viernes, 28 de marzo de 2025

THE PUNISHER – 1ª TEMPORADA — EPISODIOS I a III

 

Promocional. Hay nombres de las
viñetas que se han vinculado al
parásito real, el cine, y sin duda
les produce pingües beneficios.
Vista o instinto

Estimo honesto prevenir al caveat lector que hago esta reseña tras ver su contenido de manera parcial, pudiendo suceder que, a partir del episodio IV, la cosa cogiera el ritmo que esperaba tuviese desde el I. Recomiendan empezar las historias con un ¡BANG! para crear “la adicción” y no despegarte de la pantalla hasta que, o acabas la saga, o abandonas por completo hastío, de lo miserable, infame, aburrido o WOKE que es el espectáculo.

Aunque empezando prometedora (primeros diez minutos, ¿vale?), pronto la serie exhibe incongruencias que ofuscan un poco la propuesta… o demasiado, según sea su decurso. Luego, la protagoniza un boxeador, tal como digo; lo pregona cada achatado rasgo la cara del actor que encarna a FRANK CASTLE (en nueva recreación de su pasado. Siguiendo así, parecerá EL JOKER de LA BROMA ASESINA: Unas veces recuerdo mi pasado de una manera, otras de otro… Lo justifica contextualizar con la actualidad), distinto del “estilizado” de las viñetas, o el lacónico RAY STEVENSON.

No entendía por qué deja de castigar Castle, que vistió al comienzo su característico peto antibalas con cráneo estarcido en bianco; empero luego lo quema para ponerse a derribar a lo bruto muros en una obra en la que trabaja. De inmediato conocemos a la agente DINAH-algo-más (de “rasgos semíticos”, o sea, moraca) y su despacho en una de esas siniestras agencias parafascistas de seguridad nacional de los Estados Unidos de las Américas, cargando un legajo lleno de comprometedoras sospechas de actividad chungo-narcotraficante de Marines, investigadas durante sus tiempos de policía en Afganistán, y cómo un comando de enmascarados deja listo de papeles a su compañero arguyendo era traficante dispuesto a financiar otro 11-S 2001, o parecido. (Cuántos inocentes habrán asesinado esas agencias escudándose en que era actividad antiterrorista.)

La Santísima Trinidad que lleva sobre sus hombros
la carga de vengar el crimen allá donde se produzca,
o al menos eso pasa en las viñetas

Dinah huele la mierda burocrática en todo el papeleo y promociones que recibe. Traérsela a Manhattan semeja soborno para que olvide el asunto. Intuye tal distractiva promoción busca esconder algo mucho más pernicioso de lo imaginado, un chanchullo colosal interno más relacionado con el lucro personal de los mandos que con proteger al ignorante redneck de la América Profunda Protestante Pro-TRUMP.

Entre los sospechosos de su lista: Castle. Y no desbarra demasiado. Castle estaba en la pomada, aunque a otro grado. Por otra causa. Aunque ahora está muerto para el Sistema.

Un giro "interesante": viejos camaradas de armas
se volverán enemigos irreconciliables. O sea:
síndrome de BATMAN y DOS CARAS

Me desconcertaba de la serie (que intenta humanizar a EL CASTIGADOR, constante alma en pena por el —vengado— asesinato de su familia, haciendo que acuda a reuniones de vets a los que el país está tratando como a mierda, con o sin estrés postcombate o mutilaciones) que Castle fuese un antisocial marginado currante del palaustre, para así provocar de algún modo que Dinah y él chocasen, se aliasen, luchasen contra el crimen.

Castle podía seguir siendo Punisher; asumir que los asesinos de su familia eran ramas de un árbol, o árboles, y que convenía talarlo para exterminar el Mal, como en las viñetas. Podía entroncar su relación a posteriori con Dinah, la cual considerara a Castle ora una fantasía punitiva policial/seria amenaza para la Sociedad, desperado que aplicaba su ley justiciera atendiendo sólo a la recta línea de su criterio, y ambos colaborar para eliminar las inquietudes de la agente, por ser concordantes con los objetivos de Castle. Desplegar toda esa tramoya harto vista pero imprescindible. No; lo complican sin necesidad.

De terapia... o su esbozo. Un país ingrato con sus
soldados traumatizados les reduce a este sitio de
aspecto marginal, cutre

Otra peculiaridad es que esos personajes marginados van con gorra de béisbol y capucha, como procurando evadirse de algo, o ser esa vestimenta distintivo de superhéroe de algún tipo que permita reconocerse entre sí. Teatral truco de viñetas, vaya. Lo cierto es que, con su indeciso aire a la más expeditiva THE SHIELD, a TV “de adultos” de comienzos del milenio, este Punisher castiga a pocos criminales, sustituyéndolo por una atmósfera de indefinible suspense manido que hubiera podido dar al traste con la saga, al desencantar al espectador. Veremos los restantes (cuando podamos). Parece va a más/mejor.