Afiche foráneo. Lo principal del filme consta en él, historia ácida y amarga que plantea diversas cuestiones |
TOM LUDLOW, el policía corrupto que
interpreta KEANU REEVES, orilla la onda del descentrado MARTIN RIGGS encarnado
por MEL GIBSON: viudo, arrastra el dolor de su pérdida con una conducta
temeraria y alcohólica. Se han enfocado en su trabajo no para superar el
doloroso trance, sino porque pueden hacer que otros sufran también.
Su mundo es espiral de atrocidad y
violencia que, a diario, contemplan y, a modo, combaten. En Riggs, por mor de
eludir polémicas, y presentar héroe que explotar en taquilla, este trajín le ha
dado leyenda urbana de desequilibrado antisocial. A Ludlow, le ha blindado con
un concepto del mundo oscuro y sucio. Se siente ya inmerso en el Infierno que
le aguarda post mortem. ¿Por qué, por
tanto, no castigar a los diablos que moran en la Tierra, para desquitarse con
los que le aguardan en el averno?
Empieza otro día para TON LUDLOW. Otra oportunidad de castigar al mundo por sus numerosos pecados |
Street
Kings, de DAVID AYER,
con guión original de JAMES ELLROY (se nota), no ha eludido mostrar las peores
“virtudes” de la Policía: aparece como un órgano de represión gubernamental,
poblado de individuos carentes de toda buena cualidad. En ellos, la sentencia
de NIEZTCHE sobre quien lucha contra monstruos, etc., no va. Ya tenían dentro
un pequeño engendro que ha encontrado, en el escudo de su placa de policía, un pasaporte
hacia Impunilandia. Así lo interpreta Ludlow. Pero él no quiere esa exculpación
automática para lucrarse.
Primera contienda contra este tío enmascarado de KATO. Ludlow la gana. Salva unas niñas convertidas en esclavas sexuales de estos coreanos depravados |
Otros compañeros la emplean para eso.
Obtienen botines, más o menos suculentos, en función de su ambición o codicia.
Lo que pone a Ludlow es que las cosas se hagan bien. Dentro del marco de
referencia de lo que entiende qué es el Bien y qué el Mal, claro.
Acaso, trasluce la labor de Reeves, hubo
un momento en que Ludlow realmente creyó las consignas de honor, lealtad e
integridad que blasona la Policía. Quería ayudar a la colectividad. Pero el abrasivo
desgaste con un Sistema que vela más por los culpables (o cierta clase de
ellos) que por las víctimas, los asesinatos brutales impunes, el trato con
desechos morales a ambos lados de la Ley, Reverso Tenebroso de la Justicia, pulieron
sus nobles sentimientos, dejando una magra y angulosa figura que afronta el
día-a-día a punta de calibre .45.
JACK WANDER, superior de Ludlow, reprende a los compañeros de éste, que se quejan de su actitud de pistolero solitario. En este grupo, muy al comando de THE SHIELD, cuanto cuentan son los titulares |
Establece su modus operandi al principio del filme. Rescata en solitario unas
niñas coreanas de mafiosos asiáticos que las explotaban sexualmente. Ludlow tiene
seguro que un arresto sólo malgastará dinero del Estado en pleitos, sin
garantía de que los malos cumplan su condena como merecen, o aun eludan prisión
merced a algún tecnicismo milagroso.
El mundo es así. Malo y retorcido. En su
mundo, el mundo real, como confiesa a su novia actual GRACE GARCÍA (MARTAH
HIGAREDA), el mal engendra mal.
JAMES BIGGS (el DOCTOR HOUSE) presiona a Ludlow. Para él, su impecable heroísmo en Koreatown tiene lagunas |
¿Qué hace? Ejecuta a los asiáticos. Fríamente.
Monta un escenario del crimen que case con su posterior informe. Habrá preguntas
y encuestas. Pero sabe cómo eludirlas: apelando a “razones de fuerza
mayor”. Además, cuenta con la
avasalladora protección de su capitán, JACK WANDER (FOREST WHITAKER), que
embiste contra cualquiera que incordie a sus muchachos, tal como hace cuando el
capitán de Asuntos Internos JAMES BIGGS (HUGH LAURIE) intuye fisuras en Ludlow
y empieza a presionarlo. Su ayuda haría caer bastantes corruptos.
El filme contiene otra frase que debe
obligarnos a reflexionar e indagar si poseemos los recursos y adecuados
mecanismos de defensa y retribución ante el atropello: Somos la Policía.
Hacemos lo que queremos. La verdad no importa. Sólo cuenta cómo se escriba.
Ludlow es destinado a despachos tras el tiroteo; cosas del DPLA. Aquí, tiene oportunidad de comprobar cómo de corrupto está el Cuerpo; hasta para escandalizarle, a él |
La Policía está ahí para ayudar. O en eso
nos educan. Pero, según creces, descubres qué equivocados estábamos. La pasma
es otra amenaza que hace peligrar tu vida y depende del capricho del tío con el
arma y la placa cómo te vaya en adelante. ¿Cómo te proteges de alguien así? No
basta con la grey criminal: los monos
son un riesgo que, para colmo, gozan del amparo de los tribunales para quedar
impunes.
No hay garantía ética, ni moral, de que
un agente vaya a comportarse como de niños nos contaron. Hacen lo que quieren, ostentan
toda la verdad. Un juez se la concede automáticamente, mientras que tu versión
siempre SIEMPRE será cuestionable y cuestionada. Muy evidente debe ser el
atropello para que pague un pasma. Y aun así, la Ley encontrará atenuantes para
que el madero eluda la sentencia.
El detective DISKANT (CHRIS EVANS antes de ser CAPTAIN AMERICA) consume sus diez minutos de integridad como policía ante Ludlow. Venderse, le reportará ascensos posteriormente |
Estamos indefensos; por un lado, brea el
criminal. Por otro, el poli. ¿Quién nos auxilia? ¿Cómo nos defendemos? A
diario, o casi, aparecen noticias de conductas arbitrarias, o abiertamente delictivas,
protagonizadas por estos institutos armados, que aprisa se solapan. Y, si hay
juicio, su sentencia es una burla sangrante que viola el principio fundamental
de reparación adecuada a la víctima. Los reyes de la calle: quedan libres.
Cópiatelo: este tío es un pasma. Tan pasado, que ha olvidado quién fue y para qué servía |
Tanto Ludlow como su anterior compañero,
TERRENCE WASHINGTON (TERRY CREWS), durante largo tiempo surfearon esa estela de
somos la pasma-hacemos lo que queremos-no hay más verdad que la de mi
informe-quedo impune pues mis superiores lo garantizan. Pero en Washington algo
ocurrió y empezó a recular. Ante el detective DISKANT (CHRIS EVANS), que
investiga el asesinato de Washington, Ludlow esto lo define como “pasarse al
Lado Oscuro” (¡hacer con íntegra honestidad su trabajo policial!). Pero él
mismo ha empezado a advertir que no puede seguir ese rumbo; cada vez le cuesta
más mirarse al espejo. El alcohol ayuda. Pero en sentido opuesto.
Ludlow cumple como un buen poli; esta es la recompensa que Wander le reserva por su integridad |
Tiene una suerte de lema: castigar a los
malos. Se ha percatado que es uno de ellos. Y la brecha se amplía cuando debe
recibir quejas de ciudadanos asaltados por la policía. Algo de su prístina
doctrina, que afirmaba que la pasma está para ayudar, se revuelve. Tan podridos
no podemos estar, ¿cierto? Desea que no sea así; pero lo es.
En otro momento, Ludlow avisa que la
distancia entre realidad y principios es insalvable, y que, para mantener un
relente de coherencia en el orden, se necesitan hombres como él, malos, pero
con un recto sentido de lo correcto, porque hay cosas que no pueden
sustanciarse según indica el prospecto; es imposible.
A modo, Ludlow se ha redimido; el Infierno que contempla parece quizás un poco más soportable ahora |
Street
kings plantea que éste es
un mundo realmente triste si precisamos antihéroes así para poder seguir
adelante. Y, peor: que esta situación es inamovible.
Vuestro Scriptor.
También en: http://spnkgirl.blogspot.com.es/
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