Portada de una obra profética. Anticipó el reciente subgénero del "greenpunk" |
De Basura
quiero destacar su poderoso mensaje político antipopulista. También el cómic
sirve para eso: transmitir. Concienciar. Cierto es, y el cine, el parásito
real, está demostrándolo, la vertiente lúdica, sea humorística, o fantástica, o
superheroica, del tebeo es más trascendental de entrada. Y justo es admitir que
los beneficios que genera así (otra historia es su desigual reparto, que pocas
veces reporta lo debido a los creadores) es lo que permite subsistir al medio,
así como permite posibilidad que historias ‘más maduras’, o ‘responsables’,
como ésta, vean la luz.
So pretexto de un colapso ecológico
masivo, el relato centrado en el cono sur americano (de donde proceden los
autores de esta novela gráfica), se dispara contra el contaminante consumismo
inconsciente, contra los populismos surgidos del trato discriminatorio y contra
los personajes encumbrados que, con el paso del tiempo, para sostenerse en su
burbuja privilegiada, han empezado a sacralizar una serie de conceptos,
estableciendo restrictivos rituales “divinos”. Esto también se deplora, cómo se
abusa de la fe de las personas para someterlas y proporcionarles un
justo/necesario castigo si transgreden no sé cuántas y cada vez más numerosas
normas.
Un ambiente tan tóxico que hasta el Sol se vuelve acontecimiento que vaticina |
Sucede, para dar cuerpo a esta parábola,
que uno de esos privilegiados (todo de blanco, con mascarilla respiratoria aun
dentro de los confines depurados de sus domos) comete una infracción (en su
mundo, ya digo, cualquier cosa puede valorarse crimen) y le condenan a desterrarle
al inmenso vertedero exterior. Ahí vivaquea la humanidad que no ha tenido tanta
suerte, que debe contentarse con el despojo que una descontrolada cultura de
consumo, muerta por esa misma causa, ha arrojado al resto del mundo.
Dos hermanos, acostumbrados a vivir en
estos y de estos desechos, admirando desde lejos unos bloques blindados donde
habitan “Los Altos”, con cierta fuerza tanto militar como policial entre los
habitantes del basural, recogen al deportado. El ambiente es tan tóxico que una
simple inspiración casi logra matarlo. Pero consiguen salvarle. Lo cual
terminará siendo mala cosa para estos desamparados vecinos del vertedero.
Este juicio desencadenará un trágico equívoco en el vertedero mundial |
De inmediato el deportado, a quien los
obtusos tribalismos supersticiosos de esa gente identifican como El Elegido (confundido, por su
inmaculado atuendo, con “El Blanco”, idealización celeste de un Mesías —basada
en el muñeco de Michelín— que reparta justicia y pureza al colapsado planeta)
intuye potencial bélico entre quienes le rodean. Con artera deliberación, aumenta
su irritación, se aprovecha de su desesperación, malea sus creencias, induciéndoles
al combate… estrategia que enmascara su intención de regresar a su esterilizado
ambiente purificado. Aunque, esta vez, desde un estatus de privilegios que
antaño no poseía.
Conociendo las debilidades del entramado
urbano natal, golpea el Talón de Aquiles de su (moribunda) civilización.
Revierte toda la porquería que genera a la ciudad, esparciéndola por sus
saneadas avenidas blancas. Obtenido un acuerdo con sus jueces, despega de
vuelta. Bajo falsa promesa de negociar mejoras, se desentiende totalmente de la
fuerza que le aupó, abandonándola sin reparos.
Privilegiadas plazas hasta en esta salvaje degradación ambiental |
Los autores sugieren: Debemos
tener cuidado con los que nos prometen, en base a nuestras necesidades imperiosas,
remediarlas. Pueden perseguir unas egoístas ventajas personales que saben camuflar
de solidaridad con el que sufre, que está ansiando oír que alguien le aliviará.
Pensemos.
El dibujo de JUAN GIMÉNEZ acentúa más el
mensaje puesto por escrito; impone reflexión, ternura, con el drama de los
personajes principales, y su estilo ahonda todavía más la miseria a la que un
desprecio acusado por nuestro medioambiente les ha condenado a vivir, esperando
remedio en vano, acabando víctimas de un desaprensivo que se dice “su amigo” y
explota imaginativo ciertas consignas y blasones tradicionales para beneficio
personal. En resumen: Basura es de
esas laudables obras ‘menores’ que terminan haciéndose mayores. Inducen
metáfora. Reflexión. Comentario.