Quinta entrega. Muchas cosas que resolver dentro de un espacio claustrofóbico acentuado por la salvaje persecución |
—No permitiré que el fantasma de esa cría joda
nuestra vida. Ni ahora. ¡Ni nunca! —rechaza Dama de Picas vehemente. Al fondo:
diviso un cruce. Van desfilando, a diestro y siniestro, los ranchos acobardados
por la noche, la inmensidad del territorio, los ruidos de guerra que llegan
desde nuestra propiedad—. ¿Me oyes? ¡No lo consentiré!
»Aquello DEBÍA hacerse. ¿Me gustó? ¡NO!
—desacelera conforme se acerca al cruce. El vaho luminoso de los faros:
muestran dentadas sombras afincadas en los arcenes. Huesos de perros
atropellados—. Pero DEBÍA hacerse. Era una forma formidable de dar tal golpe al
PragmaSoc que la gente ¡despertaría! de una vez por toda, ¡mandándolos a sus
tumbas a patadas!
—Sacrificamos a una muchacha inocente en
una ordalía de dolor interminable para nada —y pronuncio su nombre real, pues
sé que eso la dolerá. La despertará. Cópiate cómo reacciona. Hasta Bujías
parece sufrir el azote—. ¡Por el amor de Dios, vivimos en un orden político que
tiene edificios llamados “Pabellón Once” donde aplican en cadena, de manera
industrial, la eutanasia! Están bajando tanto el puto Protocolo que, a
cualquiera que pillen tosiendo en la calle, ¡le enchufan la inyección letal!
Os hablaré un poquito de nuestros protagonistas. Llevan casi toda la vida tratando con personajes como este traficante de armas. Vaya educación, ¿eh? |
»¿Crees que difundir esa pátina de un vídeo
de una chica asesinada de aquella atroz forma por Capitostes de segunda del Partido
iba a causar rebelión? ¡Santo Cristo! ¿Has olvidado dónde nací? ¡En las
Barricadas, esa cosa que ha implosionado formando lo que ahora llaman
“Soguetto”! Las Barricadas ¿qué eran, sino apartaderos para personas con una “genética
inadecuada”, donde esperábamos la muerte, fuese durante una redada, o por las
luchas tribalpunk entre los
Neoskinceltas, los Neorrojos o los Últimos Cowboys…, bueno, los Desperados…, o
por simple desasistencia médica?
»¿Y eso querías cambiar con un vídeo?
Bendita Bianca Beauchamp, ¡estás más desesperada de lo que pensaba! Tú y la
“santa cruzada”. ¡Todo acabado! ¡Hace mucho!
—¿Has terminado ya? —su voz templada. Fría.
Consigue: inducirme un escalofrío. Está frenando. Para decidir la dirección
adecuada a tomar en el cruce—. ¿Acabaste?
—Creo que sí.
—Luego, cuando salgamos de ésta, resolveremos
esto. ¡Definitivamente! Pero ahora —y me llama por mi nombre— ¡no me jodas presionándome
más, ¿me oyes?! No me jodas.
—Luego, Gabriel, luego, por favor —interviene
conciliador Bujías. Mirándome. Implorando, adivino en la penumbra.
—10/4.
Para quienes hayáis leído SOGUETTO, ésto es el famoso AK 74 modificado estándar de las bandas tribalpunk |
Cruce. Frenada. Polvareda envolvente. Vago
relente de claridad al Este. Parece anticipar el alba. El motor del Relámpago
Rojo: al ralentí. Tictaquea redondo. Ajustado. Dama de Picas mira a derecha.
Izquierda. Al frente, un sembrado interminable, mustio todo. En el alto cielo
se atisba la silueta de un Trueno Azul segando con sus aspas todos los vientos.
Norte: Canadá. Sur: Australia, interpreto su indecisión.
El polvo que se asienta tras amortajar el
Relámpago Rojo: me recuerda el día que cremamos a Crepúsculo. Céfiros coléricos
hicieron de las suyas, pretendiendo arrancar de su carne quemada partículas que
no eran aún ceniza. Los adultos se encargaron de amortajarla. No podía verlo.
Todas mis pesadillas versan de cómo la dejaron a golpes.
¡Me abrasaba
la culpabilidad pues permití que la mataran con mi inacción! Pude intervenir.
Impedirlo. Pero me encerré en mi Rancho San Brandan, a mirar. Nada más.