TOLKIEN, lo dice abajo. Planeando Dios sabe qué |
Repito: reproduje información
suministrada por una fuente que ha ido demostrando su inexactitud en otros
datos. Espero que ahora quede claro, precisándolo otra vez.
LESTER DENT. Un escritor currante |
Prefiero a MICHAEL MOORCOCK. Es más
doméstico, más brillante, espectacular. En un par de páginas delinea una
ficción vibrante que a Tolkien le costaba doscientas. Y, para más inri, ni se acercaba a lo que Moorcock
describía con mucho más garbo.
MAXWELL GRANT. Otro gran currante |
«Y
yo mismo tenía que pasarla a máquina, una y otra vez, pues el costo de una
dactilógrafa profesional estaba fuera de mi alcance.»
Ya está, ´nuff said. Un señorito del pan pringao literario, es lo que tengo
aquí, pensé. Como si escribir él mismo su historia a máquina fuese un castigo
bíblico, condena que sólo Tolkien ha recibido. Todos los demás que podamos
citar, y que ya usasen máquina de escribir, tenían ramilletes de mecanógrafas ocultas
en el ropero (como C.S. Lewis; ¡qué portal a NARNIA, ni qué! era su armario),
se sentaban en su mejor butaca para caderas cómodas, y a dictar. ¿Se puede ser
más arrogante?
¡Pobre Tolkien, galeote de las teclas!
¡Sentenciado a aporrearlas para dejarnos groguis con las aventuras de los
convidados del anillo! (Y pensar que LESTER DENT, o MAXWELL GRANT, escribían
doce-quince mil palabras diarias, a máquina también…)
PETER JACKSON quitó tonterías a esto |
Mas Tolkien no es sino el nombre de un
síntoma que aqueja a la Literatura, cuando más Alta, más inaguantable.
Pertenece a una “escuela” de autores que creen que dilatar en el tiempo un
relato, y soltar el dato en una conferencia, blog, entrevista, es otorgarle una
dignidad-superioridad o relevancia a su obra que luego, en sustancia, no posee.
Tolkien es un pretexto para mucho ‘escritor’ que rula por ahí: si precisó cinco
años para escribir El señor de los
anillos, yo ídem. ¿Qué prisa hay? ¿Y lo que vende decir “Llevo un lustro liado con el tema”, cómo
se entenderán sus sutilezas, complicaciones, dramatismos, entresijos, cómo debí
comerme el tarro para que fuesen punzantes, enrevesadas, lacrimógenos, apabullantes?
¡Inmediatamente me pondrán en un pedestal! Y menudos humos de marquesitos cogen,
con la historia de la tardanza quinquenal.
TERHLI, experta en quitar chuminadas |
Hasta, ya pensando mal del todo, sospechas
que quien ‘escribe’ así lo hace por capricho: he tenido un punto, escribir
algo, y así lo hago. (Otros pintan maquetas o coleccionan sellos.) Sin
vocación. Sin interés. Engañando a quienes están en este tajo y creen codearse
con alguien que entiende estas singularidades. Un igual con el que hablar, que después
no resulta ser tal.
Fìjate cómo sabe divertirse esta chica |
Si no piensas hacerlo así, déjate de
sofismas para justificar tu postura y abandona.
Vuestro Scriptor.