jueves, 8 de septiembre de 2016

SOGUETTO — PORTADA DEFINITIVA

Esta es la portada definitiva, Ha quedado
chachi, ¿verdad?
Faltando pocos días para la presentación oficial de la novela, y como calentamiento de su gira triunfal por eventos como las jornadas de literatura fantástica a celebrar en Dos Hermanas, muestro la portada final que esperamos, editores y autor, concite vuestro interés, pues pretende destacar diversos elementos dramáticos que incrementen la curiosidad al respecto.

Reconozco lo ampliamente satisfecho que he quedado con el resultado, basado, como ocurriera con LAS GRAVES PLANICIES, en un bosquejo mío. Cortesía que agradezco a los editores de TRIKEL EDICIONES. Valoraron de él los detalles que podían inducir enigma, preguntas del corte: Esto ¿qué es? ¿De marcianos; de un agente suyo infiltrado entre nosotros, de humano que conoce algo más de lo que, en principio, Visitantes alienígenas benevolentes manifiestan, nada de todo esto?

No; ya dije se trata de una distopía hardboiled tribalpunk a la que procuré darle, insisto, un sesgo, si no innovador, sí diferente a la clásica maratón cyberpunk de Corporaciones enfrentadas por obtener el último programa de realidad virtual, virus, antivirus, aun medicina espectacular, y que permite al autor teorizar sobre el futuro.

El futuro. La mejor manera de predecirlo es inventarlo, e ignoro cuánto de nuestros regidores, políticos o no, toman ideas de esas distopías para irnos conduciendo hacia donde ellos mantengan su hegemonía mientras nosotros las pasamos canutas. Sin importarles lo más mínimo-nimio.

Comparación entre mi boceto y el resultado final.
Soguetto destaca por ese citado sesgo de Guerra Fría, política de bloques antagónicos de cuando el Telón de Acero. Por tanto, tratándose de asuntos que mueven a naciones enteras en alianzas, sus propuestas se envuelven de siniestras motivaciones, empleando todo tipo de fuerza coercitiva para hacerlas cumplir. GABRIEL T, nuestro adolescente héroe, o antihéroe (los sucesos le han obligado a ser terrorista, muy a su pesar) no está empero tanto por la ‘revolución popular’ como por emprender su vendetta personal.

Imagino que elegir este entorno ha sido una filtración subconsciente; estamos inmersos en una Guerra Contra El Terror cuyo campo de batalla es improvisado e inexistente. De golpe, aparece: una discoteca, una terminal de aeropuerto, un supermercado, un estadio de fútbol… Muertos a cientos. Sin previo aviso. Sin efectiva declaración de guerra. El movimiento de las fuerzas de y en combate es distinto, elástico. Más policial y parapolicial que militar. Las batallas: refriegas súbitas, liquidadas con tiroteos.

¿Este futuro nos aguarda; no habrá más épicas cargas de caballería ligera o batallas de Normandía? ¿Sino un Stalingrado repentino, donde las víctimas civiles se anotarán en masa, en vez de computar las de soldados? Y ¿qué solución daríamos al problema? No tengo la contestación. La novela tampoco la da, por tanto.

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