Poderosa portada a B/N. Una riada de personajes ocultos, motivaciones subtrerráneas y "dioses" del espacio con preocupantes intenciones aguardan tras este dibujo |
No importa cuánto digan laudatorio en estas
páginas los ‘expertos’ en la Historia de la Historieta (ese término mío usurpado
sin mi permiso); me consta que, un poco al margen del mercenarismo que suponga
su trabajo editorial, comentan de buena fe. Las loas vertidas a JACK KIRBY sobre
su capacidad creatividad en general están justificadas… hasta cierto punto. Desdora
sus ditirambos el que Los Eternos es
obra argumentalmente deficiente, cosa que eluden citar con igual ardor (había
que vender TBOs).
Obviaré lo de que Kirby, mosqueado por la
sombra que STAN LEE le echaba encima, adjudicándose el mérito de crear el Universo Marvel, emigra a DC Comics para montar lo del CUARTO
MUNDO, KAMANDI y demás. Vuelve EL REY a su alma mater tebeística con un poderoso
concepto que organiza junto a MIKE ROYER: Los
Eternos, tremendista paranoia a base de OVNIS, visitas prehistóricas a Perú
de extraterranos, el que somos suerte de X-File
sociológico y que compartimos la Tierra con dos dominantes
especies más, todo cuentos semimísticos de VON DÄNIKEN envueltos en un
“racionalismo arqueológico documentado” que aportan ‘solidez’ a sus
especulaciones.
Kirby las cree, plasmándolas en viñetas llenas
de dinamismo y fantasía, con personajes Marvel
que terminarán siendo fagocitados por la editorial, pese a que, en principio,
se concibieron para ser de un Universo Paralelo al Marvel Universe.
JACK KIRBY, el hombre que con un lápiz del Nº 2 y su portentosa imaginación creó el Marvel Universe y, si me apura, el DC Universe. Al final STAN LEE se enriqueció con su esfuerzo |
Demuestra sin embargo notable impericia al desarrollar la amplitud del concepto. Lo indica el que, cuando concluye la tan cacareada ceremonia de la UNIMENTE, la serie degenera en menudencias típicas de superhéroes clásicos hasta convertirse en un tópico. Kirby prefiere primar las hostias a las cuestiones de profundísimo calado, sobre cómo nuestra Sociedad podía afrontar la idea de: A) gigantescos visitantes del espacio quizás todopoderosos… y hostiles; B) la presencia de Eternos y DESVIANTES compitiendo por espacio vital con nosotros.
Kirby no sabe reflejar qué pánico estas tangibles
revelaciones producirían en la gente. Ignora el impacto
sociopolíticoeconómicorreligioso de sabernos no sólo acompañados en la Tierra
por “otros”, sino de tener compañía en el Universo, seres cuyas intenciones son
del todo/completamente insondables. Intenciones que, como clama ZURAS al
reclamar la Unimente, merecen un hondo análisis “de mente-colmena” para ver
cómo abordar tan ciclópea crisis, que puede concluir con nuestro exterminio. De
ese enlace especial: ¡no sale la respuesta demandada! Nada.
Un manido bosquejo de ataque nuclear
soviético preventivo y una chorrada de espionaje por los norteamericanos es
cuanto Kirby considera oportuno mostrar de una cuestión de tan radical calado; no
imagina cómo todo esto revolverá nuestra Sociedad y costumbres.
Tras la ceremonia de la Unimente, Kirby agotó
las ideas. Apelar a un enfrentamiento con un HULK de plástico imbuido con rayos
cósmicos manifiesta la agonía. No sabe, o no puede, desenvolverse en una
Asamblea de las Naciones Unidas que exija explicaciones a Eternos y Desviantes
sobre los CELESTIALES y sus propósitos. Cómo la gente corre, o huye, de o a las
iglesias y cultos. Poner al antropólogo SAMUEL a dar una estúpida conferencia
sobre “la materia”, es ardid pueril, pues parecía la presentación del nuevo
disco de ELVIS PRESLEY. Pensando compensarlo, Kirby se tira a terreno familiar:
¡a la hora de las tortas!, dejando todo el gran pastel por hornear.
Ahora era la hora de los despachos, los
complots, la paranoia soviética, el Área
51, cómo en secreto las superpotencias decidirían, o no, aliarse contra los
Celestiales o ver cómo controlar a Desviantes y Eternos, de mayor poder que los
seres humanos. De saber si la Bolsa se hundiría o fortalecería. De hablar de
nuevas fes basadas en estos develamientos increíbles. De deificar, o satanizar,
a IKARIS y compañía. Una entrevista con el Papa. Y lo de SERSI y “su furia”…
¡Eso no tiene perdón de Dios! ¡Qué fraude!
Esto, y más, Kirby soslaya con garbo y puñetazos. Por mucho que RAFAEL MARÍN o RAIMON FONSECA encumbren la grandiosidad creativa de Kirby, valorados en fría perspectiva Los Eternos descubres que Kirby pareció un hombre encerrado en una caja pequeña y que, espiando por sus ranuras, vio un colosal Cosmos de maquinaciones retorcidas que, asustado, le acomplejaron. La real politik venció su fantasía efervescente. Le redujo a casi nada. Con esta saga mordió más de lo que podía tragar.