Con motores así de potentes empezó la década. En serio |
Una sensación de profunda nostalgia me
aborda durante estos días al recordar aquellos otros. En concreto, los de
finales de Septiembre del 86. Ahora, con la perspectiva que aportan las décadas
transcurridas, aprecio que fue cuando empezó mi madurez. Bueno, de madurar creo
jamás se termina. Acceder a la hombría tampoco parece correcto. La ‘hombría’
llegó en el cuartel. O así nos lo hacían creer.
Verano del 86. Entrada paulatina en lo
que, con añoranza luego, llamarían “la Movida”. Durante la estéril Década 90.
El primer amor, que nunca olvidas. El acceso a ese “otro nivel” de placer. Las
riñas. La madurez acechando. Durante la mili, ya fui alertado por un compañero:
la niñez termina justo cuando te licencies. Lo siguiente, es la vida. (De por
sí, la mili tuvo días tremendos. ¿Podía ser la vida-en-libertad peor?)
Encontrar trabajo. Estabilizarse.
Familia. Hipoteca. El ritual del coche, la playa, los disgustos por infinitos
motivos… la madurez en sentido físico. Canas, miopía. Durante la mili, costaba
creer en esto que me avisaban. Porque, repito, hubo días difíciles. Pero era
cierto.
Compartida con la sombría filosofía que impregna esta película |
Hasta entonces, parecías estar de vacaciones
de verano. Cuando salieras de la mili, hecho un hombre, porque allí se
encargaban de forjarte así, ¡iba a enterarse el mundo de quién eras tú! Bien me
enteró el mundo de quién era el mundo. El día-a-día, mejor. Infinitas cuitas.
Preocupaciones sin cuento. Unas risas aisladas. Un pequeño puñado de
satisfacciones. Mínimas-nimias. Para que no te acostumbres a la buena vida.
Pero aquél verano del 86… es imborrable.
Crepúsculo de la muelle juventud, dejó esas improntas que revivo al oír, con
cariño, esa potente música que sigue escuchándose con tal frescura y fuerza
como si la estrenaran hoy. Es eso, la música, lo que más me enmarca el verano
del 86. Empezaba a conocer a grupos y solistas que hoy ¡aclamamos! con
admiración y, ¡amig@s!, siguen anunciando en la radio como la salvación del
pop-rock. Porque seamos sinceros: ¿qué ha habido meritorio después de ellos?
¿En Década 90, por ejemplo?
Y la TV también maduraba. Pero siempre se recordará esta serie por su estupenda BSO, el compendio de la maravilla en las ondas |
¿Niñatos sintéticos de confección para tolais
con voz edulcorada que desaparecen como se disuelve el azúcar en el café para
no dejar recuerdo? Pero Duran-Duran aún mola. Y Pet Shop Boys. O A-Ha. O Roxy
Music. Cindy Lauper. Euritmics. Enya. Genesis. Llenaban de melodía la noche del
verano del 86, ribeteando las macarradas de Miami
Vice y el glamuroso estilo de DON JOHNSON, copiado por quienes querían triunfar
en las discotecas.
Los 80 poseyeron una magia que no se ha
vuelto a dar. Quizás el fenómeno resulte de nuevo. Pero lo dudo. ¿Y el cine?
Caaaray. Terminator, Indiana, Mad Max, Blade
runner, El retorno del Jedi, Dentro del Laberinto, Los Goonies, Regreso al futuro, Los
cazafantasmas, Conan, Lady Hawke… ¿debo continuar? Cuanto ahora
deja boquiabierto a los chavales con los ojos reventados a píxeles nació
durante esos años realmente prodigiosos, que algunos payasos definen de “horteras”
(por los conjuntos imitados que lucía MADONNA). Claro que los denuestan. ¿Qué
han dado las décadas en las cuales ellos han crecido?
Y, en cuanto a mí: mi carrera como escritor comenzó con este libro. Fin a las POEpolladas y tonterías afines. La Literatura de verdad aquí presente |
¿The
Matrix? ¿En serio? Vale. Un aluvión de SFX que dejan sentados merecen
elogio, pero ¿y la sensación de maravilla que Cristal Oscuro proporcionaba a generaciones más ingenuas, que
dependían más de su imaginación, más receptivas al cariño que esbozaba JIM
HENSON en su labor? No podéis entenderla. No vivisteis Década 80, cuando casi
cualquier cosa parecida nos dejaba estupefactos.
Verano del 86. Escrito un poco a lo
STEPHEN KING de su niñez. Añoro ese verano. Los golpes dados en estos años me
hacen recordarlos con mayor afecto todavía. Aunque me alegra haberlo vivido. Recibir
toda esa magia que se está haciendo única, en una época en que todo está tan
saturado de la inmediata novedad brutal final de internet que nuestros sentidos,
antaño ansioso por saber de qué iba eso de RoboCop,
están tan anestesiados que nada nos sorprende, o ilusiona.
Verano del 86. Debisteis haberlo vivido
de aquél modo. Veríais cuánto hemos perdido.