Cubierta. Publicada hace 40 años, aún no entiendo a qué se refiere el título. Porque si es una alusión a poderes mentales o iluminación Jedi: nanay |
Nace del inmenso éxito que supuso el
estreno de LA GUERRA DE LAS GALAXIAS
esta novela de ALAN DEAN FOSTER (ignoro qué méritos acaparaba para escribir
esta pseudosecuela de la cinta) que, con los lustros pasados, ha ido ganando
capas de “mitología” por lo de su temprana aparición y su asociación a la Doble
Santa Trilogía.
Empero es obra pésima. Pueril. Enervante. Presuntuosa.
Dean Foster exuda mediocridad. Aun así, en justicia, destaco detalles… err… inquietantes que pudieran haberle brindado
su exagerado limbo feérico. Veámoslos:
LUKE SKYWALKER escolta a LEIA ORGANA a una
reunión secreta para obtener de un sistema estelar indeciso apoyo para la
Alianza Rebelde. El Imperio, entre tanto, parece indiferente al tremendo golpe
que supone la destrucción de la Estrella de la Muerte. Se cita, aunque como
hecho tangencial ocurrido hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana. Pilotando
naves diferentes (detalle ‘singular’), la de Leia sufre una avería y el caza de
Luke, por simpatía, se contagia.
Aterrizan en un planeta pantanoso (primera inquietud) donde el Imperio desarrolla una
explotación minera encubierta. Nuestros héroes terminan enrollados con una gárrula
lunática, HALLA, autoproclamada “maestra de la Fuerza” (otra inquietud), y que anhela cierta poderosa
reliquia que incitaría la cínica curiosidad de INDIANA JONES.
ALAN DEAN FOSTER haciéndose el loco. Lo que has puesto por escrito te perseguirá por la eternidad, menda |
Dean Foster ejecuta toda su insignificancia
literaria para complicar la vida a Luke y Leia introduciéndoles en una novela sobre
nazis suya que tendría arrumbada en un cajón. Saca a un prepotente oficial de
la Gestapo, digo, del Imperio, que dirige la explotación minera. Tras varias
estrambóticas aventuras, huyen hacia recónditas marismas.
Topan con una sierpe colosal que casi
ingiere su vehículo. (Esto recuerda al superanélido en cuyo estómago HAN SOLO —sólo
citado una vez— aterriza.) Libres del aprieto, fisgan bajo tierra para liarse
con nativos tipo MORLOCKS marca Dean Foster. Se amigan de éstos y… entonces… ¡aparece
DARTH VADER! Aunque no el que conocemos. No. Sino uno inefable que, mutilado, ¡sucumbe
a la inhábil esgrima de Luke! (Gana por guapo.)
Flipaaaante. Dean Foster ¿vio la película? Porque,
por ejemplo, Vader, figura de notable peso, actúa en su libro como el HUMUNGUS
del sable láser, vencido por un puñado de cavernícolas con armas prehistóricas,
no como la tenebrosa figura, terror inmanente del Imperio, que estremecía a la
galaxia.
Portada foránea. Sí, aquí aparece DARTH VADER aterrador. Pero, dentro del texto... dentro... |
Dean Foster cambia su trama para empotrar a
Vader como malo, no a ese gobernador que se saca de la manga y deja en la
cuneta. Luke parece un dibujo de NORMAN ROCKWELL del sencillo muchacho pecoso
norteamericano, tímido-y-modesto, sobre la Fuerza escéptico. Leia está siempre
furiosa. Como durante esos “días del mes”… aunque aquí todo el mes son esos
días. Más: rea otra vez del Imperio, sólo expresa pánico cuando le mientan al
tal gobernador, no cautiva en una prisión imperial, expuesta a nuevas o
repetidas torturas. En cuanto a la pirada de Halla… ese boceto feo de YODA...
Hum…
Sí, ajá, ¡ahí está el intríngulis! Esta
novela parece un brumoso borrador de EL
IMPERIO CONTRAATACA, un deficiente anticipo. Además, se publica cuando Star Wars estaba en pañales y todo por
probarse. GEORGE LUCAS ¿tantearía así posibles proyecciones de su saga,
eligiendo con cuidado el camino, descartando ideas nocivas, como la estúpida
guerra en el barro que organizan Luke y Leia?
Según llegamos al clímax, más agotadora se
hace la novela. Porque no cuadran los actos con las personalidades de los
protagonistas. Por poco que les conociéramos, sabíamos que NO procederían así. Un detalle final, la primera tontería que salta
a tu cara, como el alien del pecho de JOHN HURT: ¿por qué no volaron a esa
reunión en el Halcón Milenario? Era
lo LÓ-GI-CO. Un Universo nuevo de elementos y rico en posibilidades se
despliega ante tu imaginación cuando decides tomar esa dirección. Mas Dean
Foster nos embromó con los mínimos-nimios de su anodino estilo literario y las
notas de novelas que tenía sin publicar y que jamás verían la luz. En fin.