sábado, 21 de junio de 2014

QUEMANDO CROMO — ¿SUEÑAN LAS DISTOPÍAS CON OVEJAS ELÉCTRICAS?

Cubierta de la edición bolsillo
El plato ‘fuerte’ de este recopilatorio de cuentos cyberpunk de WILLIAM GIBSON es, a priori, JOHNNY MNEMONIC; especialmente (o acaso) por haber gozado de una adaptación cinematográfica que, al menos, entretiene.

El resto de relatos: EL CONTINUO DE GERNSBACK, FRAGMENTOS DE UNA ROSA HOLOGRÁFICA, LA ESPECIE (coescrito con JOHN SHIRLEY), REGIONES APARTADAS, ESTRELLA ROJA, ÓRBITA DE INVIERNO (junto a BRUCE STERLING), HOTEL NEW ROSE, EL MERCADO DE INVIERNO, COMBATE AÉREO (con MICHAEL SWANWICK) y QUEMANDO CROMO, tienen dificultosa capacidad para quedarse en la memoria; todos van de lo mismo: miseria HI/TECH, guettos y tribus urbanas convulsas. Dejan pequeños fragmentos en el recuerdo, con cierto poder para situar su argumento.

WILLIAM GIBSON, el autor reseñado
(se parece a CLARENCE BODDICKER)
Son, empero, tramas “pioneras” del subgénero, o eso defiende el llamativo (y algo jactancioso) prólogo de Sterling, donde resume que Gibson plantaba la bandera en el vasto (y sugiere: caduco) entorno de la ciencia ficción con gran ardor y arrojo, listo para la batalla, llena de feas artimañas enemigas, de proteger al cyberpunk de concepciones más clásicas (y aun clasistas) de la ciencia ficción y sus ramales.

Y más que hacer pormenorización/resumen de cada cuento y destacarle algún valor al contenido (mejor lo dejo al lector; podría verle más ingeniosas facetas que las descritas por mí), prefiero efectuar una digresión sobre el cyberpunk y su influencia, partiendo, eso sí, del material provisto por Gibson.

Material que puede resumirse en un concepto sombrío y distópico del futuro, el fracaso estrepitoso del Estado del Bienestar, hundido tanto por una salvaje rapacidad mercantil (constante en estas narraciones: el traslado del mayoritario poder-de-las-urnas al de las minoritarias acciones bursátiles, la liquidación del poder político por el económico), como por desafección del populux, incapaz de pelear con justeza por los derechos civiles y sindicales tan arduamente conseguidos. El neofeudalismo HI/TECH. El fin de la democracia.

Sugestiva portada de una edición
foránea
Vamos viéndolo, día-a-día, ahora. A cambio del empobrecimiento de nuestras vidas y su calidad, tenemos un google de velocidad de descarga en nuestras conexiones a internet, HD en las jpg porno y sobreabundancia de cracks para piratear películas.

Ahí nos han clavado, al ciberespacio-sin-fronteras, mientras la demolición de un futuro que nos prometieron dorado se planifica, inicia y continúa inexorablemente. Oh, hay aspavientos defensivos, ajá, sí, pero tan cargados de veneno demagógico y cínica duda de qué persiguen estos adalides del inconformismo multipartidista y prorrepublicano (quieren lo que los bipartidistas: ¡privilegios a mansalva y coche oficial!), que parecen peores que la ‘alternativa’ contra la que “luchan”.

El cyberpunk (concedamos, en interés del comentario, su paternidad a Gibson), es la plena manifestación del carácter de CASANDRA de la ciencia ficción. (Por otra parte, aspectos del contenido de estas narraciones han quedado superados por la misma HI/TECH puntera sobre la que escriben, o terremotos sociales como el 11/09/01).

Bizarro afiche de JOHNNY MNEMONIC, cuento que abre
el recopilatorio. Bueno, como peli, entretiene
Ha predicho que nos espera un mundo del Mañana-Mañana sin espiras de tacón de aguja del planeta Mongo, viajes interplanetarios a los Planetas Prohibidos, anulando todo un futuro rutilante de hedonismo ocioso, con las alimañas de la guerra, el hambre, la enfermedad, las contracturas sociales y raciales, curados y vencidos.

Es un futuro cegador por mor de LED y neones de permanente brillo, y conquistas médicas casi totales, pero franjadas a un delta muy exclusivo de la población. Vivirán en apabullantes arcologías que permitirán diseñar nuevas generaciones de edificios que ni podemos imaginar. Los nuevos palacios y castillos de los privilegiados estarán ubicados en la órbita, más que en mundos familiares del Sistema Solar, y la Vieja Madre Tierra sustentará a una Humanidad al constante filo de la cochambre, el hacinamiento, las carencias, que soñará con los inalcanzables Camelots del espacio.

Para algunos, esta novela de PHILIP
K. DICK es la auténtica pionera del
subgénero
cyberpunk
Y habrá marginales luchas, de individuos o colectivos, interesados en cambiar esto, que puedan contener mayor grado de lealtad, o compromiso, con la causa, que sus demagogos, que sólo predican la palabra. Pero el nuevo Sistema absorberá el golpe, consintiendo a esos luchadores el instante, ilusorio, de creer que otro mundo es posible.

El Sistema contará (ya los posee) con recursos para reconducir a los triunfantes rebeldes a una situación donde los privilegiados no pierdan sus estatus de nueva nobleza tecnosacralizada. Y les podrá una dura prueba: privilegios o democracia. Veremos cuán fuerte es la naturaleza de tus convicciones.

El feroz dibujo de Gibson del futuro (atragantado de marcas e imágenes coloristas en pantallas de plasma y hologramas) no contiene ni clase política ni religión, sustituida por “evangelios”/manuales de computadoras. Imperan descomunales Corporaciones a través de una intrincada y tupida red de filiales. El Ejército y la policía persisten por su poder represivo, que impunemente bordea (o lo dispensa) el fascismo.

Un ejemplo del cyberpunk en el cómic: esta
ultraviolenta propuesta de FRANK MILLER y
GEOFF DARROW
El ciudadano es un anónimo descreído superviviente, hundido en la arracimada masa que puebla las aceras, su domicilio también. Y no reza, tampoco vota; mira al nuevo señor feudal (el Ejecutivo de la Corporación) aguardando de él la merced de una dádiva defectuosa, y barata.

Así, el cyberpunk entró fuerte en la ciencia ficción, aprovechando el impulso trasgresor/contracorriente propio del género y que a todos nos golpea alguna vez. Su predio (Corporativo) sobre el resto de subgéneros se hizo absoluto, dominaba; si lo que escribías no tenía gente con los sesos llenos de cables o chips, no vendías.

Tanto fue el cántaro a la fuente que hastió. El lector (ergo, la editorial) renegó del subgénero, quizás no tanto por la saturación de Corporaciones pirateadas, como por miedo a que estuviesen leyéndole su futuro, más tenebroso e imposible de impedir y asimilar que el “habitual”.

Otra más, que nos llega de Japón, a
la altura de
HARD BOILED 
Deseó, asustado, volver a concepciones más amables (también, ingenuas) del género, como si eso conjurase el peligro. Por otra parte, el cyberpunk requiere de cierto grado de conocimiento tecnológico en computadoras. De ahí que su incursión en el cine sea tan limitada. Las prospecciones imaginarias de los futuros posibles, más que alternativos, contiene grandes elementos cyberpunk, sí. Pero GEORGE LUCAS no necesitó detallarnos las especificaciones técnicas de la IA del HALCÓN MILENARIO para hacerlo volar. Gibson, sí. Si no, no concibe el relato. Es suerte de tara creativa.

Recopilatorio con inquietantes visajes del porvenir, en resumen. Confiemos aún podamos modificarlo, y ofrecer utopía, no distopía.

Vuestro Scriptor.

Adjunto: