Por supuesto, DREW STRUZAN, el arte tras la Galaxia |
La decisión de no ceder a ningún otro
director los restantes Episodios de
la nueva trilogía, destinada a explicar cómo una, en aparente, espléndida
República Galáctica Democrática se trocaba un tenebroso Imperio totalitario,
obliga a GEORGE LUCAS a recrear momentos estelares del cine (BLADE RUNNER, GLADIATOR, CENTAUROS DEL DESIERTO…)
para ensamblar del todo/completamente esta cinta.
Si LA
AMENAZA FANTASMA se
apreciaba desde un prisma infantil de maravilla y fantasías, de sueños de
aventuras allende los conocidos Mundos Exteriores y desde un primer e intenso
enamoramiento, que dejará huella perpetua, su continuación se hace más oscura y
retorcida. Como un amargo despertar de la adolescencia a la vida adulta. Las
cosas dejan de ser blancas o negras. Existen numerosas facetas grises,
decisiones y sacrificios. Busca, o tanto pretendía la crítica, paralelismos con
EL IMPERIO CONTRAATACA (a modo, lo
obtiene), donde el detalle psicológico de los concursantes del relato está más
detallado, se acentúan los abruptos perfiles de sus personalidades.
Reencuentro que abrirá una dolorosa realidad para dos de los presentes; el tercero, descubrirá que la Orden Jedi no sabrá gestionar correctamente la nueva situación que padece la Galaxia |
Los caracteres dibujados dejan de ser
planos y/o literales. ANAKIN SKYWALKER (HAYDEN CHRISTENSEN) ha evolucionado. Manifiesta
asperezas que logran inquietar a su maestro, OBI WAN KENOBI (EWAN MCGREGOR).
Sigue creyéndole el Elegido, quien devolverá la pureza a la Fuerza. Pero no
puede dejar que el conocimiento de su importancia vuelva soberbio, despótico, a
su destacado alumno, transformándolo en lo que está combatiendo. Por eso
siempre tiene la férula a mano, fustigando todo remonte de arrogancia en
Anakin.
Y quizás eso, junto al fuerte
convencimiento de qué crucial es para la causa, hace que la simiente de Mal que
anida en Anakin crezca, lenta y serpenteante, como un bonsái expertamente podado
por el sutil e intrigante PALPATINE (IAN MCDIARMIND), que además sabe cebar su
vanidad de forma adecuada.
Es quizás sentirse humillado de forma
continua, por parte de Obi Wan, lo que, al final, espolea al Reverso Tenebroso
que Anakin guarda dentro. Lo pinchó el día equivocado, obteniendo una coz tan
fuerte como letal. Errar es también de Jedis, sería la lección a extraer. Empero…
¿podía Obi Wan dejar que el engreimiento consumiera a Anakin?
Monumental escenario hartamente familiar, que la magia del cine transforma en capital de otro planeta |
Lucas mantiene vivos los preceptos
fundamentales de la narración épica, de la aventura sin parangón capaz de
estimular lo infantil aún residente en nuestro interior, agobiado por una
complicada vida adulta de miserias, odios, envidias y el cotidiano combate
laboral para conseguir una prosperidad mínima-nimia, si alcanza, y llena la
pantalla tanto de impresionantes duelos a sable láser como orbes
extraterrestres que satisfacen la fantasía. Hay $ esta vez, que Lucas invierte
en presentarnos escenarios cautivadores, aunque conocidos de las viñetas, o las
novelas.
Lo comentado ya: reflejan muchas
referencias “externas” estos Clones,
puestos tanto al servicio del desesperado/prohibido amor entre Anakin y Padme
(NATALIE PORTMAN) como a la fluente riada de acción filmada.
Esto de DJANGO FETT... homenaje de GEORGE LUCAS al spaguetti-western? Tanto me parece |
Pero ahí debajo, Lucas estaba construyendo
también una parábola política sumamente interesante. Cierto que las sinuosas
argucias que Palpatine emplea no sólo para encaramarse al poder, sino para
retenerlo in saecula saeculorum, son
conocidas. Existen notables ejemplos previos en la ficción, aun la infantil.
Lo que el regidor relata es que, pese a lo que
pregonan sus defensores, la democracia no es tan fuerte como aseguran. Algo de
perturbación, inquietud y corrupción palatable, cierta dosis de violencia
extremista que golpee al populux, directa o indirectamente, un mensaje tremendista
caladero, y la dictadura está servida.
El intrigante CONDE DOOKU con cara de "Debí coger la Harley Davidson, no esta Vespa" |
Aunque lo constriñera a su América post
11/S-2001, el mensaje puede aplicarse a todo el mundo “demócrata”. Nadie es tan
héroe como para sacrificarse al terrorismo (que es lo que alienta el CONDE
DOOKU —SIR CHRISTOPHER LEE— bajo el blasón del separatismo), permaneciendo
impávido ante sus secuelas. La tentación de castigar por encima de la Ley nos
seducirá siempre.
Y no es que el director esté diciéndonos: ¿Veis? Tan fácilmente podemos entregar
nuestras libertades a un populista que dice cuanto queremos oír, prometiéndonos
seguridad y castigo al malo. ¡Resistamos la tentación!, sino: Es inevitable. Es nuestro destino. Es
genético. Pasó antes y se repetirá en el futuro. Sólo cambia el embalaje.
Ni dos entrenados Jedis podrán contra la amenaza que la edad oculta en el Conde Dooku |
Y va más allá. Si bien GEORGE BUSH, JR.,
y los Lobbys armamentísticos que le apoyaban, centraron el foco en el
terrorismo islámico, éste aparece por alguna razón, nutriéndose de algún modo.
El Conde Dooku (otra víctima de los tejemanejes de Palpatine) es el idealista/conductor
de un sentimiento de codicia y poder que expresan los insurgentes. Pero también
el banquero que gestiona la secesión, el terrorismo islámico de Star Wars, reasignando el crédito hacia
los motores de la sublevación.
La Galaxia sufrirá una inédita conmoción merced a este potente ejército; su secuela la dejará irreconocible, o casi |
He ahí el paralelo: los ideólogos pueden
calentarle el tarro, con almibaradas consignas, a colectivos con infraestima
personal, pero armarles para atentar sale de… los Lobbys armamentísticos.
Necesitan exista la guerra interminable para seguir enriqueciéndose. Siempre
habrá un Palpatine dispuesto a lubricar el giro incesante de esa rueda.
Es la triste moraleja que Lucas impostó
en el filme, pues la fantasía puede ser un excelente vehículo informativo tambien. Mas, por la tirria que le tienen, jamás han querido destacarla.