(Sórdidas) interioridades de unos famosos personajes públicos. El título es algo engañoso; piensas tratará de asesinatos perpetrados por actores, en plan L.A. CONFIDENCIAL, empero escarba en sus miserias |
Debido a las fechas estivales vacacionales,
me apiadaré del caveat lector y no le
torturaré con una densa reseña, sino con una ligera,
empero muy estimulante. Reconozco que desprecio los cotilleos. Esos programas
manifiestan un (ineludible) aspecto sórdido de la Humanidad que parece incapaz
de erradicar de su corazón. Parafraseando a TOM HULCE en MOZART: ¿quién no prefiere escuchar los cotilleos de su barbero que
a HÉRCULES, a personajes tan encumbrados que cagan mármol? Late esa
mórbida-morbosa satisfacción de saber guarrerías ajenas para excitar nuestra
bajeza íntima…
…de la que no estoy exento, pues ¡he
sucumbido al cotorreo sobre algunas estrellas muy rutilantes de Tinseltown!,
encontrando fragmentos jugosos que incitan reflexión.
Una de las aseveraciones de Pando es, grosso modo, que la cuestión homoX en la Industria del Cine no es por moral, sino
económica. Si X actor embelesa a tooodas las quinceañeras del ancho mundo, que
llenan la sala, si descubren que es tralará,
¡eso hunde su taquilla! Hollywood es un negociazo de mile$ de millone$, no una
institución de caridad que revierte sus colo$ale$ ingre$o$ en necesitados norteamericanos.
Tiene un despiadado cariz (el capítulo
sobre JOEL SILVER lo expone) que desnuda como nada el ansia de lucro del
celebrado parásito real, el cine, carente de escrúpulos al arramblar o saquear
lo que sea, donde sea, cuando sea. Luego eres tú el tonto el culo que ve el
último disparate de LUC BESSON o ROLAND EMMERICH y deplora su bajísima
calidad o coherencia argumental. Hollywood se ha limitado a servirlo en un colorido
celofán seductor. Qué mierda envolvía es harina de otro costal; pueden
excusarse de mil maneras; nadie te amenazó para verlo, ¿no? Empleaste tu libre
albedrío, macho. Jódete.
La mejor foto que he encontrado del autor. Tras la lectura, estos personajes pierden todo su glamour. No les ve ya tan estupendos en sus filmes |
Otra deducción que sacas del libro (bastante ameno, resalto. —No sé si por conocer porquerías íntimas de esos actores, o porque, per se, es estupendo—) es qué baja calidad moral tienen nuestras admiradas estrellas del Paseo de la Fama. Uno tiene la impresión de que MEL GIBSON, CLINT EASTWOOD, JULIA ROBERTS o JODIE FOSTER, son personas de tal laya moral que consiguen acomplejarnos por destacar nuestras miserias particulares. Esforzándose por triunfar, interpretan a héroes o personajes inolvidables, legendarios iconos que instan a comportarnos de puta madre magistral en el trabajo, la vida, nuestros semejantes.
Y ¿qué resulta? Borrachos. Ninfómanas.
Pervertidos. Tacaños. Hoscos. Drogadictos. Lo que somos/conocemos, ¡pero
plasmado por nuestros ROCKY o DIRTY
HARRY! Piensas que
están ahí porque, tesón, suerte, sagacidad aparte, algo les hace especiales. La moral conducta irreprochable. De
premio kármiko: el estatus. El Oscar.
¡Y qué decepción cuando explotan los escándalos (acaso los más repulsivos, los
sexuales)! Hunden al tío. La mítica. El personaje, el que te inspiraba, te
emocionó, ¡menoscabado! Tras leer este libro, no veo con su vieja simpatía
ciertas películas y a sus protagonistas. La mezquindad y promiscuidad, sobre
todo, consiguen teñir y emborronar esas leyendas. (Las drogas es un asociado
habitual a todo el conjunto de basuras.)
Siempre he detestado a este actor; mas no es en tan cotizada barriada angelina donde EDDIE MURPHY se busca sus flirteos homoX |
Sin embargo, un caso que me ha llamado la
atención es el de Jodie Foster. Es lesboX. Como su madre. Pando no obstante traslada
la sospecha de que no es por un extravío genético (aceptado que el machihembrado es la ley natural universal),
sino que emula una conducta que vio de niña y a la que se empeña en acoplarse
por no conocer otro modelo de relación. Salta la pregunta: ¿cuántos casos
parecidos, de “falsos” homoX, hay, al carecer de una sana comparativa heteroX,
y ahora deben emular algo que, en el fondo, les insatisface, o tratan de ajustarse
a una moda ‘atractiva’ que “levanta carreras”?
¿Será esta señora feliz con su elección? No tenemos forma de planteárselo, esperando acabe sincerándose. (Como EDDIE MURPHY debería hacer, a su vez.)