Portada a lo superhéroe para un denso libro plagado de personajes que te cuesta precisar de dónde salen o para qué sirven. Ecología, feminazismo estelar y artimañas que consiguen aburrirte |
Aislemos de este tocho (que bordea lo
plúmbeo, lleno de jactancia) la situación personal y familiar que FRANK HERBERT
atravesara durante su redacción, que pudiera haber influido en el manuscrito, para
centrarnos en la obra per se. Y el
último relato, con su jugoso “continuará”, que Herbert escribiera sobre la saga que le hizo famoso, es claro ejemplo de la “ciencia ficción
para flojos”.
Especifico: el exasperante protagonismo
coral de Casa Capitular: Dune pudo
solventarse en doscientas páginas, o poco más. De hecho, las ciento y pico
finales, donde adquiere brío, pregonan: Hey hey, wey, ¡esto es la novela en sí!
Dos acciones militares resumidas (un tanto inspiradas por las de TROPAS DEL ESPACIO —que, cualquier día,
definen “ciencia ficción para fachas”—) y un par de muertes de gerifaltes que desembocan en una inestable
situación de hibridación entre la vetusta, conspirativa y anquilosada BENE
GESSERIT, y su rabioso y sexual Reverso Tenebroso: las violentas HONORADAS
MATRES, quienes merecen posterior “análisis”.
Mas, primero, lo de la “ciencia ficción
para flojos”. Una corriente de lectores y autores considera, por no sé qué
escrúpulos, impostados o sobrevenidos, que una “buena novela” del género es
aquella que tiene cientos de páginas de “pajanoso” relleno que agotan la
paciencia del lector “todoterreno”, creándole mala impresión tanto de
semejantes libros como de sus autores. Por pereza, o soberbia, o combinadas,
este escritor-flojo/para flojos (cuyos lectores son los que rompen a sudar apenas
atisban alguna acción) considera que debe sacudirnos con un mamotreto lleno de impotencias
porque eso da aureola de culto esplendor sibarita a su trabajo. Tiene una idea,
de sobre cien páginas, pero como por escribir ciencia ficción se siente mínimo-nimio
ante HERMAN MELVILLE o JANE AUSTEN, quiere compensarlo con extensa cantidad de adverbios
para describir, más/menos somero, entornos, situaciones, con un puñado
más/menos diverso de personajes y UNA ÚNICA SITUACIÓN: el (monótono) palabreo
con boca y con culo.
FRANK HERBERT que no lo pasó nada bien durante la redacción de esta entrega |
Dos tíos en un despacho (o donde sea) garlan vanidosas tonterías envueltas en un hueco vocabulario presuntuoso. Esto describe al escritor flojo/para flojos. Así camufla su incapacidad para soltarse en escenarios de situaciones extremas. Su inhabilidad para, en un conflicto, narrarlo con debido detalle. Porque es deshonesto hablar de movimientos bélicos y liquidarlos con un: En el Frente Oriental pintan bastos. Debes desplazarse allí. Describir las carnicerías. El miedo. La brutalidad. El heroísmo. La supervivencia.
[El
socias del escritor flojo/para flojos es el poetastro gótico. Una mamarracha sad copy ‘becqueriana’ que va inventando miserias
sobre sí, como que fue “violado de niño”,
o pena por un “engaño amoroso” cuyos cuernos sofocó con whisky; este lindo finge sufrir un trastorno, más mental que
físico, ampliado por el abuso de drogas, porque “piensa” que colocado obtiene relumbrón poeiano; inspira así su
“poesía” (flatulencias escritas “a ratitos, como debe ser”), disparadas hacia un Universo de poéticos
perroflautas igual de mandrias que “veneran” su fatua figura dramático-melancólica
de vago embustero-fracasado amoroso-literario al pensar es la propia del “sublime artista romántico”.]
Herbert hace su guerra en dos mundos, pese
a relatar constantes holocaustos en otros, y, sin explicarlo, su victoriosa
armada vindicativa es repentinamente derrotada por las feroces Honoradas
Matres. ¿Cómo? Ni idea. Sólo sabes que, de sentir el ghola MILES TEG una “perturbación
en la Fuerza”, estratega y tropas están o muertas o cautivas por las que, al principio,
fueran las aplastadas. ¡Buen trabajo, Frank!
Portada estilo MATRIX para ir rellenando este comentario |
Suspense. Mogollón de introspectivos
personajes. Religión hebrea e HITECH. Los gholas (sujetos resucitados clónicos,
dueños de interminables memorias raciales). Apuntes sobre el tema ecologista (sigul de la saga). Abundante
pseudofilosofía tao-trascendentalista, adobada para crear la presuntuosa
impresión de grandiosidad que cubra el escuálido argumento que va,
sucintamente, de convertir la feraz Casa Capitular en el incinerado
Dune-Arrakis… trasplantando su ejemplo por toda esta Galaxia del Remotísimo
Futuro del Millón de Planetas por doquier.
Y confirmo qué fuerte influencia volcó
STAR
WARS sobre Dune, no siendo simbiótico el efecto, sin
embargo. Las Bene Gesserit, con sus memorias raciales heredadas puliendo sus
defectos o aconsejándolas (el émulo de la Fuerza), sufren extinción bajo sus
Sith (las Honoradas Matres) e, incapaces de vencerlas, planean asimilarlas
porque la Gesserit ha entrado en decadencia, y las Matres han acelerado, por
ODIO racial, su exterminio.
Mas veo que, mediante las Honoradas Matres, Herbert profetizaba el aspecto virulento, dictatorial, discriminatorio, del actual radicalismo feminista. Ha mutado de ser una fuerza que pide justas reivindicaciones a ser una plaga decidida a arrasarlo todo, queriendo imponerse despiadadamente sobre todos, sean leales o “enemigos”. Despiden fuerte grado de insensatez las Feminazis, digo, las Honoradas Matres, entregadas a su fanática victoria final. En resumen: incluye una obra que tiende al tedio otro augurio que ignora la mayoría por mor del delirante desprecio dedicado a la ciencia ficción, sea prospectiva o no.