Ahí lo tenemos: carne musculada con detalle para los señores que disfrutan con los machotes musculados con detalle |
En la enésima salida a la palestra
comiquera en los quioscos de CONAN EL
BÁRBARO, en un cuadernillo promocional adjunto al tomo en venta te
encuentras una microbiografía de ROBERT E. HOWARD en la que cantan ¡alabazas! sobre
su obra (las que quepan en cien palabras, o así) y lo ¡aclaman! como un líder
del fantasy/sword and sorcery junto a… ¡GEORGE R. R. MARTIN!
Sí, sí, tal pone. Desnudamente. Y
¡exaltan! de Martin la adaptación del ciclo de novelas (lo son, ¿no? Varias
novelas) en que se basa la teleserie Juego
de Tronos. Vale. Confieso no haber leído de Martin cosa mínima-nimia. Lo
más por lo que lo conozco: alguna mierda sobre la mierda de los zombis. De
oídas. Y cuentos de terror.
Y sospecho que esas novelas que ahora
producen un espasmo catódico en infinidad de telespectadores llevaban en dique
seco editorial siglos-luz, lo menos, sin despertar el más insignificante
interés en nadie. [Gentilmente me han informado que yerro en esto; cuando lo escribí, pensaba en que EL SEÑOR DE LOS ANILLOS, merced a su temática, pasó muy inadvertido hasta que los hippies "lo rescataron", popularizándolo. Podía haber pasado igual. De ahí el comentario sobre una presunta "ignorancia" sobre estas novelas.]
Salvo en el avispado que las está
adaptando, ¡encumbrando! a Martin al pontificado de la fantasy/sword and sorcery, por encima de numerosos autores (venga,
mi preferido: MICHAEL MOORCOCK) que sí han tenido una trascendencia mucho más
marcada en el género. Su legado es más profundo y llamativo. (Podría ser una
vasta enumeración.)
A este coleccionable me refiero. Aliento a aprovechar la oportunidad. Y leerse el cuadernillo de marras |
Ocurre que estamos viviendo la gran era
de lo insustancial, lo banal, lo vertiginoso, de la ignorante toxicidad del
medio freakie desmemoriado, desconociendo
adrede lo que hubo antes y que pudo ser la sustancia que alimenta este notable fenómeno
televisivo (otra cosa que no he visto) que pone a temblar las canillas de no sé
cuántos mil millones de personas.
Adictos. Fans. Freakies. Telespectadores que creen que el incesto en la fantasy/sword and sorcery acaba de
inventarlo Martin. ¿Acaso YYRKOOM no estaba enamorado de su hermana, con pasión
bestial, tanto para darse el lote con ella como para joder a ELRIC,
mancillándole la novia? Nada. Esto, el telespectador adicto a Juego de Tronos lo ignora, mas ve
escabrosidades similares en la serie como un notable desafío a los conservadores
convencionalismos televisivos.
Analogía fálica. No, qué va |
Lo irritante no es ni Martin ni la serie
citada: sino cómo un avisado ha tirado de una referencia colosal por su éxito
para cargarse toda una larga cadena de autores de los que aun Martin ha podido
tomar ideas. Y el personal: allá va. A picar. A comparar dos escritores a los
que salvan generaciones de distancia y cambios sociopolíticos y culturales que
han influido en el resultado final publicado, pudiendo ser tan disímiles como la
noche del día.
Ha colado. ¡Felicidades, señores del
marketing! Lo malo somos los que tenemos aún memoria, y peor, lecturas. Y hallamos
aberrantes estas maniobras.