jueves, 31 de octubre de 2013

STREET KINGS — THE EXECUTIONER

Afiche foráneo. Lo principal del filme
consta en él, historia ácida y amarga que
plantea diversas cuestiones
TOM LUDLOW, el policía corrupto que interpreta KEANU REEVES, orilla la onda del descentrado MARTIN RIGGS encarnado por MEL GIBSON: viudo, arrastra el dolor de su pérdida con una conducta temeraria y alcohólica. Se han enfocado en su trabajo no para superar el doloroso trance, sino porque pueden hacer que otros sufran también.

Su mundo es espiral de atrocidad y violencia que, a diario, contemplan y, a modo, combaten. En Riggs, por mor de eludir polémicas, y presentar héroe que explotar en taquilla, este trajín le ha dado leyenda urbana de desequilibrado antisocial. A Ludlow, le ha blindado con un concepto del mundo oscuro y sucio. Se siente ya inmerso en el Infierno que le aguarda post mortem. ¿Por qué, por tanto, no castigar a los diablos que moran en la Tierra, para desquitarse con los que le aguardan en el averno?

Empieza otro día para TON LUDLOW. Otra oportunidad
de castigar al mundo por sus numerosos pecados
Street Kings, de DAVID AYER, con guión original de JAMES ELLROY (se nota), no ha eludido mostrar las peores “virtudes” de la Policía: aparece como un órgano de represión gubernamental, poblado de individuos carentes de toda buena cualidad. En ellos, la sentencia de NIEZTCHE sobre quien lucha contra monstruos, etc., no va. Ya tenían dentro un pequeño engendro que ha encontrado, en el escudo de su placa de policía, un pasaporte hacia Impunilandia. Así lo interpreta Ludlow. Pero él no quiere esa exculpación automática para lucrarse.

Primera contienda contra este tío enmascarado de KATO.
Ludlow la gana. Salva unas niñas convertidas en esclavas
sexuales de estos coreanos depravados
Otros compañeros la emplean para eso. Obtienen botines, más o menos suculentos, en función de su ambición o codicia. Lo que pone a Ludlow es que las cosas se hagan bien. Dentro del marco de referencia de lo que entiende qué es el Bien y qué el Mal, claro.

Acaso, trasluce la labor de Reeves, hubo un momento en que Ludlow realmente creyó las consignas de honor, lealtad e integridad que blasona la Policía. Quería ayudar a la colectividad. Pero el abrasivo desgaste con un Sistema que vela más por los culpables (o cierta clase de ellos) que por las víctimas, los asesinatos brutales impunes, el trato con desechos morales a ambos lados de la Ley, Reverso Tenebroso de la Justicia, pulieron sus nobles sentimientos, dejando una magra y angulosa figura que afronta el día-a-día a punta de calibre .45.

JACK WANDER, superior de Ludlow, reprende a los
compañeros de éste, que se quejan de su actitud de pistolero
solitario. En este grupo, muy al comando de
THE SHIELD,
cuanto cuentan son los titulares
Establece su modus operandi al principio del filme. Rescata en solitario unas niñas coreanas de mafiosos asiáticos que las explotaban sexualmente. Ludlow tiene seguro que un arresto sólo malgastará dinero del Estado en pleitos, sin garantía de que los malos cumplan su condena como merecen, o aun eludan prisión merced a algún tecnicismo milagroso.

El mundo es así. Malo y retorcido. En su mundo, el mundo real, como confiesa a su novia actual GRACE GARCÍA (MARTAH HIGAREDA), el mal engendra mal.

JAMES BIGGS (el DOCTOR HOUSE) presiona a Ludlow.
Para él, su impecable heroísmo en Koreatown tiene lagunas
¿Qué hace? Ejecuta a los asiáticos. Fríamente. Monta un escenario del crimen que case con su posterior informe. Habrá preguntas y encuestas. Pero sabe cómo eludirlas: apelando a “razones de fuerza mayor”.  Además, cuenta con la avasalladora protección de su capitán, JACK WANDER (FOREST WHITAKER), que embiste contra cualquiera que incordie a sus muchachos, tal como hace cuando el capitán de Asuntos Internos JAMES BIGGS (HUGH LAURIE) intuye fisuras en Ludlow y empieza a presionarlo. Su ayuda haría caer bastantes corruptos.

El filme contiene otra frase que debe obligarnos a reflexionar e indagar si poseemos los recursos y adecuados mecanismos de defensa y retribución ante el atropello: Somos la Policía. Hacemos lo que queremos. La verdad no importa. Sólo cuenta cómo se escriba.

Ludlow es destinado a despachos tras el tiroteo; cosas del
DPLA. Aquí, tiene oportunidad de comprobar cómo de
corrupto está el Cuerpo; hasta para escandalizarle, a él
La Policía está ahí para ayudar. O en eso nos educan. Pero, según creces, descubres qué equivocados estábamos. La pasma es otra amenaza que hace peligrar tu vida y depende del capricho del tío con el arma y la placa cómo te vaya en adelante. ¿Cómo te proteges de alguien así? No basta con la grey criminal: los monos son un riesgo que, para colmo, gozan del amparo de los tribunales para quedar impunes.

No hay garantía ética, ni moral, de que un agente vaya a comportarse como de niños nos contaron. Hacen lo que quieren, ostentan toda la verdad. Un juez se la concede automáticamente, mientras que tu versión siempre SIEMPRE será cuestionable y cuestionada. Muy evidente debe ser el atropello para que pague un pasma. Y aun así, la Ley encontrará atenuantes para que el madero eluda la sentencia.

El detective DISKANT (CHRIS EVANS antes de ser
CAPTAIN AMERICA) consume sus diez minutos de
integridad como policía ante Ludlow. Venderse, le
reportará ascensos posteriormente
Estamos indefensos; por un lado, brea el criminal. Por otro, el poli. ¿Quién nos auxilia? ¿Cómo nos defendemos? A diario, o casi, aparecen noticias de conductas arbitrarias, o abiertamente delictivas, protagonizadas por estos institutos armados, que aprisa se solapan. Y, si hay juicio, su sentencia es una burla sangrante que viola el principio fundamental de reparación adecuada a la víctima. Los reyes de la calle: quedan libres.

Cópiatelo: este tío es un pasma. Tan pasado, que ha olvidado
quién fue y para qué servía
Tanto Ludlow como su anterior compañero, TERRENCE WASHINGTON (TERRY CREWS), durante largo tiempo surfearon esa estela de somos la pasma-hacemos lo que queremos-no hay más verdad que la de mi informe-quedo impune pues mis superiores lo garantizan. Pero en Washington algo ocurrió y empezó a recular. Ante el detective DISKANT (CHRIS EVANS), que investiga el asesinato de Washington, Ludlow esto lo define como “pasarse al Lado Oscuro” (¡hacer con íntegra honestidad su trabajo policial!). Pero él mismo ha empezado a advertir que no puede seguir ese rumbo; cada vez le cuesta más mirarse al espejo. El alcohol ayuda. Pero en sentido opuesto.

Ludlow cumple como un buen poli; esta es la recompensa
que Wander le reserva por su integridad
Tiene una suerte de lema: castigar a los malos. Se ha percatado que es uno de ellos. Y la brecha se amplía cuando debe recibir quejas de ciudadanos asaltados por la policía. Algo de su prístina doctrina, que afirmaba que la pasma está para ayudar, se revuelve. Tan podridos no podemos estar, ¿cierto? Desea que no sea así; pero lo es.

En otro momento, Ludlow avisa que la distancia entre realidad y principios es insalvable, y que, para mantener un relente de coherencia en el orden, se necesitan hombres como él, malos, pero con un recto sentido de lo correcto, porque hay cosas que no pueden sustanciarse según indica el prospecto; es imposible.

A modo, Ludlow se ha redimido; el Infierno que contempla
parece quizás un poco más soportable ahora
Street kings plantea que éste es un mundo realmente triste si precisamos antihéroes así para poder seguir adelante. Y, peor: que esta situación es inamovible.

Vuestro Scriptor.

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