Afiche foráneo. O cómo el folclore puede seguir, como la mitología, un perfecto campo abonado donde encontrar argumentos... hasta que lo WOKE se meta por medio |
Habiendo históricos antecedentes, como el
de JASÓN Y LOS ARGONAUTAS, por decir uno a voleo, la actualidad nos imprime la
compulsión de imputar a ALAN MOORE los antecedentes de esta cinta de TERRY GILLIAM. Me refiero a LA LIGA DE LOS EXTRAORDINARIOS CABALLEROS, más a la versión gráfica
que su desigual adaptación al cine. El concepto es: reunir un puñado de
héroes-antihéroes de un concreto período histórico y lanzarlos a la palestra a
vérselas contra La Amenaza. Lo suyo es el sesgo ucro-steampunk. La película de Gilliam se aleja de ese apartado, aunque
sí reúne en la pantalla de plata una sucesión de mitos/héroes que entroncan con
personas reales que son, a la vez, vehículo-testaferros de los acontecimientos
en que participan.
Gilliam imprime a la producción ese sesgo
barroco-tenebroso que puede advertirse en LAS
AVENTURAS DEL BARÓN MUNCHAUSEN, donde se apoya en ilustraciones de GUSTAVE
DORÉ u otros famosos artistas de “entonces” para embellecer su espectáculo. No
sé cuánto disfrutó este realizador inglés en reconstruir, en un set boscoso, estas “encarnaciones” de
cuentos o leyendas centroeuropeas que pueden venir del abismo del Tiempo,
tomando distintos nombres/cuerpos en cada actualización, que se sucedan de
siglo en siglo, y con referentes idiosincráticos o culturales del narrador,
sean los Hermanos Grimm, PERRAULT, o aun CHRISTIAN ANDERSEN, por poner.
Unos HERMANOS GRIMM que nada tienen que ver con los reales históricos. Dos estafadores que sacan guita del campesino miedo supersticioso y sus leyendas anejas |
Aquí debe señalarse la escasa originalidad de la cinta, por atractiva que sea. Casi a la par estrenada, VAN HELSING va de lo mismo, tomando al personaje de la novela DRÁCULA y dándole un acaso excesivo remozado que incluye a Drácula y al MONSTRUO DE FRANKENSTEIN en una provocativa andanza concebida para darnos un espectáculo poderoso, esparcimientos para pasarlo bien, adiós muy buenas, ¡hasta la próxima!
Alan Moore abrió la veda, vieron cierto
filón en ella, y en esto estamos. No parece empero sea uno de esos filones
provechosos. Vale: luego han ido estrenando cintas de similar temática, con
HANSEL Y GRETEL, BLANCANIEVES y LA BELLA DURMIENTE, (aunque se centren más en
MALÉFICA). Da igual: la cosa es coger un cuento, o puñado de ellos, de cuando
las ranas criaban pelos, darle una apariencia más extrema, punk incluso, y esperar pingüe recaudación. Para mí, que no parece
haber tanto dinero en el negocio, por tantas copias clónicas del concepto como
quieran estrenar.
Consecuentemente con la trama, la mala no podía dejar de ser una hechicera perversa obsesionada con el forever young |
Gilliam, siguiendo instrucciones del
guionista (además de aportaciones que actores o actrices brinden), pone en
funcionamiento a los personajes que habían inmortalizado en papel los Hermanos
Grimm (por lo que sé, sólo uno era cuentista; el otro, historiador), tras
llevarse siglos rodando por esas leyendas de Dios. Montan sin embargo una trama
en la que los Hermanos Grimm aparecen como habilidosos timadores teatrales que
se aprovechan de la supersticiosa edad oscura que aún impregna Centroeuropa.
Una Europa convulsionada por la guerra expansionista napoleónica.
Acaso no es tan albur elegir a los Hermanos
Grimm y sus metáforas para que protagonicen la película. Consideremos: la
Revolución Francesa supone como una ruptura con la “Europa Medivalizada” que
creía en cuentos de brujas y fantasmas a pies juntillas. NAPOLEÓN pretende
modernizar Europa empleando sus conquistas. Imponer un verdadero Siglo de la
Luz e Ilustración al Viejo Continente. Los Hermanos Grimm representan ese
espíritu de progreso, que está dispuesto a aprovecharse de los incultos,
quienes aprenden la lección mediante la estafa, desechando sus bulos
supersticiosos.
Y, el amore, el amore, que exige el beso del príncipe para solventar el drama de la princesa |
Ocurre que… su patraña es auténtica. Un potente poso de magia nefanda se oculta en el bosque, símbolo de las emociones más profundas, primitivas y negativas, manifestándose con tal fuerza que terminan venciendo este Siglo de las Ilustradas Luces napoleónicas, aunque acaban derrotadas por los pelos. Podemos verlo así, además de como sugerente espectáculo que, por alguna razón, parece muy barato, deleznable, cuando cuenta con recursos y hechiceras actuaciones que demuestran su buen pedigrí.