Afiche. El ánima de MAZINGER Z parece sobrevolar esta cinta de serie B hoy día convertida en una de culto, tras su vapuleo durante el lejano estreno |
Durante Década 80 habían ido rompiéndose
limitaciones imperantes muchos años en la industria del cine. Los
planteamientos eran más audaces; la visión del sexo y sus desviaciones, más
tolerantes. Las distopías, casi principal argumento de Década 70, exploraban nuevas vías, aunque sólo fuesen distintas facetas de la misma
pesadilla.
Sin embargo, entre 1992-1994, todo eso acabó;
Década 90 resultó ser bastante estéril, pese a que aquí/allá chispearan
fogonazos que permitían esperanzarse un poco. La atonía se extendió a los 2000.
THE
MATRIX, por ejemplo,
no dejó de ser un becerro de oro cuyas secuelas avinagraron al envolverla en
confusión y aburrimiento.
Mas durante los primeros años de los 90
surgieron diversos filmes que compartían la misma factura, aunque procediesen de
distintas productoras. Tenían una fotografía similar, repetían recursos y hasta
protagonistas. Eran póstumos de las cintas de los 80 hoy día icónicas,
importándonos un ardite si tienen una stop-motion
cutre o no. Había incluso una idea sugerente, desplegada en un simple y noble
propósito: entretener.
El escapismo ha estado mal visto de
siempre, porque alguien decidió que todo debe ser un dramón que recuerde mucho
a tu vida y así puedas sentirte el doble de amargado con tu misma existencia.
Empero la evasión se las apaña para fugarse a sí misma y triunfar. Luego
resulta el motor de la industria y soporte económico de esos dramones que nadie
ve basados en novelas que nadie lee por el mismo volumen de su pretenciosidad.
Un importante trío en esta historia; nuestro héroe es del medio. Bien cabreado porque las batallas se pierden merced a la influencia de un JUDAS |
Robot
Jox juega con un puñado de
ideas en pos de un difuso pacifismo centradas en esa especie de mantra de
EINSTEIN de que no sabía cómo sería la tercera guerra mundial, pero sí la
cuarta: librada con palos y piedras. Cincuenta años después del Apoqueclipse,
dos potentes bloques (el MERCADO y la CONFEDERACIÓN) siguen guerreando. Dirimen
las querellas con gigantescos robots-arsenales por las porciones de Tierra que
aún ofrecen algo valioso. Entramos cuando se disputan Alaska, y toda la cinta va
del vaivén que el protagonista, AQUILES, tiene entre si debe o no seguir
batallando y si el objeto final es tan ilustre como van vendiéndole al
distópico populux, hacinado en grandes bloques, vestidos todos casi igual y circulando
con las mascarillas puestas.
El autor del libreto, JOE HADELMAN (Gran
Maestre de la Ciencia Ficción), inspirado en las ocurrencias del productor
STUART GORDON, mezcla varias conocidas referencias del cine del género; podemos
atisbar un guiño a ESPARTACO, en el
rizo en la nuca de los probetas (humanidad mejorada genéticamente, y otra
fuente de conflictos —románticos, sugieren— para Aquiles), que designaba a los
esclavos gladiadores de la finca de donde escapa Espartaco. Insinúa eso que los
probetas son esclavos, Nexus, no personas libres.
ATENAS, la ¿clon? que pretende marginar al héroe AQUILES. Tienen una pega. Sus refinados ADN no entienden de ambición ni ansias de triunfo. No, al nivel humano, al menos |
Robot
Jox refiere fuerte a ROLLERBALL y MAD MAX MÁS ALLÁ DE LA CÚPULA DEL TRUENO. Dos combatientes entran
en una arena, sólo uno sale. El Jox, el piloto del robot gigante, parece más un
¡aclamado! roller-baller que un
soldado. El resto es la comidilla habitual del austero mundo que recicla para
vivir como pueda, drogado a base de pan y circo (los Robot Jox), mientras sus
gobiernos totalitarios malgastan miles de millones en robots luchadores en vez
de mejorar las difíciles condiciones de vida de sus ciudadanos.
La película se beneficia de la Guerra Fría
y la política de bloques resucitada estos meses. Aunque el mensaje que Hadelman
incrusta en la historia, para que tenga más miga que la de ver maquetas volando
en pedazos, es que el Hombre no piensa cambiar pese a las condiciones. Es guerrero
nato. Esclavo de pasiones básicas (incomprensibles para los clones; por eso
fracasan), siempre buscará pretexto, justificado o no, para matarse. El final,
ese brumoso entendimiento entre Jox rivales, puede tener su simbolismo en la búsqueda
de una pax duradera pese a las diferencias. Mas sientes hay algo en él que bordea
el cretinismo. Debió ganar alguien. Aun el jactancioso ruso, ALEXANDER.