Portada española. No sé cuánto de cyberpunk es también este libro, que refiere a las distopías populares hasta entonces habidas de un modo u otro |
CHIP (LI RM un chorro de números más) es el
hombre que venció a la distopía. Rara vez sucede. Y descubro que desconcierta:
lo suyo es la derrota del díscolo. LA
ÚLTIMA ASTRONAVE DE LA TIERRA
funcionaba bastante bien mientras relataba qué entorno opresivo de la Correcta
Ortodoxia cuestionaba el protagonista, de forma más/menos pasiva, hasta que el
autor desarrolla aquél pueril tinglado de los capítulos finales, donde preconizaba
una victoria again the machine.
Rompía el ensalmo.
IRA LEVIN al menos deja abierta la puerta a
que Chip, esa anomalía de la heterocromía ocular, aunque vencía a la FAMILIA y
su estomagante buenismo marxista-pseudorreligioso basado en sacrificar al
individuo por la masa, suprimirse por
servir a la Familia negando las propias metas (eso tan trekkie de que las
necesidades de uno pesan menos que las de la mayoría, etc. —pesan menos
cuando no son TUS necesidades, necio; ¡verás qué rebote coges cuando te anulan
por la masa!—) y todo para garantizar la expansión universal (de momento, el
Sistema Solar) de un dogma que, pienso, terminaría deformado por el mismo azar
de los accidentes, la distancia, el inmanente deseo de autocracia del sujeto,
latente bajo la capa de drogas “hipnóticas” (o así) que administraban con
regularidad a los miembros de la Familia, Chip, repito, cambiaba una distopía de
estériles arcologías sin ventanas y sexo sabatino de diez minutos por un caos
donde el personal debía organizarse en nuevas distribuciones gubernamentales
ahora.
IRA LEVIN; no tiene escrúpulos de escribir ciencia ficción. En este texto, preconiza los portátiles, aunque limita la TV a una hora diaria. Una TV oficial, esto es |
El GRAN HERMANO de Este día perfecto (libro sólido, lleno de suspense, de lectura grata, quizás perjudicada por la noción de notar que casi toda la ciencia ficción es compendio de distopías; lejos están los días en que la distopía era un elemento más contra el cual combatía FLASH GORDON, tras viajar tres mil millas —o años luz—, hasta un planeta remoto, y la aventura, en frívolo plan insensato JOHN CARTER, vencía sobre el pesimismo cyberpolíticopunk) es UNICOMP, monstruosa IA instalada en Suiza que contiene y regula toda la información global y de sus ciudadanos, mientras expande sus entrañas subterráneas para ampliar sus bases de datos sobre los colonos extraterranos.
Esta idea del computador maestro no es
nueva (LA
FUGA DE LOGAN, por
ejemplo), y veo estamos distorsionando nuestra realidad e Historia para encajar
en este esquema del Gran Hermano Virtual, viviendo conforme a parámetros elaborados
por ecuaciones cuánticas. Ya nos maceran mediante Propaganda y Consignas (como eso
del WOKE) para transformar nuestra
mente en una atribulada masa obediente con el femirulismo, el ecocoñomunismo y
el Transcompromiso LVDRA+, y, ay de ti, si los criticas.
Cercenamos tus propias ideas, acertadas o
erróneas, te redirigimos hacia donde las heurísticas ordenen estés (una labor
frustrante, como la de Chip de ingeniero genético de tercera, cuando deseaba
ser arquitecto) e inhibimos tu propia identidad. Porque toda la miga del libro
(cuan secuela computarizada de UN MUNDO
FELIZ) va de que Chip quería diseñar casas, empero le asignaron a genética.
Más: le impiden procrear. El chute mensual garantizaba su esterilidad, como no
tener que afeitarse. A su pareja, LILA (otro mote), igual: de descendencia,
nanay. Aquí prima la uniformidad, mental, racial, física.
Otra conocida obra (y filme) del autor. CHIP destruye una distopía aunque quizás engendre otra; lo intuye, y por eso huye a Mallorca |
Si la servil/bondadosa/empalagosa Familia
se hubiera tomado unos minutos en disuadir con una elaborada charla (de las
semanales con su psicólogo) de sus aspiraciones a Chip (destinado a morir, por
decreto, a los sesenta y dos años), seguro que, drogado como iba, acataba su
triste destino sin causar más que algún disturbio mínimo-nimio anual, o así. Fue
tan presionado, el innato espíritu del Hombre en pos de su identidad y libertad
no lo soportó, que acabó cargándose el egoísta sistema. Todo: por inflexible dogmatismo.
Valorado en conjunto, esta es una de las distopías que más papeletas tiene de convertirse en nuestro auténtico futuro. Echadle un vistazo al (fascista) “mensaje” WOKEDISNEY. Están dando ya pasos en esa dirección: un “familiar” progresismo represivo buenista, cuyas elites dirigentes disfrutan excesivos privilegios, seducidos por la erótica del Poder, con la cual el "venerable" fundador de la Familia, trasplantado a los mejores cuerpos disponibles para seguir gozando de gulas que niega a sus súbditos a lo largo de los siglos, tienta a Chip.