viernes, 28 de febrero de 2020

ALITA, ÁNGEL DE COMBATE - «NO CONSENTIRÉ EL MAL» — CYBERCHORRADAS

Afiche. En realidad, no sé si adapntan
las viñetas o la versión animada. Lo que
sea: no rinde homenaje al personaje, o
su dramático entorno

Si intento contemplar la película regida por un desleído ROBERT RODRÍGUEZ sobre libreto de JAMES CAMERON como un espectador in albis del personaje de KISHIRO YUKITO, podría hallarle varios valores. No tantos como parecieran, porque el aire de producción Disney que despide es un tanto repelente. Casi todos serían más/menos técnicos (los SFX computarizados), porque, ya digo, de narrativos, van mínimos-nimios.

Empero, como fan del Manga original no puedo evitar comparar durante mucho tiempo las viñetas con los fotogramas y lamentar el desastre. Lo resumiré afirmando que ELYSIUM es más Alita que ésta Alita.

Justamente: desastre. Alita, el Manga, aprovecha recursos visuales de dos filmes tan importantes/impactantes como BLADE RUNNER y ROBOCOP (el de VERHOEVEN, el bueno) para describir una descorazonadora distopía donde el ser humano es cada día más Más MÁS anulado hasta perder casi del todo/completamente su esencia y ser una fusión, más/menos afortunada, de carne y máquina. Desde el alto cielo forjado por todos los vientos Typhares, la asombrosa urbe flotante, atisba con frío desdén cuanto sucede en el caótico Patio de los Desperdicios, sin importarle nada. Exige cumplan el tributo que producen los desgraciados en tierra, sin siquiera arrojarles unas migajas a cambio.

Un entorno urbano saneado cuando el Patio
de los desperdicios era casi tóxico. El primer
"apunte Disney" que desluce la cinta
Parece el capitalismo salvaje elevado al extremo absoluto. O el comunismo. Tampoco se anda con tonterías. Oprime aún más implacable. La mano de obra no cuenta nada; rota, se descarta. La carne se pudre: polímeros y aleaciones reemplazan músculos o huesos. El lubricado engranaje sigue girando, alimentando a los hieráticos amos de la cyberLaputa.

Por este escenario, la amnésica cyborg Alita combate numerosos enemigos y vicisitudes con firme carácter. Recibe tangencial ayuda de algunos sujetos de mayor/menor calado en su vida. Descuellan el médico-mecánico IDO DAYSUKE y DESTY NOVA, un enigma, un loco, un visionario, quien guía durante miles de páginas a Alita hasta su conclusión. También está su desesperado amor, el delincuente HUGO, quien pronto hace fallece.

Mas lo que cuenta es el ambiente de miseria, claustrofobia, abandono y feudalismo; los habitantes del Patio de los Desperdicios, como la Humanidad, sospecho, ya no pretende arreglar problemas: los sobrelleva. Un yugo invisible, la carga omnipresente de Typhares, los abruma. Anula de forma rápida, radical, toda resistencia. Sin piedad.

Un esbozo de la relación sentimental que convierte un poco
en culebrón el
manga también. Pero, suena tan forzado, falso...
Nada de esto rueda Rodríguez (quien, como Cameron, es fan de las viñetas). Hace un apaño que, supongo, casi convencerá al espectador medio, aunque, al lector, defrauda; deja con esta desabrida sensación de desperdicio, de contemplar el enésimo producto familiar estadounidense donde el protagonista no es aventurero per se, motu proprio, sino que debe sufrir una tremenda desgracia personal para actuar.

JOHN CARTER, o DOC SAVAGE, aun CONAN, parecen los últimos norteamericanos de ficción que emprendieron por gusto la hazaña y la conquista de lejanos horizontes. Alita-película (lo de los ojos sobredimensionados de la actriz… vaya; eso de los “ojos redondos” es un complejo que sufren los japoneses, no un recurso gráfico) combate al Mal porque siente sufre un agravio. En la tasca de los cazarrecompensas suelta el discursito “ningún mal quedará sin mi castigo” cuando resulta ¡que su trabajo es cazar recompensas!

Complicaciones con los cyber-
chulos del lugar, Hasta eso está
planteado
sui generis
Vive de eso. No va de cruzada justiciera cyberbatwomaniana. Es, hasta cierto punto, su vocación. Y lo de la niña de Ido… la pobrecita inválida en silla de ruedas… Buf. Disney puro. (A Ido sí lo involucran siguiendo la pauta moralista habitual norteamericana.)

Sólo merecen elogio las violentas y trepidantes escenas del MotorBall. El resto discurre por los tópicos planos de acción-reacción ante el Mal del cine de acción. Desafortunada adaptación, no obstante me pregunto si se debe a que la productora metió la mano en el guión indecorosamente, haciéndolo “blandito”, o Cameron no ha logrado plasmar tanta desolación por carecer ya de la cybergarra terminatoriana que antaño le encumbró.

Y un repaso también se merece Rodríguez, vaya.