Todos recordamos el escándalo que rodeó ese año al PREMIO MINOTAURO, ¿eh? |
No tienen muy buena reputación en nuestro
país. Ignoro cómo será afuera; quizás de la misma forma, aunque más disimulada
cara al exterior. Igual escarbando un poco, encontramos los mismos miasmas de
corrupción que aquí. Y sólo un sentido equívoco del pudor patrio los presentan
menos hediondos.
Lo más flipante de los premios literarios
españoles es que todo el mundo sabe qué saco de corrupción es; podemos desmontarlos
en “certámenes”, “premios” o “concursos”, darles el nombre que deseemos, pero,
en lo que cuenta, es que el ganador ya está elegido con antelación y en
atención a no sé qué oscuros e interesados fines. Del PREMIO PLANETA todos abominan; es una máquina engrasada con títulos
escogidos entre una masa de nulidades lamebotas (por no ser más grosero) que
han sabido reptar ante los mandamases literarios hábilmente para aborregar aún
más a la aborregada plebe lectora del cuero hispánico, afecta a la pose esnob
“cultural” de estar leyendo el último Planeta.
(O eso dicen.)
Alguna vez (es estadístico) escogerán una
novela digna de ser ganadora y del apetitoso botín del premio. Pero suele ser
una rara avis en un corral de
gallinas.
Recupero otra de mis novelas por ser eslabón de otra, publicada por EDICIONES B: FACTORÍA CINCO |
En España nunca participas en un concurso
literario (esto es extensible a otras áreas, como la ilustración y/o el cómic
—de esto tengo experiencia—) para ganarlo. Aspiras a la segunda posición; a lo
más, a finalista. Cuando el gran GRAN escándalo del PREMIO MINOTAURO del cual quedé entre los finalistas, por las planicies, en numerosos chats y
blogs se comentaba que lo guay era eso: ser
finalista, porque se trataban (¡cópiatelo!) de las mejores novelas. ¡Siendo
el caso: ¿por qué finalistas, pues?!
Vaya país estamos construyendo: uno de
finalistas, segundones, perdedores.
Aún concurso. En Minotauro y UPC, sobre
todo. Un ramalazo masoquista, sabiendo cómo está el percal. Algo pasa en ambos
concursos literarios e ignoro hasta qué punto la crisis económica está perjudicándolos.
El Premio Minotauro debió ya fallarse
por estas fechas. Pero hasta Octubre, no se conocerán al ganador y finalistas. Seguramente,
habrá nuevas sombras de enchufismo, porque un Minotauro sin escándalo de ganador-ya-escogido, con bodrio de
novela, no es un Premio Minotauro…
decente.
Para darte las buenas noticias, la Editorial envía un PDF de este modo |
Si algo tiene, o tenía, Minotauro, era respeto por las fechas.
¿A qué viene esta demora, que aplaza el fallo un año largo tras haber realizado
la convocatoria? ¿Falta de dinero, o la calidad, finalmente, del “ganador”
necesita de una manta agotadora y agobiante de nulidades publicadas para hacer
resaltar sus mediocres párrafos como agua de Mayo?
O… ¿esta demora de Minotauro puede
indicar que el concurso va a pasar a ser bienal, como el de UPC, y que su
sustanciosa dotación económica desaparecerá? ¿Se apañará al ganador con una
publicación y porcentaje de ventas?
¡Menudo apoyo el género recibe en el
país! Y los más interesados en que esto no sea así: dispersos, cainitas y callados
como tumbas, sin ganas de luchar por su supervivencia, que es la de la CF.
Que, para ilustración del respetable, enderezo la captura de pantalla |
UPC, por la crisis, se hizo bienal. Este 2014,
habemus Premio UPC de CF. Pero: sin dinero. La pasta era, es siempre, el
motor que mueve tu interés a concursar, sobre el prestigio que pueda poseer el
concurso. UPC hace años que perdió su
prestigio. Cosas del sectarismo lingüístico y territorial. Las bases de este
año sólo premian con publicación al vencedor, que cobrará de lo que venda la
novela.
Apañados vamos, porque si a una editorial
como EDICIONES B le costaba colocar
el siempre interesante tocho de novelas cortas premiadas, una oscura
publicación como la de la Universidad Politécnica no logrará hacerse hueco
alguno en el mercado… ante todo, porque el ganador será del terruño (siempre lo
es), y tirarán a la lengua, causando desafección entre los lectores del resto
del territorio español. La cosa política actual no ayuda, tampoco. (Puesto que UPC no paga, este año no concurso.)
¿Qué ha pasado con estos premios; tanto
les ha mermado la crisis? ¿O hay causas más profundas que escapan al análisis?
La verdad es que, sondear esas marismas, es muy desagradable. Lo sé pues conozco
estas inmundas entretelas editoriales con respecto a los concursos, así como recuerdo
un par de conversaciones con personas muy metidas en la pomada, que resultan de
lo más esclarecedoras… y desalentadoras.
Y más buenas noticias procedentes del otro gran premio prestigioso del género: no hay dinero, sólo promesas de verlo |
Estaba por escribir eso de “esto no puede seguir así, ¡cambiémoslo!, es
por el buen futuro del género y su calidad”, pero paso de lides
quijotescas. Nada de lo que yo, o cualquier otro, con sentido y razonamiento
razonado, escribamos, modificará nada.
Pero pensemos en qué está ocurriendo con
nuestros premios literarios, porque si son espejo de nuestra producción
artística, y deben defendernos en el exterior… y se escoge a los menos válidos
para ganar esos certámenes… vaya imagen estamos proyectando…
Vuestro Scriptor.
También en: http://spnkgirl.blogspot.com.es/