Séptimo capítulo. Las complicaciones parecen dispuestas a ir resolviéndose |
—¡Para, Dama! ¡Frena, por Dios!
Dama de Picas: creo aplasta el pedal
poniendo su peso entero en él. Dibuja larga estela de arena marcada por las
ruedas que asustan a las cacatúas. Polvareda inmensa. El Relámpago Rojo: queda
terciado en medio de la carretera de tierra apisonada.
—Retrocede. Fíjate.
Reversa, obedeciendo las ansiosas
palabras de Bujías. También me ha contagiado de su estado de ánimo. Tal como el
siamés: me pongo a mirar hacia donde creo que él ha visto algo
(Dios, que no sean pasmas, el enemigo,
o los mercs de HomeCorp IG)
Los exteriores de este relato fueron rodados donde esta película |
procurando divisarlo. Por la paz de mi
alma, especialmente. Soslayo a Bujías. Contempla algo que la noche hace una
masa angulosa con una de esas linternas que matan insectos en la puerta,
iluminando un poco el porche con su vaho luminoso.
Una Jonathan Kent. Forzando un poco mi
memoria, reconozco la pickup. La vimos antes. Nos cruzamos con ella en la
carretera el día que diagnosticaron el tumor al gato. Ese que le curé. Así que
venía de aquí.
—Es la misma —exhalo.
—¿Qué? —Dama de Picas examina el
vehículo junto a la casa de aspecto empobrecido. Como si fuese parte de la
Historia que atrapó a John Dillinger por condados similares.
—Nos cruzamos esa Jonathan Kent el día
que diagnosticaron el tumor al gato. La de color rojo desvaído —explico.
—Me acuerdo —Dama de Picas se pone,
adivino, a carburar cómo esa máquina puede ayudarnos en lo que pretendemos—.
Debe bastar hasta que cambiemos de vehículo. Sí. Ajá. ¡Buen trabajo, Bujías!
El elogio le mueve la cabeza un poco,
aureolándole de leve vanagloria. Dama de Picas: maniobra hasta situar el
Relámpago Rojo dentro del depauperado y polvoriento patio como si fuese un
escualo precavido tratando de morder bien en el último momento. Un álamo muere
según se contorsiona junto a un pequeño parque infantil que da grima.
—Es una casa tan abandonada que su
dueño podría dedicarse a arrancarle la piel a los autoestopistas que recogiera
por ahí —emito mirando las ventanas oscuras que distinguen la fachada de
madera. Más pintura descamada. Abandono. Desidia. Pobreza.
Hice reciente reseña de este tonto filme |
—Espera aquí —me instruye Dama de
Picas—. Venga, Bujías. Haz magia.
Bujías: experto abriendo cerraduras.
Poniendo motores a punto. Cruzando cables que nos permitan arrancarlo con
mínimo-nimio esfuerzo. Se deslizan los adultos fuera del Relámpago Rojo: al
ralentí. El gato: maúlla. Lo acaricio. Le susurro palabras dulces. Espío la
casa. Ventanas que siguen a oscuras.
Tengo a mano mi calibre por si alguien
pretendiera causar problemas. Somos un equipo. Más compacto de lo que la
disidencia de antes pudiera permitir sospechar. Los unos dependemos de los
otros. Simbiosis en Nivel MAX. Colaboración en ON. Sin espacio para los egos
egoístas.
Dama de Picas: vigila también. Bujías,
como ha pedido la dominatrix: hace magia.