Portada. Por cierto: pésima traducción |
Aun Heinlehin se esfuerza porque Pet
responda preguntas con voz razonablemente humana. (No es de extrañar, por otra
parte. Los gatos parecen, a veces, contestar con palabras. —Es muy
desconcertante, en serio—.)
R. A. HEINLEHIN en aptitud de Yo curro, ¿y tú? |
También destaco de la novela el tono ligero,
satírico, que desprende. Pareciera borrador del estilo que FRITZ LEIBER consignó
en UN FANTASMA RECORRE TEXAS.
Heinlehin, pese a la solemnidad fascista que los detractores asignan a Tropas del espacio, también ironiza con esa
situación militarista, presentando a un arquetipo del Militar Ideal (creyente
crédulo de la Propaganda oficial) cuyo discurso es imposible de tomar en serio
por su ardiente exceso.
Y, en esta tónica, recordar que a
Heinlehin se le imposta doctrina belicista (algo él también aportó a esta
reputación, sí, ajá), pero Davis es totalmente opuesto a JOHNNY RICO. Davis es
un tenaz individualista (idea muy presente en Puerta al verano) con tintes de anarquista. No de: “¡Derribemos el
Estado! ¡Quememos reyes y curas! ¡Quitad al que manda y ponedme a mí!”, sueño
de todo dirigente ácrata (qué contrasentido, ¿eh?: anarquista-líder), pero sí
de: ¿Éste, presidente? Votarle, ¿por qué? Pensémoslo un momento, ¿vale? Y
veremos si lo merece, ¿de acuerdo?
Cubierta foránea con elementos clave de la narración |
También Puerta al verano (alegoría que refleja nuestro afán de encontrar
una ventana de escape a una Jauja ideal, más que de inagotables riquezas, de
armonía universal y paz de espíritu, sea una región, remota pero apacible, del
mundo, o el alma) nos muestra qué encomiable concepción del futuro los autores
de “la quinta Heinlehin” tenían.
Habían cifrado considerable número de avances (mecánicos, apenas sociales y/o
morales, acaso compensando, con un paraíso material, nuestra incapacidad de
evolucionar en planos importantes de la personalidad) que hacían del Mundo del
Mañana-Mañana un primor de facilidades inexcusable de vivir.
Vivimos en el Mundo del Mañana-Mañana y
las eternas aflicciones, como el hambre, la miseria, la maldad, nuestros aspectos
más negativos, siguen irresolutas, combatidas con unos pocos (aunque
rutilantes) cachivaches: DVD, mp3, computadoras, internet, robots de cocina.
¿Esto es evolución?
Y como tratamos de viajes en el tiempo, un fotograma de la más reciente adaptación de la obra de H.G. WELLS... |
Esos autores tenían una fe en el futuro
(pese a las distopías que ya existieran) ardua de mantener por los de ahora.
Cabalgamos la onda del futuro por ellos medio vaticinada y, fíjate, aterra lo
que para mañana auguran. Retos, como el daño ecológico planetario, continúan
ahí, ensanchándose. Y, lejos de solucionarlos, se usan como arma política de
destrucción masiva, aprovechada por sujetos sin moral o conciencia, aun entre
quienes afirman preocuparse de la Madre Tierra-Naturaleza.
Puerta
al verano también esboza
un tibio recelo por el Capitalismo. Obviamente, la “economía” comunista (llena
de trampas y desigualdades, no nos engañemos, tan lacerantes como las del
Capitalismo Salvaje) no le molaba a Heinlehin, pero Davis hace un conciso
análisis de los defectos del Capitalismo (noria absurda que debe girar sin
cesar, o todo se descompondría, y alimentada por propuestas hasta aberrantes)
durante su empleo en el desguace de automóviles, muchos nuevos de trinca, espectaculares,
pero sin siquiera motor. Esa Sociedad se fundamentaba en la venta de coches, y
si no se adquirían, ¡adiós, Consumo Capitalista Occidental!
Davis/Heinlehin veían aspectos
beneficiosos al Capitalismo, pero éste no podía seguir financiándose de forma
tan insana, razonaban.
Por fortuna, DAN DAVIS no vivía 'aquí' |
La simiente de Puerta al verano (la que todos buscamos) es el viaje espaciotemporal. Davis “se desplaza” tres veces por el Tiempo. La primera, engañado por su socio, MILES GENTRY, y la amante de ambos, BELLE DARKIN. La Sociedad de la novela, donde unos robots domésticos creados por Davis triunfan, ha desarrollado con éxito la criogenicalía, y la gente pudiente puede “dormir” hasta que su enfermedad, en su presente incurable, tenga remedio, o sólo deseen ver/vivir el Mundo Futuro.
Davis toma esta segunda opción,
desencantado por el robo que Miles y Belle le hacen, aunque ellos, esperando
escapar a su venganza, lo congelan hasta 2000, treinta años después de la
felonía.
Davis luego traba amistad con un físico
que afirma poseer una Máquina del Tiempo funcional. Dan lo ratifica
retrocediendo tres décadas y, a modo, “creando” un “futuro” que él vivió en
2000, y estableciendo un singular bucle y paradoja.
BASTET, que, a modo, cuida de Davis |
Aquí Heinlehin tropieza con las paradojas
espaciotemporales (¡verdadero comecocos!) que Ricky expone con crudeza. El
autor encuentra una “plausible” (pero poco convincente) explicación para la
peliaguda cuestión planteada por ella, porque, en efecto, hay dos Dan Davis, no
uno, como él afirma. Se leen apresurados los párrafos en que Davis “se
justifica”, muestra de que ni Heinlehin se creía su argumentación.
Puerta
al verano puede no ser
una de las Obras Capitales de la Ciencia Ficción, las tan ¡aclamadas!, pero
es ingeniosa, amena, y escrita de forma agradable. Pese a su aparente liviandad,
cala. Semeja una nutritiva comida casera, sin hueros artificios culinarios,
pero sustenta. Cátala. Es una Heinlehin, Gran Maestre de la Ciencia Ficción.
Vuestro Scriptor.
También en: http://spnkgirl.blogspot.com.es/
Documentación adjunta: