martes, 24 de julio de 2012

BEFORE WATCHMEN — ¿EL FIN DE LOS TIEMPOS?

Vale, la portada ya lo está diciendo
todo: por dónde van los tiros. No
pueden competir en ingenio con
ALAN MOORE, así que dan por c...
Venga, sumaré mi comentario, peregrino e intrascendente, pero necesario para estar en la pomada, a este estéril debate, aunque ya esté bastante pasado de moda, y observaré esto sobre lo que asemeja una bocanada de hierro candente disparada por toda la red: el Watchmen ‘apócrifo’ que va a serializar DC COMICS pero que ¡ya! para deleite guerrero de no sé cuántos.
Contorsionándose, convulsionándose, internet es espejo de comentarios (mas mero aperitivo de los que seguirán) de toda índole en los portales electrónicos informados, frisando el histerismo en algún caso.
La verdad es que la historia tiene su miga, dado el conocido “romance” que todos los lectores de tebeos sienten por la magna obra del Dios Demonio de Northampton, ALAN MOORE. Altares elevados a sus páginas llevan erigiéndose décadas. Es veneno diluido en las venas de todos los guionistas que vinieron después, “con algo que decir”, que se volvieron locos intentando hacer SU Watchmen. No su obra, que de modo gradual fuera adquiriendo singularidad, a lo Moore o no. No, no, consumo mi energía en hacer MI Watchmen. Obvian el que Moore jamás pensó hacer SU Watchmen, sino cumplir el contrato que pagara las facturas. Lo que ocurre es que los tipos como Moore no pueden hacer las cosas como el resto. Lo retuercen todo. Lo llevan en el ADN. Los demás, no.
Un bíblico Alan Moore vigila desde el alto cielo y todos
los vientos qué perversidades piensan cometer los de
DC con su obra
Y DC ha roto el corazón de todos esos enamorados de la obra inmortal extendiendo la historia, que se creía intocable (debería serlo), con precuelas (muy GEORGE LUCAS, por cierto) en que se escarba y malea la historia de personajes que estaban allí en función del relato. No necesitaban pasado. Eso destruye los iconos (y os lo afirma uno que sabe del asunto). ¿Qué es Before Watchmen? Tan sólo material canibalizado que de otro modo esta batería de guionistas no pudo vender, por la razón que sea, pero que, enfoscándolo de Watchmen, ¡la cosa rula! Aun los que se han rasgado las vestiduras ardientemente en esos comentarios, ¡oh fariseos de las viñetas y lamebotas tragaldabas!, jurando negarse a comprar el tebeo (sí, en eso quizás digan verdad) acabarán viéndolo.
Con honestidad: WATCHMEN estaba
ya podrido en este filme. Lo que sigue,
es simple profanación de cadáveres
Y, claro, tras el primer trago de desdén, su reluctancia purista empezará a ver en los cuadrángulos de las viñetas musarañas que los engatusen. Remolones, comentarán: Pues no es tan malo al final. Perico Palotes ha hecho una historia que, ¡HOMBRE!, no es de Moore (ante todo, porque sólo hay un Alan Moore), pero… Pero… Y, a hurtadillas, se afanarán la saga.
Esto es así. Y quienes dicen que Watchmen pertenece a DC y lo publica como quiere, tienen razón (aunque duela). Capítulo aparte es lo que hagan. Porque, para empezar, Watchmen tenía una pureza que hace décadas desapareció. Contracorrientes titánicas han deformado las líneas creativas. Lo hipócritamente correcto prospera mientras se engolfa un flujo de opinión hastiado de la falsedad de esa edulcorada política. Y el choque de esas turbulencias origina ondas que distorsionan las historietas. El mismo mito de Watchmen forjó fuerzas que alteraron su propia naturaleza. De inteligente evasión pasó a ser… religión.
Según los comentarios de los 
'entendidos', hay que estar así de 
aguerrido (como WILL SMITH en
HANCOCK) para leerse estos tebeos
Alan Moore, en pos del bollo diario, no nos ha hecho, a la postre, ningún favor. Dio tanto de sí, y de forma espectacular, que todo se juzga según su canon. Y la creación posterior está subyugada a esa norma. Él mismo acabó renegando de su creación (¿qué es, TOM STRONG, sino DOC SAVAGE, un intento desesperado por volver a una matriz de pureza que abomina de cuanta tiniebla, sin desearlo, él ha volcado al tebeo?), pero es tarde. Ya no puede enderezar lo torcido. Todo autor, ante el papel en blanco, sabe que tiene que construir su Watchmen, o nada. Y su labor será juzgada con el rigor como PROCUSTO medía a sus víctimas si concibe algo distinto; y un émulo siempre estará considerado inferior.
La réplica de Alan Moore contiene una precisión de absoluta razón: muy mal está la cosa si para sostenerse DC necesita de personajes que tienen veinticinco años de antigüedad. ¿Nadie nuevo puede revalidarle? Me cuesta creerlo, sinceramente. Pero ciertas maquinarias giran sobre engranajes inmovilistas que, antes de efectuar un giro de más, o en otro sentido, prefieren romperse.
Para colmo, Before Watchmen amenaza a todos los escritores de la industria. Porque ¿qué impedirá que haya ahora una cascada de precuelas de títulos punteros? Tal el supuesto, ¿alguna vez se venderá una historia genuina y diferente otra vez?
Vuestro Scriptor.