Interesante obra que no deja de ser eso: ficción bien urdida. No una guía para derribar gobiernos |
Coincide hoy la fecha con la actualización,
y sin ánimo de extenderme (es domingo, hay cosas más placenteras que hacer, evitamos
molernos los sesos con complicaciones excesivas, que bastantes nos proporciona
el día-a-día laboral), quiero recordar los tiempos en que la excelsa obra de
ALAN MOORE y DAVID LLOYD supuso un revulsivo para mis nociones sobre el Poder,
la Política y quienes la ostentan.
Durante años fue como mi Biblia. Hasta que, otro adicto, me mostró
sin pretenderlo qué sarta de peligrosas tonterías podía ser propugnar (como él
hacía) los dictados del misterioso V enmascarado. Moore edulcora los crímenes
de un teatral terrorista al situarlo en un entorno de opresión/represión que necesita
una máscara para salvar a la población del atolladero en que se encuentra. (Importante
detalle este: un enmascarado. La tradición del tebeo mainstream de superhéroes no se pierde, sino se reafirma, en una
obra que pareciera opuesta a ese carnaval colorido de fetichistas con
narcisismo exacerbado.)
Pero esa anarquía representativa, o
directa, o popular, que “vende” Moore como una saludable alternativa a la
conspiración monárquica y el bipartidismo letal falla, además de manera
estruendosa, al no estimar la simple codicia humana. La revolución francesa estalla
pensando dar libertad, fraternidad y legalidad a la población gala
(extendiéndose el ejemplo al resto del ancho mundo). ¿Cómo acaba? En un imperio
opresor al cual combatimos en nuestra sufrida piel de toro con gran ahínco. ¿En
qué quedó eso de la “fraternidad” internacionable?
Portada de US. Novela gráfica donde critican cómo unas buenas intenciones acaban vejadas por la codicia humana |
La revolución rusa quitó a unos ineptos para
poner a unos psicópatas genocidas totalitarios que aplastaban a su Pueblo y
toda voz disidente sin misericordia y gulags,
que no es un plato húngaro, por cierto. Y ese ejemplo de represión sí que
cundió en otros puntos del planeta. Lo positivo, de haberlo, no.
La revolución cubana ¿no sitió al mando a
un barbudo proxeneta de adolescentes traficante de drogas? ¿Mejoró las condiciones
de vida de su población? No. Sólo los más gilipollas, o fanáticos, lo piensan.
Ese sangriento trapo rojo que les venda los ojos…
Y paro de citar revoluciones que terminaron
en dictaduras por no amargaros el desayuno. Sólo deseo resaltar lo hipócrita
del planteamiento. Quitar a un cabrón del Poder para que otro aún peor lo ocupe.
¿Eso es mejora?
¿Cuánto se demoraría esa anarquía directa
representativa en convertirse en la misma dictadura que derribaba? Porque los
grupos ambiciosos se aliarían, dispondrían leyes, excluirían o incorporarían en
función a intereses. Personales. Formaría facciones. Guerrearían. Aun entre sí.
¿Quién acabaría sufriendo la salvaje escalada por el Poder Omnímodo? El Pueblo
que, eso sí, podría votar, en referéndum, el color de las farolas. O autobuses.
O buzones de correos. Porque sobre eso se le permitiría elegir.
FRIZT LEIBER se pitorrea aquí de Cuba, el CHÉ y todos esos payasos que sólo querían el poder para oprimir gente |
Cuestiones como quién manda, por qué, cómo
se reparte, quiénes reciben dádivas del Poder… no. Eso quedaría en manos de
gabinetes técnicos y asesores decididos a preservar su influencia por siempre.
Moore no lo estimó (tampoco debía; sólo ganaba un sueldo mediante una elaborada
fantasía distópica gráfica). Pero todos esos que ahora hablan de democracias
directas/representativas, estilo PragmaSoc, conjuras
monárquicas, el Régimen del 78, etc., sí lo están haciendo.
Manipulan. Alteran vuestro pensamiento.
Proclaman populismos pues pretenden poseer el Poder por completo. Y apartar
luego los beneficios que prometen al Pueblo para disfrutarlos en exclusiva. Remember, remember: el mensaje de V DE VENDETTA
es: desconfía de los líderes.
DE TODOS. Pero más aún: de los revolucionarios.