Afiche clásico. Norteamérica hace caja con todo. Incluso con su hambre de paladines históricos extranjeros. Tanto querrían tenerlos... |
Debemos agradecer a esta producción de
SAMUEL BRONSTON que pusiera a España, ergo, nosotros, en un mejor papel, mucho
más digno, del que anglos, gabachos o tudescos nos otorgan. La nación
tenebrosa, rapaz, arisca, cruel, católica, imperialista. Toda su Leyenda Negra fomenta
desprecio, mientras glorifica a los piratas ingleses que sin cuento nos
saqueaban. Para eso, servimos los españoles, y más cosas malas (nazionalistas dixit).
Empero CHARLTON HESTON encarnó a uno de
nuestros grandes héroes, otorgándole espuelas de paladín digno de pertenecer al
Camelot del REY ARTURO. Interpretó a RODRIGO DÍAZ DE VIVAR en esta
extensa cinta de ANTHONY MANN que, en verdad, pinta más una idealizada visión caballeresca del personaje que de
lo que, en virtud a sus tiempos y ambiciones personales, fue, o pudo ser. Valoremos
estas últimas palabras:
Vivir ahora en esta mediocre actualidad
femini-orwelliana me fuerza a desviarme hacia escabrosos páramos del análisis
puro de la película, los escenarios, actuaciones, castillos, anacronismos. Esta
actualidad exige juzgar con sus estándares sociomorales a estas figuras
históricas. Lo cual es brodignaniana memez y perjuicio para un riguroso estudio,
aun divulgación, de la Historia. Como aficionado a la Historia (de la
Historieta, y la otra), sé que parte de la mala fama atribuida a VLAD TÉPÈS surge
de los mercaderes alemanes por las tasas que les imponía; que JUAN SIN TIERRA,
rey, también tiene exagerada su (fundamentada) pérfida reputación debido a los
monjes ingleses que puteó.
Un romance marcado por una sonada tragedia. Hay elementos biográficos de EL CID que parecen dignos de novela de caballería, en serio |
Por tanto, ¿por qué el Cid
no iba a sufrir también la desacralización de nuestras Izquierdas Radicales, como pronto martirizarán a BLAS DE LEZO? El Cid, más que un símbolo de su ODIADO
franquismo, representa la unidad de España, su lengua y territorio, lo cual, para
su empeño de devastadora fractura a la que someten a España, donde el español,
o castellano, es perseguido como un desperado,
es intolerable.
La robusta figura de el Cid, tal encarnó Heston,
supone grave perjuicio para esta fanática tropa sanguinaria. Una unida nación consciente de su
Historia, basada en el ejemplo que el Cid sugiriera, lesiona a esta Izquierda fascista, porque, ante todo, desmonta todos sus bulos e impide
convertir a sus dirigentes en los reyezuelos de Taifas que aspiran a ser, negando su
falso cosmopolitismo. Y, entre lo más obsceno de estos individuos, está que
según critican a España, ¡aclaman! la ambición de los nazionalismos excluyentes
de ser Una-Grande-Libre, meta basada en una bastarda tergiversación de la
Historia impropia del progreso social que pregonan. Aprueban sus tics “identitarios”, ¡según
los prohíben en su denostada España!
El tiempo de el Cid contenía moros. Ora era
mercenario castellano, o musulmán. Quieren no obstante verlo como un racista. Carajotada
comunista más grande no puede haber (error: las hay). ¿No combatía con y para
ellos; nos los gobernaba? En todo caso, ¡el Cid (como la película muestra)
estaba por la integración, la convivencia y la tolerancia!
El signo de esos tiempos: mezclas de cristianos y moros por una serie de objetivos comunes. Si eso no es integración, no sé qué puñetas lo es. Cómo orea su grargantuesca ignorancia la progresía... |
Ocurre que… para estos radicales… el único español bueno es el que se sienta un mierda, y el Cid genera ejemplo de
dignidad inadmisible para ellos. No es ‘progresista’ tener una noción de España unida. Que
ingleses y franceses en Norteamérica o Canadá hiciesen tropelías con sus indios, ¡no lo censuran! Somos
nosotros los “genocidas” (debiendo penar por eso siempre), calificados así por
una patulea de subvencionada basura intelectual y politicastros republicanorracistas
nazionalistas codiciosos, mas todos muy “progres” y, por tanto, exceptuados de
todo reproche.
No obstante, aún podemos detenerlos. Pensemos qué nocivos son estos “proletarios” con chalets en zonas pudientes. Son malignos, sobre todo, por haber instaurado una ideología fascista en base al primitivo concepto Sith de que, si no me votas, eres mi enemigo. A eliminar. Ni el Cid era tan extremista. Y, sin embargo, ya ven… así estamos.