Afiche. La película es una basura; no es cutre aunque graciosa, como otras. Empero, como es de naves, había que verla... Patético |
…financiadas por el inefable ROGER CORMAN,
aunque el “inefable” no debe entenderse como desprecio o insulto. Tiene el
hombre su mérito (su cantera dio cineastas como JAMES CAMERON) por su capaz osadía
de reciclar o aprovechar recursos o útiles. Violó sin compasión los relatos de
EDGAR ALLAN POE y H.P. LOVECRAFT, y si le alcanza, los de CLARK ASHTON SIMTH o
aun los de ROBERT E. HOWARD. Dio plena licencia a VINCENT PRICE para que
hiciera de rebuscado malo histriónico hasta decir basta.
La película imita desvergonzadamente la
resonante estela de STAR
WARS. Asombroso resulta
que GEORGE LUCAS, quien fue implacable demandando al autor de la teleserie GALACTICA, pasara totalmente de hacer
igual a esta cutrería. Porque más crimen tiene que Galactica.
Como todas las malas cintas (no sé cuánto adrede
esta lo es), derrocha estupendas ideas desaprovechadas que, en manos de un
director más vigoroso, valiente, inspirado, aunque fuese con su limitado
presupuesto, habría legado un filme más digno, acaso de culto. Ignoro, empero,
cuánto Corman interfirió en la dirección de JIMMY T. MURAKAMI. La cosa es que,
de un divertimento casposo, aun bienintencionado, pasa a un pretencioso tedio
que tiene, como curiosidad, que uno de los Siete Magníficos originales
participe.
Ahí va ese portento de la maldad y la arrogancia. No es que lleve la mano escayolada, sino otra cosa más absurda. Este también ganaba un Oscar por su actuación... por cojones... |
Aunque, para lo que hace ROBERT VAUGHN, cualquier otro actor, más/menos conocido, habría bastado. Porque Vaughn está acartonado; suelta aspavientos de amargado sicario implacable-fatal para luego diñarla tras estrellar su nave en un páramo. Antes ha lanzado alguna chatarra al espacio, para justificar lo que fuese su nómina.
En idéntica proporción de desgana va GEORGE
PEPPARD, que pienso no fingía tanto su interpretación de borracho COWBOY terrano-camionero. El actor era alcohólico, y en ciertos momentos intuyes que no
actuaba de dipsómano: estaba tajado de veras. Tiene una brumosa muerte heroica
para un irrelevante papel insignificante, apropiado para un intérprete
ambicioso en ciernes que podría haber bordado, por eso de demostrar ganas y
capacidad para ser el nuevo MARLON BRANDO, o alguien semejante.
Aparte de que esté buena, la VALKIRIA es la que mejor parada sale de esta chufla cósmica... en la que "el cameo" de OBI WAN BEN KENOBI no podía faltar |
Quien merece la pena (porque el tal CAYMAN
parece un desecho de LA FUGA DE LOGAN,
como algunos sets) es la valkiria. Personaje
por entero desaprovechado. Aporta tanto el físico descarado como la combativa actitud
arrogante de quien pelea por querer obtener un espectacular Valhalla. Relegada
a un plano menor, su exuberancia la permite destacar aun así. Hasta diría que
tenía las mejores frases en un filme donde los manidos, planos y ampulosos
diálogos parecen escritos por párvulos con cierto instinto.
Y nada revelo añadiendo que esta saga de
maquetas espaciales (cuyo diseño impide, a veces, saber qué nave tripula el
bueno, cuál los malos) se inspira en Los
Siete Magníficos (que se inspiraba, a su vez, en etc.). Así que mejor
criticar la actuación, realmente sobrada, absurda y grotesca, de JOHN SAXON y
su pléyade de mutados con el cráneo cosido, profiriendo las estúpidas bravatas
de todos los villanos baratos de estas películas, justificándose en que agreden
el planeta de tontolavas pacifistas del protagonista sosainas situado en el
punto más remoto del quinto pino.
Consume excesivo metraje la tonta recluta
de “magníficos”, aunque admito que los dos enanos calvetes térmicos tienen su
punto, y qué cómicos son los clones de bianco
total.
La única manera aceptable de visionar este romo “clásico” de los bodrios estelares es reuniéndote con los amigos, tomándose unas cuantas birras y luego descojonarse con sus horteradas, servidas en abundantes paletadas por Murakami, quien recicla todos los tics anticuados de la ciencia ficción de Década Cuarenta-Cincuenta sin empacho alguno, rehuyendo la modernidad que Lucas supo imprimir a LA GUERRA DE LAS GALAXIAS pese a apoyarse en la tradición artúrica, dando ostentosa nueva dimensión a las leyendas.