viernes, 12 de febrero de 2021

REY ARTURO — LA LEYENDA DE EXCALIBUR — ¿QUÉ ESTOY VIENDO?

 

Un rey demasiado "moderno" y
truhanesco, éste, para un mito
tan antiguo, que parece un dogma.
A lo mejor es el tipo-rey al gusto
de la descerebrada progresía de
hoy, y por eso, fracasa

JOHN BOORMAN, con cuatro perras bien empleadas, más una hábil adición visual barroca al texto medieval de SIR THOMAS MALORY y escogidas oberturas de RICHARD WARNER, junto a una deliberada pizca de mitología celta y magia, rueda una obra maestra de este inmortal mito (con variante espacial). GUY RITCHIE, repleto de millones, ha empotrado tantas referencias cruzadas en su “visión iconoclasta”, junto a una mareante sucesión de flashbacks y contraflashbacks o personajes que sólo desorientan, en un arrogante intento de salirse de la tangente para procurar presentarse como innovador de la historia “que fue y será”, reconstruyendo la vida de Arturo PENDRAGÓN desde un punto de vista más centrado en sus cintas policíacas que en la perpetua tradición justiciera del rey y sus CABALLEROS DE LA TABLA REDONDA, que hunde todo en el desastre, por espectacular, en lo visual, que lo presente.

¿Qué estoy viendo?, me preguntaba. ¿DRAGONES Y MAZMORRAS? ¿SNACHT? ¿EL SEÑOR DE LOS ANILLOS? ¿THOR, EL MUNDO OSCURO? ¿ROBIN HOOD, versión de RUSSELL CROWE? ¿FURIA DE TITANES? ¿Qué? Faltaba el SHERIFF de Nottingham, porque, a modo, ¡JUDE LAW ya hacía de JUAN SIN TIERRA!

Y es imperdonable ausenten a MERLIN y MORGANA en una historia artúrica (decente).

La secreta aportación de PETER JACKSON al
filme. Había que meter elementos mágicos, ya,
pero ¿tan aparatosos?

El mito artúrico es esperanza medieval por moderar a prepotentes nobles y despiadados reyes, pedirles sean más corteses, benévolos, con un populux ignorante, explotado, preso de supersticiones y diversos males, siendo uno la propia nobleza (otro, la Iglesia). Los autores de las rapsodas sin embargo nunca eludieron incluir un Reverso Tenebroso en este empeño a imitar de gentileza y pureza, cuan resignada aceptación de la imperfección del Hombre, por mucho que trabaje por ser mejor, aspirar a más. Recordemos:

Arturo es hijo del espasmo de lujuria de UTHER Pendragón con YGRAINE, esposa del DUQUE DE CORNUALLES. O sea, un bastardo. MORDRED también es ilegítimo (de Arturo). LANCELOT y GINEBRA ponen cuernos a Arturo. Socavan la Corte de Camelot diversas conspiraciones que afloran en distintos momentos. El fin de lo que, pese a todo, es gloriosa era de prosperidad y justicia, es inevitable, como constatación del sic transit gloria mundi est. Poética suerte de ley de la termodinámica: todo se pudre. Todo se va al carajo, por mucho tesón que pongamos por impedirlo.

JUDE "CAPTAIN SKY-DR. WATSON" LAW
se apunta a hacer de malo, como indica su
barroco vestuario de aguileña hombrera

Todo eso desdeña Rictchie, quien, subido al guindo del genio, hace del venerado Uther la roca donde encalla Excalibur (¿de veras es Excalibur? ¡Si parecía Mjolnir!) y a su legítimo sucesor, el rubio infante Arturo (cómo extrañé a NIGEL TERRY), un proxeneta o, al menos, ladrón/traficante buscavidas-portero de burdel. Sujeto curtido en la lucha por un asiático (!) en una Lundinium cuya mezcla de elementos arquitectónicos romanos con autóctonos construyen una urbe medieval provista de los sórdidos bajos fondos por donde brujuleaba JACK EL DESTRIPADOR.

Es más película de gansters que deseo por recuperar, con aires de “actualidad” (el habitual y compulsivo montaje de Ritchie, que tan bien va en sus filmes de maleantes, donde sí innova su puesta en escena, perjudica aquí) el viejo mito celta cristianizado. Las escenas en que Arturo, remiso a empuñar Excalibur, cortante espada de reyes en el correr de los siglos, a asumir su regio destino (bien pudo eludirlo exiliándose de Inglaterra; mas, no. 

Pues esto parece la alegre banda de Sherwood,
más que Caballeros de la Tabla Redonda, la verdad.
Aunque un punto, admitir a un caballero negro
(SIR SAGRAMOR, si mal no recuerdo)

Al final confiesa que se hace guarda de prostíbulo para ganar músculos y derrocar a su medio hechicero tío, VORTIGER, y salvar así la isla-nación de vikingos u otras atrocidades que asomen las astas por el horizonte), desciende a las tierras sombrías, no queda claro si es un flipe narcótico suyo o, de verdad, viaja a umbríos pagos. Me desconciertan asimismo las figuras femeninas, cuyo protagonismo es tan peculiar como casi mínimo-nimio; damas puestas de pegote. Porque debían salir tías; algo así parece.

En todo sentido: despropósito que se ha saldado con un merecido fracaso, pienso.