Afiche. Pese a mis especulaciones sobre lo triste que debe ser la consideren sólo una mujer objeto, PAMELA ANDERSON sabe explotar ese recurso. Parece no importarla |
Poquísimo bueno a señalar de este producto
de lucimiento de PAMELA ANDERSON (LEE). Tampoco en esto la película puede
destacar. Los momentos fetish alegran
tu día (especialmente si te va el rollo), pero como este tipo de ejercicios se valoran
de forma global, el incentivo del prieto cuero cincelando la silueta de la
Anderson no basta.
Barb
Wire se encuadra en una
tanda de cintas de principios de Década 90 cuya factura oscila entre la purria
y lo deleznable. Ni son de culto, que ya es grave. TANK GIRL es otro desgraciado experimento (acaso más fallido) que
comparte la baja factura de Barb Wire,
cuyos realizadores ni se partieron lo mínimo-nimio el tarro en darle empaque.
Veamos (debió ser el planteamiento):
tenemos a la tía buena de Canadá que viene bronceada de menearlas en la playa;
una historia distópica de Norteamérica balcanizada y nazis a lo estadounidense (¡vaya originalidad!),
clima de ¡anarquía! en calles de lo que sería el pre SOGUETTO, un dibujo de tribalpunk basado en repetidos clichés estériles. Empero… ¡esto debe
venderse! Que la crítica es feroz. Ah, bueno, ¿qué tal si lo hacemos estilo CASABLANCA? ¡Tribalpunk con la tía buena canadiense!
Casablanca… ¿eh? Hum. Vende. Hay mucho pirado de esa
película todavía. ¡Un clásico! Vale vale vale. ¡Cuela! Adelante.
Producen una mierda llena de tiroteos
díscolos y uniformes SS con estereotipos de villanos irrisorios inútiles
incluso en las viñetas donde esta bizarra bombshell
vio la luz. Cierto: el papel lo soporta todo. Hasta situaciones como las
filmadas puede tolerarlas. Aunque, cuando se transfieren a flesh and blood, interpretándolas, las proezas priápicas imposibles
se hacen absurdas… el invento se desploma. Entero.
Neonazis de pacotilla indiferentes a las espléndidas virtudes que la aguerrida BARB WIRE manifiesta |
Como los atributos de la Anderson fajada en
látex dejaron de fascinarme a los pocos minutos del metraje, empecé a pensar en
esta señora. Había que terminar la peli. Me concentré en eso: imaginar qué
pensaba Pamela Anderson cuando estaba haciendo este manido aburrimiento. Se lo
propusieron.
Porque: venden la película por la presencia
de su esculturalidad curvilínea. Nada
más. Ni drama, trama, SFX. Otros detalles anejos. Y si la juzgamos por la expresión:
se atisba poca materia gris tras los sensuales labios. Imaginemos, sin embargo,
que hay verdadera sustancia intelectual ahí dentro. Una licenciatura
universitaria, lograda con esfuerzo. ¿A esto me veo reducida: a bibelot de
babosos?
Pues a estos tribalpunk también les deja fríos. (Anda, que si llegan a ser los HERMANOS FORSON...) |
Miren ustedes, señores guionistas, señor
director: la película es basura. La trama está clonada de un clásico, los
diálogos son para matar a pellizcos al escritor, las situaciones
desdramatizadas, pueriles. Hay materia para dar empaque a la propuesta. Uno en
que mi lucimiento físico realce mi lucimiento actoral también. ¡Que tengo lleno
el cacumen!
Ajá. Sí. Vale. Entendemos. Haz lo que te
decimos. Cobras por fachada. No por ingenio. ¿Quién te has creído? ¿VIVIAN
LEIGH? Andando, a bambolear el cuero, digo, el culo.
Sería profundamente frustrante esta
situación, ¿verdad? Ignoro si el caso se dio. Si, de verdad, Pamela Anderson es
lo que ves y tiene el coeficiente justo para ir tirando. Mas no dejo de considerarlo:
Pretendo demostrar que soy más. Sin
embargo, ¡me confinan a un estereotipo (que me labré pensado trampolín de mis
demás facultades) que perpetúan en una película que, años más tarde, aun me
producirá sonrojo reconocer haber hecho!
El elenco (y el técnico) de este filme ¿debe andar por esas
consideraciones? Pero la pa$ta es la pa$ta, y sin duda en su momento, esto,
pensó la Anderson, me retornaría al
futuro. Proporcionará filmes de mayor entidad. Categoría. Que: jamás han
llegado. En fin: ¡triste es la sabiduría que nada reporta al sabio, Pamela! Y Barb Wire sólo te consiguió esto: un
destello de gloria que el tiempo apaga e imputa defectos. Lástima.