Portada de MIKE MIGNOLA, encargado a su vez de los dibujos interiores. Confieso una leve dosis de masoquismo al haberme leído este libro, con sus antecedentes |
Primero: CHRISTOPHER GOLDEN lo hace mejor
que en EL
EJÉRCITO PERDIDO, vais
prevenidos. Empero, no tanto como pueda creerse el ego de este señor (tan
descomunal que se dedica a sí mismo la novela). Los huesos de los gigantes está redactada con buena prosa,
ocurrentes metáforas, aceptable sentido del ritmo, la acción y la violencia. El
problema es que su prosa es un producto estandarizado, estilo basado en una
atonía gramatical de Escuela para Mediocres que abusa de tópicos y el automático
lenguaje genérico que constriñe (o hace sentir cómodo al timorato autor) la
libertad del escritor para atreverse a ensayar con un estilo “libre”, de los
que acaban destacándote sobre todos los demás. Muestra: si debiera escoger
entre una obra de JACK HIGGINS u otra de Golden, elijo la del primero. No
porque Higgins sea de esa efervescencia rabiosa que JAMES ELLROY exhibe en NOCHES
EN HOLLYWOOD, pero
consigue imprimir a su prosa tal agilidad, estilo, elección de temas, que le
hacen autor de best-sellers. Golden,
de momento, ni lo contempla. Hace un trabajito modesto, y ¡a los videojuegos!
Segundo: sobran a Los huesos de los gigantes casi cien páginas. La mitad del libro.
Golden introduce a espuertas paja hasta obtener un volumen al cual el editor
ponga un precio “exorbitado”, justificándose en la cantidad de páginas. De
haber sido más sucinto, aferrándose al hueso del relato, Golden habría
concebido una impactante historia escrita con estilo convencional y recursos
elegantes. Sus metáforas y descripciones en ciertos relevantes pasajes
salvarían los trastos del libro. ¿Qué ocurre? Ha amontonado tanta inútil prosopopeya,
en varias partes exasperante, que diluye el efecto, lo vulgariza, te desanima
la narración.
CHRISTOPHER GOLDEN y tan campante con su camisa de leñador. No sé cuánto supervisó Mignola la obra, pero a mí me daría reparos que maltrataran así a mis personajes. Protestaría, y mucho |
Tercero: no lees una historia del genuino Hellboy; lees su sucedáneo, que Golden cree es el acuñado en viñetas por MIKE MIGNOLA (quien merece un tirón de orejas. Me negaría publicaran una novela de BIANCA BLAZE como ha escrito Golden esta. Por mucho suculento cheque o afirmación de mayor visibilidad que el editor asegurase tendría mi personaje con este proyecto). Hellboy-Mignola tiene claras señales de identidad, las que te atraen del personaje. Su irónico cinismo basado en una luenga experiencia con entes extraños y un sentido del drama específico. El siempre avergonzado Hellboy-Golden es un trampantojo donde ciertas “frases ocurrentes”, que Golden cree igualan las del original, empobrecen más la historia. ¿Por qué pasa esto? Al igual que sé cómo piensa, y reacciona ante diversas situaciones, Bianca Blaze, por haberla creador, Mignola hace lo propio con Hellboy. Golden elucubra una deficiente aproximación. Teorías. Supuestos. El ejemplo: en la primera aparición de Hellboy. Pobre. Triste. Menguada. Mignola no se toma un instante en repasar lo escrito y hacer una gentil sugerencia a Golden. Le da igual. El cheque debió ser muy generoso para tolerar esta prostitución.
Cuarto: ¿ABE SAPIEN era, de verdad, el sidekick para una novela que transcurre casi
toda en el Ártico? Imagínate al pobre anfibio, de sangre fría, en medio de
copiosas nevadas y ventiscas. Asombra pudiera moverse siquiera. LIZ SHERMAN era
la adecuada.
Los antecedentes antes citados. Aunque parece que los elementos judeocristianos funcionan mejor (aunque aquí sean nórdicos) que los procedentes de culturas o religiones orientales |
Quinto: las repateantes INCONGRUENCIAS de
la historia acaban hundiéndola. Es su máximo defecto. Solicitada ayuda por
Suecia a la AIDP para examinar el sobrenatural suceso (grosso modo: la
resurrección de THOR), ¿qué hace el gobierno sueco? Presta un enlace con pinta
nazi a Hellboy… y ya está. Ni escolta, ni medios, ni científicos. ¿Podéis imaginar
al Gobierno sueco tan indolente, o cicatero, que ni proporciona a la pareja de
investigadores un coche oficial para ir a ver al supuesto villano de la obra,
AICKMAN? ¡Van a su casa EN METRO! Menos mal querían fuese asunto secreto. Otro
ejemplo: en vez de aclarar Hellboy qué está pasando, consultando a los mejores
expertos a su servicio, ¡se va de paseo nocturno, porque está cabreado y
confuso, que ya les preguntará!
Cosas de sentido común que Golden sacrifica por mor de crear una gótica atmósfera de suspense que manifiesta su más acentuado amateurismo, la falta de correctas lecturas.