¡Hey hey! La sexta entrega. Toman decisiones correctas |
Nada más. Viendo vía metacril el espanto.
Hora-tras-hora. Y nada. Inmóvil.
Matar luego al cabrón responsable original
de todo esto, de la precipitación de Dama de Picas a un vacío interminable de
remordimientos, al comprobar que pervirtió sus más altos principios permitiendo
aquél abominable sacrificio humano: apenas me contentó.
Sus restos comidos por los nanobots que le
disparé: recibieron buenas cargas de arena. Era algo, un esqueleto lleno de
pegotes de carne que seguían disolviéndose. Pero lo que importaba, el tío en
sí: seguía vivo. Increíble, ¿verdad?
Pero cierto. ¡Me aseguré!
Y sentía cómo iba muriendo con un atroz
dolor sin poderlo remediar. Poco a poco.
Puedes imaginarte a GABRIEL T así. Viviendo en esta era de referentes fílmicos, JOHN CONNOR era la idea adecuada para caracterizarle |
Era otro espantoso espectáculo que, ya
digo, tanto Dama de Picas como Bujías intentaron ocultar. Enterrándolo vivo.
Echándole tierra encima. En cantidad. Porque no podían seguir oyendo sus
alaridos de agonía. La arena, aun anegando su garganta: parecía incapaz de
absorber, anular: sus gritos.
Viéndoles trabajar, mortífera expresión me
enmascaraba entonces. Esa cara de Lord del Sith: que tanto TANTO aterrorizaba a
los adultos que me la veían. Acariciaba al gato. Como ahora. Ese asesino: no
merecía menos.
Dama de Picas: empezó a mirarme de otro modo
desde esa mañana, en el porche sentado. Bujías parecía quererme esquivar con
más frecuencia que antes.
Mi espectacular genialidad magnificaba mi
maldad, estimaron. Mucho. Intentaban comprenderlo, encajarlo, asumirlo. Pero…
esa mirada de Sith… las sombras anejas…
Dama de Picas: engrana primera. Gira el
volante. Norte. Canadá.
Desapruebo la decisión. Empero guardo
silencio. Porque, de momento: permite distanciarnos del jaleo que tanto la
pasma, el enemigo, como los mercs de HomeCorp IG: tienen montado en lo que
fuese nuestro rancho.
Y a DAMA DE PICAS de este modo. Hay días que Gabriel la enoja bastante |
Buen Rey queda atrás, mucho: pocos minutos
después. Una gigantesca incertidumbre con sabor rancio a Tejas, tan vasta como el
firmamento: se abre ante nosotros. En plan the
fast and the furious Dama de Picas nos sumerge en ella. Su rostro
(adivino): todo un poema de concentración. Intentando vislumbrar la senda
correcta en esta velocidad.
En plan Jedi. Pero: al caer, como Lucifer
otrora, perdió puntos para ser de las buenas. Ya no era la Cowgirl que confió
poder cambiar esta atrocidad de mundo creado por el PragmaSoc de un modo
distinto. Que no comportase sacrificar inocentes ni, tampoco, los más nobles
principios que la animaban, adornaban, distinguían de la ralea infame.
—Hay que cambiar de buga —diáfana declara—.
Algo menos cantoso. Pero seguro. Si veis algo que promete, avisad. Por aquí abundan
las granjas con vehículos que se ajusten al perfil.
—10/4, Dama —confirma Bujías.
Nada digo. Miro por la ventanilla. El enojo
me hace egoísta. No obstante, como punzón que rompiera una capa de hielo: la
certeza de que necesito colaborar con ellos, porque me juego algo MUY
IMPORTANTE si no lo hago, termina inundándome.
El borrón raudo que son las cosas cuando
las pasamos acelerados, por miedo a los helicópteros o cruzarnos con patrullas
reclamadas como refuerzo: dificulta ubicar algo. Sin embargo, ahí están los
reflejos de Bujías.