¡Evolucionando! Qué lujo; este año, ¡a color! |
Muchos, los más jóvenes lectores sin
duda, no recordarán a la “mascota” del programa concurso donde aparecía;
parecía desmitificar, con su apariencia amable y cómica voz aguda, el aspecto
macabro que las calabazas adquieren, talladas, hoy. Aunque, por entonces, no
celebrábamos Samain.
Y bien que el paganismo comercial
norteamericano vía televisiva se nos ha incrustado en la médula, como anoche
pude comprobar al ver chiquillos disfrazados portando calabazas de plástico
iluminadas por dentro jugando al “truco o trato”. Anoche. ¿No es hoy cuando se
sale a hacer la estación de penitencia caramelera?
Una de dos: o no nos hemos enterado de cuándo es efectiva la celebración, yo
estoy confuso, o la apetencia infantil de caries envueltas en papeles de
llamativos colores se desenfrenó ayer.
No sé hasta qué punto debiéramos adoptar
esta ‘costumbre’; somos un país con solera y tradiciones propias (aunque
prefiero ese aspecto lúdico de Halloween a la visita ritual al cementerio de
mañana —supongo que góticos y morbosos no comparten mi criterio; esa adoración
por las frías lápidas talladas y las estatuas dolientes que adornan algunos
panteones les pone a cien [son ganas y cojones]—) que, al ser nacionales, se
desprecian. Un complejo tórrido de la izquierda que no madura así la maten. Y
los demás debemos sufrir el complejo para no recibir la etiqueta de fachas, que es lo mejor que saben hacer
cuando quedan fritos de argumentos.
Sólo digo eso; no persigo polemizar. Que me
parece un poco tonto, esnob, abrazar una “festividad yanqui” cuando después ese
país recibe las más duras criticas. Seamos coherentes. Mostremos también
respeto por lo nuestro.
Ah, sí, una puya para los laicos:
Halloween, pese a ser pagana, es una fiesta religiosa. Tanto criticar a la Semana
Santa y luego abrazamos Halloween porque no divisan capirotes. Eso
rebaja la inteligencia de estos censores considerablemente.