sábado, 10 de octubre de 2015

EL DESPERADO DE MARSOON — INMINENTE AMAZON-PUBLICACIÓN

Un contraste para estimular el interés del respetable,
resaltando que una subtrama del relato versa en el
enfrentamiento de lo pasional contra lo racional
Como lo anuncio: en pocos días estará ON LINE la nueva continuación de LAS GRAVES PLANICIES, que adquirió, para exhibir sus secuelas, la colección PÁRAMOS DE MARSOON, cuya primera entrega fue LA ESCLAVA DE MARSOON.

El concepto acuñado bajo el epígrafe ‘Marsoon’ era demasiado grande, atractivo, sugerente, como para confinarlo únicamente a Las graves planicies. (Hubiese sido un desperdicio.) Es vasto proscenio donde casi cualquier cosa puede ocurrir. Para que suceda, sólo hay que prestarle un poco de imaginación y cierta complicidad, más que condescendencia, con las libertades que me haya podido tomar.

Y no podemos desperdiciar buenas ideas; demasiadas se malogran ya para seguir esa tendencia. Hay que explotarlas, con sabiduría y habilidad.

Y si bien el escenario, el planeta Marsoon, poseía matices llamativos per se, su impresionante capítulo de habitantes, a la fuerza allí retenidos por causa desconocida, es aún mayor aliciente para querer adentrarse en sus desolados páramos y solazarse con aventuras que proceden de “la vieja usanza”, actualizadas con lo que ahora dispara el pulso del espectador, en este caso, el lector.

Otro bosquejo. Si algo predomina en esta
secuela de
LAS GRAVES PLANICIES, es
la lucha entre lo visceral e instintivo
contra la disciplina organizada
Evidentemente, no se le hurta al avezado lector, que ‘Marsoon’ es una ‘corrupción’ de Barsoom; por fortuna, me distingue de EDGAR RICE BURROUGHS, hombre de fecunda imaginación, lo reconozco, querer proporcionar algo más que un puñado de improvisadas ocurrencias al descuido lanzadas a los párrafos para articular una nueva andanza de JOHN CARTER. Me ha tomado tiempo ir construyendo una Sociedad (tres, más bien) nativa rica en elementos culturales, económicos, sociales y religiosos, algo que diese fondo a los relatos, pese a ser una fantasía sin más trascendencia que la de proporcionar un grato rato de esparcimiento. Todo está atado, y muy bien atado.

También he cuidado, cuanto he podido, los perfiles psicológicos de los participantes en las novelas. Eludí al máximo presentar figuras planas, al menos, en lo concerniente a protagonistas o secundarios de interés, porque eso envenena toda la narración. Eso es otra cosa que me toma bastante tiempo, procurando prestar a los personajes “ese algo” que les diferencie de los demás: muestran manías, un vocabulario, una forma de pensar/actuar peculiar. En plan la vida misma, vaya.

Lo comentado: lo salvaje/animal contra lo disciplinado.
(La figura femenina, para hacer bulto)
Era muy fácil limitarse a maquear ligeramente algunas de esas grandiosas figuras “tomadas” del pulp y dejarlas correr por estos pagos actuando según sus características de origen. Eso no va conmigo. Quiero que evolucionen. Puedo equivocarme con lo que al final he conseguido, pero jamás me negarán haber intentado hacerlo genuino.

Finalmente apelaré, confiando se reconozca un mérito, a mi estilo narrativo particular. Gusta a lectores sin complejos, pero no tanto a los ‘eruditos’, a personas con un sentido “clásico” de la narración que, amigos míos, está anquilosado. O lo estará pronto. Por supuesto, terminas aceptando que no escribes para contentar a esos escrupulosos lectores, pues tienen tan elevado el listón que imposible es contentarles. Escribes el tipo de libros que quisieras realmente leer.

Detalle
Y descubres que otros muchos comparten tu criterio. Eso se llama: ventas.

Pronto, más sobre una épica llena de atormentados personajes que procuran acertar en medio de un entorno violento y proclive a causar errores fruto de la precipitación.