domingo, 16 de septiembre de 2018

(APÓCRIFOS STAR WARS) EL OJO DE LA MENTE — O LA NOVELA QUE PUDO ANIQUILAR LA SAGA

Cubierta. Publicada hace 40 años, aún
no entiendo a qué se refiere el título.
Porque si es una alusión a poderes
mentales o iluminación Jedi: nanay

Nace del inmenso éxito que supuso el estreno de LA GUERRA DE LAS GALAXIAS esta novela de ALAN DEAN FOSTER (ignoro qué méritos acaparaba para escribir esta pseudosecuela de la cinta) que, con los lustros pasados, ha ido ganando capas de “mitología” por lo de su temprana aparición y su asociación a la Doble Santa Trilogía.

Empero es obra pésima. Pueril. Enervante. Presuntuosa. Dean Foster exuda mediocridad. Aun así, en justicia, destaco detalles… err… inquietantes que pudieran haberle brindado su exagerado limbo feérico. Veámoslos:

LUKE SKYWALKER escolta a LEIA ORGANA a una reunión secreta para obtener de un sistema estelar indeciso apoyo para la Alianza Rebelde. El Imperio, entre tanto, parece indiferente al tremendo golpe que supone la destrucción de la Estrella de la Muerte. Se cita, aunque como hecho tangencial ocurrido hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana. Pilotando naves diferentes (detalle ‘singular’), la de Leia sufre una avería y el caza de Luke, por simpatía, se contagia.

Aterrizan en un planeta pantanoso (primera inquietud) donde el Imperio desarrolla una explotación minera encubierta. Nuestros héroes terminan enrollados con una gárrula lunática, HALLA, autoproclamada “maestra de la Fuerza” (otra inquietud), y que anhela cierta poderosa reliquia que incitaría la cínica curiosidad de INDIANA JONES.

ALAN DEAN FOSTER haciéndose el
loco. Lo que has puesto por escrito te
perseguirá por la eternidad, menda
Dean Foster ejecuta toda su insignificancia literaria para complicar la vida a Luke y Leia introduciéndoles en una novela sobre nazis suya que tendría arrumbada en un cajón. Saca a un prepotente oficial de la Gestapo, digo, del Imperio, que dirige la explotación minera. Tras varias estrambóticas aventuras, huyen hacia recónditas marismas.

Topan con una sierpe colosal que casi ingiere su vehículo. (Esto recuerda al superanélido en cuyo estómago HAN SOLO —sólo citado una vez— aterriza.) Libres del aprieto, fisgan bajo tierra para liarse con nativos tipo MORLOCKS marca Dean Foster. Se amigan de éstos y… entonces… ¡aparece DARTH VADER! Aunque no el que conocemos. No. Sino uno inefable que, mutilado, ¡sucumbe a la inhábil esgrima de Luke! (Gana por guapo.)

Flipaaaante. Dean Foster ¿vio la película? Porque, por ejemplo, Vader, figura de notable peso, actúa en su libro como el HUMUNGUS del sable láser, vencido por un puñado de cavernícolas con armas prehistóricas, no como la tenebrosa figura, terror inmanente del Imperio, que estremecía a la galaxia.

Portada foránea. Sí, aquí aparece
DARTH VADER aterrador. Pero,
dentro del texto... dentro...
Dean Foster cambia su trama para empotrar a Vader como malo, no a ese gobernador que se saca de la manga y deja en la cuneta. Luke parece un dibujo de NORMAN ROCKWELL del sencillo muchacho pecoso norteamericano, tímido-y-modesto, sobre la Fuerza escéptico. Leia está siempre furiosa. Como durante esos “días del mes”… aunque aquí todo el mes son esos días. Más: rea otra vez del Imperio, sólo expresa pánico cuando le mientan al tal gobernador, no cautiva en una prisión imperial, expuesta a nuevas o repetidas torturas. En cuanto a la pirada de Halla… ese boceto feo de YODA... Hum…

Sí, ajá, ¡ahí está el intríngulis! Esta novela parece un brumoso borrador de EL IMPERIO CONTRAATACA, un deficiente anticipo. Además, se publica cuando Star Wars estaba en pañales y todo por probarse. GEORGE LUCAS ¿tantearía así posibles proyecciones de su saga, eligiendo con cuidado el camino, descartando ideas nocivas, como la estúpida guerra en el barro que organizan Luke y Leia?

Según llegamos al clímax, más agotadora se hace la novela. Porque no cuadran los actos con las personalidades de los protagonistas. Por poco que les conociéramos, sabíamos que NO procederían así. Un detalle final, la primera tontería que salta a tu cara, como el alien del pecho de JOHN HURT: ¿por qué no volaron a esa reunión en el Halcón Milenario? Era lo LÓ-GI-CO. Un Universo nuevo de elementos y rico en posibilidades se despliega ante tu imaginación cuando decides tomar esa dirección. Mas Dean Foster nos embromó con los mínimos-nimios de su anodino estilo literario y las notas de novelas que tenía sin publicar y que jamás verían la luz. En fin.