Renovando a series policíacas características
de Década 70 como COLUMBO o STARKY y HUTCH, alternativas a títulos
más añejos (IRONSIDE o LOS
INTOCABLES), sobre mediados
de Década 80 (terremoto cultural que se hace más Más MÁS mítico conforme avanza
el siglo XXI, este fétido cenagal de progreextremismos y leyes kanallas) estrenan CORRUPCIÓN
EN MIAMI. Esa propuesta persigue a los espectadores dinámicos y jóvenes de
entonces. Los embelesa con la BSO que popularizaban las radiofórmulas de ayer
(TINA TURNER, PHIL COLLINS, DIRE STRAITS…)
junto a una colorista puesta en escena que la diferenciará de la más realista y
tétrica HILL STREET BLUES o las
macarradas de EL COCHE FANTÁSTICO o THE A-TEAM.
Describir a Miami Vice como un glamouroso
TBO que afronta la evolución de tramas y personajes es acertar de lleno. Aun
así, debemos diferenciar entre lo que mostraban las dos primeras temporadas
(ese vanguardista TBO pop aludido) de la tercera. Aterriza en la serie DICK
WOLF y la hace siniestra, opaca. Vale: a cambio, las historias, antes de
argumento algo manirroto, de ocurrencia, algunos con elementos de comedia, hasta
personajes estrambóticos, ganan en empaque. Los enfoques se hacen adultos,
reflexivos.
Esencial trío protagonista; ejemplo de esa diversidad étnica que ahora, con desesperación, intentan impere en toda producción moderna |
Empero los momentos molones de SONNY
CROCKETT en persecuciones de Ferrari,
las motoras desaforadas y el caimán, se pierden. Cosa que seducía de Miami Vice era ese espectáculo, como las
fiestas desenfrenadas donde dinero, prostitutas y cocaína, corrían desbocadas,
creando la poco errada impresión de un otromundo
de invulnerabilidad y vértigo, donde el malo podía escapar a los esfuerzos de
los entregados policías por enjaularles, denunciando las carencias de un
cínico, abotargado e indolente sistema.
Wolf trastoca a su manera ese mundo. De
pronto, Crockett, TUBBS, GINA, TRUDY, SWITED, incluso el hierático TENIENTE
CASTILLO (que aparece y domina enseguida tanto la brigada como la serie), se
vuelven como THE AVENGERS: salvadores
del mundo in extremis; les envuelve
una enlutada solemnidad (perceptible en el vestuario de Crockett: oscuro, opuesto
a las chaquetas biancas de las
previas temporadas) que desaparece cuando MICHAEL MANN “recupera” la saga sobre
la cuarta temporada; conjuntando con la “solidez argumental Wolf”, regresan los
Ferraris, los saraos, las
persecuciones, los personajes estrafalarios, algún episodio humorístico.
Sí-señor: PHIL COLLINS, que había sonado en previos episodios, junto a uno de los personajes cómico-esperpénticos que "suavizaban" la saga |
La vuelta de Wolf “muestra” que “entendió
el mensaje” de qué era, en realidad, Miami
Vice: EVASIÓN. OCIO. Fábula de cincuenta minutos en que una realidad de
camellos y traficantes escurridizos ante los tribunales, en ese ficticio Miami
pagaban sus culpas. No regresan los oscuros, la madurez de los personajes sigue
acentuándose, aunque está ese pasmoso episodio en que Gina se lía con un falso
ex activista del IRA y ¡le perdona se ventilara en Belfast a bastantes
paracaidistas británicos!
¡Tía, es un TERRORISTA sin entrañas! ¿Cómo
una veterana policía como tú puede no encontrar repulsivo meterse entre las
sábanas con semejante sujeto; no detecta su falso arrepentimiento? Tanto, moralmente
hablando, te daba ya arrestar o no a traficantes.
En su serie, STARSKY y HUTCH se apuntaron un tanto con su buga; SONNY CROCKETT no podía ser menos; velocidad y música; coca y balas |
Otra cosa a destacar de Miami Vice es que fue semillero de prometedoras estrellas del cine hoy día consagradas, como BRUCE WILLIS o LIAM NEESON, aunque puede quien no dude en definirles (junto a otros figurantes) como “viejas glorias” con sutil desprecio.
En esta enloquecida WOKEactualidad debe
señalarse que Corrupción en Miami fue
pionera en la inclusión-sexual/racial, esa desesperada moda moderna de marrar
toda ficción con un repulsivo adoctrinamiento orwelliano. A modo, incluso puso en boga la
“pareja interracial”, que, a repentino golpe de memoria, podemos identificar
con MEL GIBSON y DANNY GLOVER en ARMA
LETAL. A la vista está, lector.
Creo que, quienes de verdad apreciamos la magnitud de la transformación que supuso Corrupción en Miami y cuyo eco todavía reverbera (más atenuado), somos quienes lo vivimos en su estreno. Los otoñales nostálgicos, que admiramos que alguien decidiera apostar, en su momento, por un formato novedoso, polémico, ampliando las fronteras de nuestra evasión hasta nuevos márgenes, que hoy todavía disfrutamos… no sé cuánto más. El neoprogrepuritanismo aprieta.