viernes, 8 de septiembre de 2023

ESTACIÓN DE TRÁNSITO — UNO HABLA (MUCHO) EN UN SOFÁ (I)

 

Y, encima, Premio Nebula, toma
ya. Cuando en el capítulo dos leo
a dos tíos hablando mucho en un
despacho, ¡intuí el desastre! Se
confirmó. Por cierto, por chula
sea la portada, no os engañe

Una de tres: o CLIFFORD D. SIMAK era idiota, o un profundo ingenuo, o nos toma por imbéciles. Estación de Tránsito vertebra esa “reputada” ciencia ficción clásica que “los puristas” veneran con fanatismo pagano, escrita por un posible discípulo de SAN ISAAC ASIMOV. Es ciencia ficción de repulsivo pringoso pacifismo panteísta, idea que puede condensarse en veinticinco mil palabras, acaso, empero Simak la extiende casi doscientas plúmbeas páginas, parva a espuertas sin otro sentido que la pedante autocomplacencia.

Me asquean estas obras, ¡ensalzadas! por colectivos endogámicos con un anquilosado sentido también endogámico de lo que es el género. Estas historias carecen de méritos para tanto encumbramiento, porque en verdad son ensayos, copias de presuntuosas “profundas” reflexiones personales del autor que sólo enervan a quien busca simple ocio, un tema ligero pero excitante, en su contenido. Pese a sus defectos, MUCHO tendría Simak que aprender de EDGAR RICE BURROUGHS o SAX ROMMER. ¡No digo ya de LESTER DENT o WALTER GIBSON!

Ahí tenemos al farragoso misántropo hamletiano ENOCH WALLACE, al que, a mediados del siglo XIX, eligen (ignoramos por qué méritos) para ser anfitrión de unos transeúntes de la Vía Láctea con quienes, durante ciento y pico de años (la taumaturgia HITECH de su posada —antaño, su granja— impide envejezca) traba más/menos amistad. Wallace habita en una de esas apartadas regiones de la Norteamérica Profunda, atrasada, protestante, endogámica, retratadas en DELIVERANCE.

CLIFFORD D. SIMAK. ¡Cómo os
la he colao, tíos, y sim vaselina!
Por eso muestra esa feliz expresión.
Y que haya un considerable fondo
de fandom que aplauda este bodrio...

Hacer de hostelero es trabajo con (relativo) poco interés; Simak debió percatarse de eso a las cinco mil palabras: había acabado. Porque ¿cuántas veces puedes repetir lo de “vienen del espacio profundo nueve, son inteligentes que te cagas, civilizaciones antiguas que convierten a la nuestra en cavernícola, por su primitivismo atávico/salvaje imposible acceda a esta vasta comunidad de sensibilísimos trekkies quasisantos, hasta que no rechacemos toda violencia”? ¡Pues Simak lo repite un millón! ¡Qué récord GUINNES! Un escritor honesto lo hubiese concretado un par de veces. Simak insiste Insiste INSISTE.

Y, al loro: la CIA tiene entreojado a Wallace; esa CIA que sospechan participó en el magnicidio de JFK y, en EL AMERICANO IMPASIBLE, financió la guerra de Vietnam, u otras tropelías; el cine las refiere por mí. En plena Guerra Fría, tienen ahí a un elemento sospechoso al que se limitan a vigilar. ¿De veras, sólo eso; más, después de que descubran que es inviolable la casa de Wallace, éste no envejece, exhumen de su patio el cadáver de un alien…?

¡La CIA cae sobre Wallace durante uno de sus paseos para recoger el correo, de grado o de fuerza le sacan lo que quieran, y resuelven si es o no espía comunista! Ya sólo lo del alien debió movilizar a todos esos siniestros científicos del Área 51 para ver de qué va este Wallace. El muerto era evidencia de vida extraterrana y oportunidad de acceso norteamericano a una HITECH que podría situarles imperantes sobre el Bloque Soviético… y los aliados de la OTAN. Gobernar el globo sin dificultad.

Esta está mejor; cuando menos,
aventurera (que no violenta) y
entretenida. Empero claro,
cuando copias
EL MAGO DE
OZ
, ¿qué puede esperarse?

Pero, no. Simak elude todas esas consideraciones. Deja a Wallace sentado en su porche, preguntándose si debe, o no, contarle a la Tierra su tarea. E insistir en lo beneficioso que sería al planeta cederle sus conocimientos, que podrían impedir una guerra nuclear en ciernes, aunque eso podría suponer una traición a la Central Galáctica, que si no soy humano, si soy híbrido, si… Compartir, o no compartir, he ahí la cuestión… Toda esta agotadora puta mierda moñas capítulo tras capítulo.

El capítulo en que el tal FISHER intenta allanar su casa, y el caraja de Wallace permite haga, es paradigma de la absoluta incapacidad de Simak para tratar temas concretos. Porque, considerando la territorialidad como los estadounidenses defienden su propiedad, ese episodio pudo resolverlo diciendo: sal de mis tierras o te vuelo la cabeza, jodido maltratador. No. Compliquémoslo. Diálogo intrascendente y tonterías. 

Todo, para llegar al previsible final donde la paranormal sordomuda LUCY Fisher tiene un esperado propósito, adecuado a este tipo de obras, impregnadas de empalagoso buenismo ridículo.

Por lo que sé, a priori, esta
promete. Pero dudo ahora mucho

Por otra parte, la labor de Wallace podía desempeñarla el ABUELO DE HEIDI, o cualquier misántropo del Tíbet, la Patagonia, o Las Hurdes. No: debe ser un cateto de la América Profunda con acusado sentido del Síndrome de Hubris. El ombliguismo de Simak barriendo para casa.

¿Esta es la ciencia ficción de puta madre magistral? Por su ínfima e insustancial calidad, ni siquiera debieron haber publicado este libro. ¡Y encima lo galardonan! Muy mal debía estar el fandom. Muy menstrual.

(Continuará.)

ADDENDA: a fecha de redacción de este texto (05/09/23), empecé a leer ¡VIVA MARÍA! Su humorístico y ligero tono resulta REFRESCANTE después de tanta altiva digresión soplapollas presuntuosa antibélica.