viernes, 18 de octubre de 2019

2013… RESCATE EN L.A. — CUANTO MÁS CAMBIAN LAS COSAS…

Antihéroe ácrata de comienzos de Década
80 enfrentado a un totalitarismo de
Derechas.que ahora podría ser enemigo
del perroflautismo populista de Izquierdas

A los tantos años, JOHN CARPENTER y KURT RUSSELL regresaron con una tardía secuela de 1997… RESCATE EN NUEVA YORK. Pretendía ahondar en las condiciones sociopolíticas de una nación distópica que había transformado lugares emblemáticos de su suelo en prisiones de altos muros coronados por concertinas y con fuertes medidas represoras.

Una barrena sobre las leyes, libertades y garantías que se enorgullece los Estados Unidos de poseer y proteger, afeando al resto del ancho mundo carecer de algo similar. Anda Norteamérica hambrienta de dictator y dictadura, y su ficción insiste en corroborarlo. Semeja un fetiche erótico subconsciente imposible de reprimir. Una muestra acaso sea JUDGE DREDD, donde esa ansiedad se ha manifestado con crudeza… mediante mentes europeas, que ven lo que, acaso, está “oculto” para la mayoría de los estadounidenses.

Se sugirió que, con este Rescate en L.A., criticaban a un establishment conservador, o sea, republicano, que recortaba a gran velocidad esos logros de los que tanto se ufanan. La represión política/policial/periodística podía ser total. Volverían las comunicaciones instrumento adoctrinador a lo descrito por GEORGE ORWELL en la socorrida 1984… que no era sino traslación de la “información educadora” que los regímenes fascistas-comunistas surtían (surten) a la población, que debía creer sí o sí… ¡o gulag!

Un Presidente con una Visión Bíblica de lo que deben ser
los Perfectos Estados Unidos... Mesianismo y delirios.
Mala combinación
La renovación presidencial concluyó. Un Presidente iluminado, mesiánico, ocupa vitaliciamente el oneroso cargo, so pretexto de enderezar la descarriada nación. Muchas cosas que tenemos por normales/naturales son delito, están prohibidas, conllevan cualquier sanción. SNAKE PLISSKEN está a lo suyo: robo, muertes, rebeldía. Mas una vez atrapado, el canoso anarco tuerto vuelve a elegir: o la muerte, o la odisea tras los altos muros de hormigón reforzados por las concertinas.

Una lista de variopintos personajes (como el falso revolucionario que en verdad buscaba ser un dictator) permitían a Carpenter y Russell, coguionistas, idear lo que pensaron sería una Norteamérica conservadora al extremo. No a la carne, al tabaco, al Islam, al hip-hop (eso espero), a mil cosas así. Tonterías para Snake, que sabiendo que nada en lo político podía cambiar, prefirió seguir aumentando su mítica, cara al norteamericano, del bandolero heroico ensalzado en los medios enfrentado al Gobierno opresor.

El Señor de los Perroflautas. Otro barbas redentor-populista,
otro Mesías del Proletariado que lo explota para sus
intereses personales sin escrúpulos. (Aquí se llama
Podemos)
Lo curioso de este asunto es que la actualidad le ha dado la vuelta. Si en ‘entonces’ se temía a un obtuso Líder del Mundo Libre (jaja) de Biblia en Mano e Intolerancia Subida (copia de alguno que soportaran por esos días), que por ejemplo prohibiera el porno aludiendo a arcaicas cuestiones morales ñoñas, ahora son los liberales quienes quieren censurar. No sé cómo Carpenter y Russell aceptarían la mutación ideológica.

Si mirarían con perpleja inquietud a los que antaño eran los garantes del “ahora comeré una hamburguesa Johnny Bravo bien grasienta porque es un derecho quasidivino que poseo”, mas ahora braman: ¡NO! ¡NO!, sin dar más explicación que un farfullo de ambiguos argumentos que sin embargo les valen para imponerse porque… gritan mucho, muy fuerte; atrincherados en las redes sociales, usan polémicas populistas, y desde allí emprenden progroms contra todo quien no les apoye o alabe. Los liberales de antaño son los fascistas de hoy (y más intolerantes, al ser nuevos conversos) y dejan en pañales a los reaccionarios del ayer (que quizás no les miren con tan malos ojos según proponen qué proscripciones.)

PLISSKEN se reencuentra con viejos socios que, en un pasado
reciente, lo traicionaron. Y vuelve a ser una carta para salir
del infierno carcelario que es ahora Tinseltown
Estas dos películas plantean otra interesante cuestión: ¿libertad, o seguridad? ¿Cómo es el clima criminal para que lleguen a una situación así? ¿De veras sacrificaremos nuestra seguridad por mor de mantener una libertad que defienda la impunidad? Es la inevitable contradicción en la que personas como Carpenter y Russell caen. Puede pidan un término medio. Empero ¿existe? Somos una raza de extremos extremistas. Puede no haberlo.