Portada. Una de tres. Miedo me da saber cómo disucrren las secuelas vista esta primera entrega. Eso sí: absoluta ciencia ficción moñas, la amada por los sabihondos del género |
INSOPORTABLE. ESTÚPIDA. ABURRIDA.
INSUSTANCIAL. ENERVA por su misma sensación de “superioridad”. Justifica mi
recelo por el autor, JOE HALDEMAN, quien ni por mucho Maestre de la Ciencia
Ficción que pudiera ser, evita ser un MEDIOCRE.
Mundos ni llega a “novela calientapollas”;
puñetas, ¡vuelve tolerable LOS
JUGADORES DE NO-A!, y
mira que, esa, ¡tiene miga! Hace más soportable FUNDACIÓN o relatos del corte “dos tipos garlan
mucho en un despacho” (CASA
CAPITULAR DUNE).
Empero ¿qué ocurre? Mundos pertenece
a un escritor, y un estilo de “entender el género”, grato a lobbys izquierdofascistas de redactores y lectores, basado en que NO CUENTE
NADA, salvo banalidades; mas, al “describir” un “presunto futuro creíble”
(FRANK HERBET dixit), y los
personajes son de lo más nulo/anodinos, ¡ya gozan de su absoluto respeto!
Replica cuanto denuncié en Los jugadores de No-A: porque su prosista
fuese “de los pioneros”, deben ¡ensalzarlo!, por tonterías, dislates o agónicas
ocurrencias escriba, plúmbea sea la narración, o carezca de interés la trama. (Que
acá/allá aparezcan sugestivos elementos de fantasía, hasta un bosquejo de
acción, no le quita sea un coñazo.)
Mundos barrena en esa estela: la del presuntuoso bodrio,
pero de Década 80 (sus principios). Apenas cuenta algo; semeja una GUÍA MICHELÍN de enclaves terranos, como
Nueva York, Nerja (donde no sólo aún pagan en pesetas en 2084; sus playas no
toleran nudistas), Marrakech o Nueva Orleans. Y, encima, Haldeman no se pone a especular (lo propio de un laureado escapista visionario) cómo mudarán las
cosas en el siglo que va desde la redacción de su obra al momento que,
supuestamente, refleja.
TOOODO es como AHOOORA, aunque no se viaja en Jumbo, sino en tren. Unos trenes superveloces subterráneos (infieres) que te plantan en Londres desde Nueva York en un cuarto de hora, o así. Y, atentos, para dar lubricante al asunto: ¡estamos en plena expansión espacial, con una sarta de colonias orbitales de distinto tamaño, ante el esbozo de una “guerra de la independencia” entre los “Mundos” (citados satélites, encargados de producciones fabriles avanzadas, que exportan al planeta) y la Tierra!
Ni robots o IA. Sin internet. Tampoco
celulares. Menos, computadoras. En comparación, este 2023 es más futurista que
ese 2084 de la novela. No se trata de que el Poder (terrano u orbital) decidiera
restringir comunicaciones para mantener al populux secuestrado en la manipulación, o la ignorancia, no. ¡Haldeman es INCAPAZ
de imaginar cualquiera de nuestros adelantos! Leñe, la cibernética (el cyberpunk, inimaginable) está en punto tan larvario ¡que
ni EXISTE! ¿Puede eso esperarse en un contexto de minería lunar, de actividad industrial
orbital? Un puñado de leñadores canadienses vistieron trajes espaciales,
partiendo a socavar meteoros en órbita. Es el Planteamiento Haldeman, en esencia. Estarás orgulloso, gañán.
Haldeman pretende, con pasmosa parvedad de
detalles (e inmensa soberbia), superar la mucho más ágil, inteligente, incisiva
e imaginativa UN
FANTASMA RECORRE TEXAS.
La estructura es idéntica, con esta salvedad: FRITZ LEIBER, genio, escribe un clásico; Haldeman, una
tediosa insignificancia con leve tufo progresista.
¡Cuántos chuscos debes jalarte, Joe, para intentar siquiera rozar la espléndida magnitud de esta novela, que copias con tu pobre propuesta de MUNDOS!, so mimado de la ciencia ficción |
MARIANNE O´HARA, la protagonista (que
debiera estar más traumatizada por sus agresiones, la última acabada en
violación —delito que condonan los progres españoles—) carece de carisma. Es
una insulsa semifemirula calentorra que detestas al instante. Encima, tonta.
Recién llegada a la Tierra, para cursar su postgraduado, se mezcla con un grupo
terrorista que pretende derrocar al gobierno estadounidense, despreciando cuánto
peligro eso supone. Lo considera hasta un pasatiempo. Manda wevos, macho.
A CHRISTOPHER CROCKETT LA CRUZ, galán de Un
fantasma recorre Texas, lo embroman para integrarle en la revolución (otra
cosa que copia Haldeman), mas es recurso de Leiber para satirizar los
movimientos revolucionarios coñomunistas a los que, si bien poco simpatiza con
el Capitalismo, más debía despreciar por su hipócrita cinismo.
Lector, a mí me han atrapado; sin embargo, puedo
avisarte: ¡ni tocar Mundos! ¡Huye!
*[Para cuando Mundos mejora (últimos capítulos) sin embargo es tarde para salvarlo. No compensa llegar tan lejos para leer antes sólo sobre menús marroquíes o jazz.]