Afiche. PETER WELLER quizás intentando escurrirse de su papel (antológico) en ROBOCOP. Bien, lo hace. Redonda, no sale la jugada |
Su apariencia “barata” engaña; vale: los
SFX no está tan currados como seguro el equipo quisiera. Empero, el guión
muestra una sólida coherencia y calidad que ya quisiera una obra como MUNDOS para sí. A destacar, entre otras cosas:
adaptan otro relato de PHILIP K. Dick, el cual está, ya antes comentado, siendo manantial
casi “inagotable” de material para el parásito real: el cine. En especial, del
de la ciencia ficción.
Desde luego, los SFX de ROBOCOP, que comprendías por su época de rodaje
debían ser, por fuerza, stop-motion,
estaban más logrados que estas infografías con las que intentan dar más caché a
la producción, una de esas co-producciones internacionales con una larga lista
de integrantes y rodada en Canadá. Consideré habían ido a Hungría, a lugares
donde factorías arruinadas de la ruinosa Dictadura del Proletariado (léase:
comunismo) perduraban a la espera de una recalificación para convertirlas en viviendas
o parques. Si hay que rodar una cinta sobre el sitio de Moscú, o Stalingrado, y
que incluya secuencias de fábricas bombardeadas: ¡escenarios ideales!
La película es, cuando menos, ocurrente. Y
bien fraguada, repito. No es “tan tirada” como INFILTRADO, cuya factura televisiva resaltaba incluso
demasiado. SCREAMERS (título
original) perseguía estreno en pantalla de plata, a menos que una decisión de
última hora la desviara a las novedades del videoclub. ¿Los recordáis? Eran
palacios del esparcimiento, donde, en la misma balda, podías encontrar joyas o
escorias.
Un hombre harto de una guerra idiota en un remoto sistema solar. Ni que estuviera alistado a las Tropas del Espacio |
Screamers desarrolla argumento clásico: la codicia desmedida y la guerra como medio, o EL MEDIO, para conseguir una meta. De paso, pierden el control de los objetos para obtener la victoria. Puedo interpretar este filme, basado en el cuento LA SEGUNDA VARIEDAD, inteligente analogía de la posterior carrera de armamentos atómicos tras la Segunda Guerra Mundial. Los norteamericanos tiran sobre Japón dos bombas atómicas so pretexto de: a) acortar la guerra; b) crear el artefacto del Juicio Final, que inste a las naciones a rechazar las guerras. Y, c) hacer hegemónicos a los Estados Unidos.
Ocurre que Rusia, un compendio de recelos y
desconfianzas, gobernada por un genocida paranoico (por mucho que en España un
puñado de descerebrados
le ¡ensalcen! como una especie de dios), empieza a desarrollar su propia bomba;
Norteamérica se contagia de esa paranoia y combate la Amenaza Roja con el
Senador MCCARTHY y la bomba H. Los rusos, deben superarles: ¡la Bomba Z! Los
ingleses se apuntan a la movida. Los israelíes, iraníes, iraquíes, norcoreanos…
en secreto o en público, tienen sus armas nuke.
Algo me sugiere, viendo este paisaje nevado, que el cuento original en que se basa este filme hacía alusión a la Tercera Guerra Mundial, no al espacio |
Esto refleja Screamers: la ALIANZA (compuesta —al loro— por mineros y
científicos, los que siempre dan la tabarra con el pacifismo) robotiza la
espada; artefactos con sierras circulares merodean por el desierto radiactivo
de Sirio 6B (lugar del conflicto; la Tierra no estaba para batallas y, menos,
nucleares) destripan a los soldados del BLOQUE ECONÓMICO NUEVO (los
Capitalistas, supones), que, en principio, originaron el conflicto bombardeando
a los descontentos mineros de la Alianza con nukes.
Visto así: es una nueva prolongación de la
revolución proletaria lo que estaban filmando.
A la sombra de THE TERMINATOR, qué demonio. Es el siguiente paso de la guerra moderna, ¿no? |
Junto a eso, vamos visionando el Argumento Matriz de Dick: la confusión de identidades. El no sé quién soy, o el mundo que creía familiar es artificio que acaba de desmoronarse, o mutó, sea dentro de mi cabeza, o en la auténtica realidad. Claro, que la realidad, ¿cuál es? ¿La que me rodea, o la que creía era mi cotidianeidad? Es a lo que nuestro entrañable PETER WELLER acaba enfrentado, en especial, en los últimos compases de la película; las espadas, de un eficiente aunque rústico artilugio, evolucionaron hasta el extremo de ser indistinguibles (salvo al momento de matar) de los auténticos seres humanos.
Sí, esta producción, sin ser excepcional, tiene bastantes puntos a favor, y no merece ser descartada por lo que simula su apariencia de Serie B tirando a Z.