viernes, 22 de septiembre de 2023

ESTACIÓN DE TRÁNSITO — UNO HABLA (MUCHO) EN UN SOFÁ (II)

 

Fantasiosa portada foránea que
miente más que ilustra; quien
espere ver naves y demás, va
listo, como me pasó a mí. Es
el cebo gráfico para prender el
interés del lector desnortado. De
otro modo, no venden libros

Curioso que una escuálida novela tan mediocre pueda dar para tantos conclusivos verbos. Pero se debe a que su baja calidad justifica los desprecios de los restantes géneros por la ciencia ficción. La ciencia ficción es el género más castigado y denostado junto al pulp por discriminatorio atavismo. No importa otros géneros tengan sus colosales truños también; son “otro género”: exonerados de forma automática. Mas la ciencia ficción… Será perpetuo patito feo aunque eclosione en hermoso cisne; para su desgracia, y su salud, debe cuidarse más que los demás géneros. Dicho esto:

Estación de Tránsito sugiere ser una idea trekkie de una base orbital transitada por seres de la Vía Láctea, teniendo sus más/menos en un entorno más/menos violento o divertido, aun didáctico. Especie de ejercicio de tolerancia y pragmatismo, abrir la mente del lector al concepto de que los de ahí afuera no son todos antropomorfos, arios o nubios. (Es una argucia comercial, porque el lector o espectador “simpatiza” más con un ser que se le parezca, aunque su piel tenga otro color o tentáculos —ALIENS y PREDATORS son paradigma—, que con una col parlante o un pez andante.) Es lo que se espera de la ciencia ficción: la maravilla pseudopredictiva que igual resulta metáfora de una situación sociopolítica que se critica al amparo de ser un futurible.

CLIFFORD D. SIMAK hace parte del enunciado, empero desdora todo el concepto al centrarlo en esa cabaña perdida en esos pagos de la América Profunda, en plan EVIL DEAD, consiguiendo reducir mucho la singular paradoja que sugiere, per se, el título. Lo hace tan local, lugareño, mínimo-nimio, como son extenuantes las reflexiones filosóficas circulares de ENOCH WALLACE, pese a que describa criaturas semejantes a medusas o similares. ¡Hasta el Pequeño Mundo de DON CAMILO tiene amplitud galáctica a su lado!

HEINLEIN no es uno de los
grandes de la ciencia ficción por
que sí; se lo curró a lo grande. Y
en esta novela hace más y mejor
que todo lo que SIMAK pretende
en su tediosa novela

Detalle sugestivo de la tediosa obra es, sin embargo, el concepto de la “fuerza espiritual”, cuyo planteamiento propone ser borrador de la Fuerza de STAR WARS. ¿Lo sacó de esta lectura GEORGE LUCAS? Puede (lo dudo). Aun así, Lucas fue mucho más astuto al darle carácter indefinido a la Fuerza, describiéndola como carismática aura con propiedades quasimísticas. (Lo de los MIDICLORIANOS lo obviamos ahora, ¿eh?) Simak le roba encanto a esto también; la anota como sedante energía ‘transformadora’ que permite la pacificación de la cofradía esta descrita en el libro, mas necesita ser catalizada por una máquina… que tampoco es máquina. La Fuerza es algo que no necesita artefactos para fluir o manifestarse. Lucas así la hizo más atractiva. Simak… un recurso de engreído.

Tras este detalle, Estación de Tránsito deja de interesar; es lo ya comentado de que pudo resolverse en doce mil palabras; su condensación la habría hecho más atractiva. Mas abunda en las referidas reflexiones cíclico/concéntricas filosóficas que, por su repetición, hacen abominable la historia, que temí fuese estilo dos hablan (mucho) en un despacho, sin apenas salir del minimalista escenario; esto promete el segundo capítulo. No se cumple. Es de las de Uno habla, mucho, en un sofá.

Por lo que recuerdo de su sinopsis,
prometía. Pero es Simak, ¡vete a
saber cómo te la cuela luego!

Este cuento luego atenta contra su pringoso pacifismo panteísta, elemento que lo hace repulsivo, porque el robo de la máquina-fuerza convierte la Galaxia en un campo de minas, comerciales ambiciones racistas y la sitúa al borde de la guerra. Wallace mucho criticar a los Bloques de la Guerra Fría, pero cuando le participan: Oye, que estamos al borde del conflicto, empieza a plañir, afanándose como loco para evitar ese desastre.

¿Qué lectura da esto? Que su aire trekkie de pringoso pacifismo estelar es pura filfa, que la fuerza da la razón, la practiquen aliens o humanos, la violencia impone, y que las aspiraciones de hipócrita feliz hermandad planteadas son fatuas, rollo de liberales de limousina para quedar bien en una veleidosa Zoociedad que por rachas y modas apoya causas, ecolojetas o humanistas, en las que no cree, para quedar bien en un papel couché no menos superficial y miserable. 

(TERMINA SIGUIENTE ENTRADA)