, un anciano demente que cree ser LONE RANGER (¡vaya trío de POSTÉPICOS: Elvis, JFK, el LLANERO SOLITARIO!) y que, de algún modo, y con sus revólveres de juguete, logra espantar a Ho-Tep. La gesta empero lo mata y esto obliga a Elvis, no completamente convencido de todo cuando sucede, a revolverse contra la momia, que se nutre de quienes desean morir pero rehúye a los que quieren vivir, descubre.
¡Atención, peatón! Elvis impone las reglas. La labor de
Campbell fue justamente galardonada y apreciada
Tener una ocupación, sentirse útil, restablece su vigor y le provee de fuerzas para afrontar al otro Ho-Tep que está sorbiéndole la vida: la vejez. El mordisco es importante, su juventud física es imposible de restaurar, pero sí energiza su espíritu. Y planta cara a la momia con la ayuda de KENNEDY.
Juntos, con una suerte de magia, valor personal, fortuna y una ayudita que, oblicuamente, reciben de las alturas, pueden derrotar a un oponente bastante artrítico, no obstante. En ese sentido, ninguno de los bandos puede afirmar que derroche vigor y actividad. Su edad hace su lucha lenta, pausada, con respiros ocasionales para recuperar el aliento.
La "última cabalgada" hacia la gloria y la posteridad. Un
presidencial JFK (OZZIE DAVIES) guía su silla de ruedas
motorizada hacia el enfrentamiento con Bubba Ho-Tep
Elvis también es víctima,como JFK, de Ho-Tep y el ajetreo, pero al menos perece con la sonriente convicción de que su vida fue útil. No se limitó a satisfacer ciertos instintos primarios. Hizo más que vivir: dejó huella. Y no tanto por la fama, el dinero o la gloria, sino por una íntima sensación de que ser humano es más que “comer, cagar y follar”.
Todo esto contiene, y más, el filme. Depender de las actuaciones supliendo los fondos que paguen aparatosos FX la hace refrescante, opuesta a un espectáculo grandioso pero huero generado por computadora, como viene siendo norma últimamente.
Vuestro Scriptor.