viernes, 22 de noviembre de 2019

LA VUELTA DE DON CAMILO — SIGUEN LAS CRÓNICAS DE UN PUEBLO


«Stràziami se sacó del bolsillo una tarjeta que depositó encima del yunque y Peppone paró de martillear.
—Devuelvo el carnet —dijo Stràziami—. Esto ya no es un carnet de partido, sino una cartilla de vigilado especial.
—Dices mal, Stràziami.
—Digo bien. Mi libertad me la he ganado arriesgando el pellejo. No estoy dispuesto a renunciar a ella

Portada. Nótese la importante tirada de
ejemplares. Hoy día no existen, pese a
ser el manual de supervivencia del
ciudadano medio frente al "Gobierno
Progresista" que amenaza imponerse.
Sospecho que, en tal clima, estos libros
deberán pasarse a hurtadillas, de modo
clandestino, antes de que los quemen
Aunque no forma parte del grupo de cuentos que siguiera al primer Don Camilo (de gran repercusión), este fragmento, revelador por otra parte de una forma tiránica de pensar, sigue a un relato presente en este segundo volumen.

GIOVANNI GUARESCHI comprendía a la Humanidad de tal modo que muy pocos autores, y me arriesgo a añadir, psicólogos, pueden. Mientras que otras firmas, del gusto de clasistas, necesitarían dos mil palabras para concretar un estado de ánimo, o describir al personaje, Guareschi empleaba cincuenta, si llegaba, acertando de manera precisa y ampliamente descriptiva. Acaso en eso (aparte del vaivén de sus tiempos, que tenemos la miseria de revivir) radique su éxito. En saber cómo era la gente, qué la motivaba.

Don Camilo nace durante una convulsa postguerra. El ODIO y la revancha perduran (lo harán años) en el aire y respiran, con frecuencia “aroma de garrotazos”. Tanto el cura como PEPPONE, el camarada alcalde, suelen sumarse a las somantas de palos. Es un clima asombroso de violencia y, al mismo tiempo, de comprensión y solidaridad, que hace exclamar al CRISTO clavado en la cruz con quien Don Camilo departe (y de quien recibe Sus admoniciones y regañinas), esta gente está loca. Algo de eso hay. Como exagerado apasionamiento exacerbado.

Guareschi, anticomunista confeso, tampoco confiaba en la Derecha. En los agrarios y capitalistas con quien Don Camilo se enfrentaba a veces. Junto con Peppone, adversario-aliado, compartía el desprecio por la explotación a la que los terratenientes querían someter a los obreros (que, por tanto, protestaban con razón), aunque sabe recelar de las soflamas de la Izquierda, pues sabe que, para esa gente, antes es la revolución que la libertad. La Izquierda, despertad de una vez, lectores, NO ofrece la libertad. Sólo una “vigilancia especial” que tolera al ciudadano alguna prebenda previa al envío al GULAG.

Un aún saludable GIOVANNI GUARESCHI,,
cuya ágil puma literaria nos hace mucha falta
hoy día. Sus émulos son pálidos fantoches
que causan decepción
Con su opinión política, los cuentos contienen asimismo un marcado aire de humanidad, tragedia y humor. Reconstruyen Italia, pasan hambre, piden sacrificios demasiado onerosos, más bien que mal, día-a-día, van tirando, esperando llegue la pax y la prosperidad. Y luchan, entre tanto, aspirando a la reconciliación.

Guareschi podría ODIAR a los comunistas, empero por Peppone “y la banda” sentía un particular cariño que le hacía bruñir su lado más humano y fraterno, alejado de las inflexibles consignas de un Partido dictatorial que, con hábil astucia, se hacía abanderado de las necesidades del populux para medrar y luego, imponerse totalitario.

Era cuanto Guareschi pretendía resaltar en esos enfrentamientos rurales: el cinismo hipócrita de la Izquierda. Roba todo cuando nos pertenece (arte, opinión, libertad), lo monopoliza y, a continuación, ataca. Pensaba que esos terribles días habían pasado. Porque la Historia da lecciones. Erraba.

Vivimos una dramática situación política (conste para el porvenir) en que la Izquierda más radical, cancerígena y ensangrentada quiere el Poder, a cualquier coste, moral o ético. Emplea sus lemas habituales y zombificantes consignas sobre una población tan acomplejada que es incapaz de enfrentárseles.

Dura ilustración que querría no incluir
en este comentario; pero hace directa
alusión a cómo la Izquierda entiende
la opinión "del otro"
Mediante “revolucionarias” lindezas, que desnudan su salvaje sentimiento destructor de ODIO, radicalizan a una adoctrinada juventud que prefiere la revolución a la libertad. Al disidente niegan palabra y argumentación, signándolo de enemigo y deshumanizándolo, previo paso al exterminio. Eso, según alardea de “respeto y tolerancia”… que desprecia.

No soy más que uno cuya opinión es ahora peligrosa por mor del clima de represión e intolerancia actuales, impuestas por quienes más luego las critican… si vienen del “bando opuesto”. Y destaco mi insignificancia pues desearía que estas palabras tuviesen tal alcance que hicieran reflexionar a muchos (sólo eso: meditar) para que vieran EL EMBUSTE, disponiéndose, si quieren, a rechazarlo.

Es por la salud de nuestro futuro. ¿Queréis legar una dictadura de Izquierdas a vuestros hijos? Permitidles, entonces, gobernar hoy.