jueves, 24 de mayo de 2012

EL VERDUGO, 5 – PACTO CONTINENTAL

Portada del ejemplar comentado;
pintura de GIL COHEN
Ignoro hasta qué punto un tipo como el aguerrido MACK BOLAN, el justiciero urbano creado por DON PENDLETON, sería la respuesta a nuestras plegarias. Me explico: por encima de su valor como elemento catártico, de liberar las tensiones creadas por ciertas injusticias judiciales, y que la diñe un viscoso sujeto de la novela que nos recuerda a alguien que odiamos (porque, seamos honestos: odiamos; últimamente, empero, esta emoción se niega, tanto por mor de lo ‘políticamente correcto’ como del ‘buen talante’), alguien como Bolan, suelto en el mundo real, siendo juez, jurado y ejecutor, ¿es una ayuda o un peligro?
Probablemente sea lo segundo, aunque bien sabe Dios que tener un Bolan ahí afuera, acechando en las sombras a quien se burló de la Justicia y humilló a sus víctimas saliendo impune del tribunal, alguna vez sería indispensable. Pendleton se esfuerza en mostrar a este vet de Vietnam como un buen hombre, mesurado y juicioso, que procede con quirúrgica precisión al extirpar el tumor allá donde es más maligno, evitando las víctimas colaterales tanto como sea posible.
DON PENDLETON (a la izquierda) posando junto al
ilustrador Gil Cohen. Contentos, se los ve, ¿verdad?
Mas, en INFIERNO EN MIAMI, Bolan segó las vidas de gente que sólo estaba allí. Tal vez fue que, como empleados de los mafiosos, eso ya les hacía impuros. Merecían morir. Pero, no. Pendleton insiste: donde Mack pone el ojo, clava la bala. Júralo. Ese tío se lo merecía. En serio.
Y, concedido: Bolan estará cabalmente equilibrado, y tomó una medida de pensamiento lateral para resolver un problema que no tenía adecuada solución al modo ‘civilizado’. Tal vez se enajenó un instante abrumado por el dolor. Quizás, lo vio todo con claridad incomparable y asumió este pesado manto de responsabilidad como un insoslayable sacrificio personal, tan doloroso como necesario.
La cubierta en edición inglesa
Pero ¿y sus imitadores? ¿Serían tan responsables y equilibrados? ¿O empezarían a disparar indiscriminadamente a diestro y siniestro? Bolan tiene un objetivo definido y por cuyos crímenes se le merecen; la injuria familiar lo exige. Mas, sus plagios, ¿qué excusa usarían para actuar? ¿Matarían al vecino irritante? ¿Al perrito que se mea en su coche, y al dueño que lo tolera? Este es el gran GRAN problema que presenta la vigilancia civil: procede por impulso, no por compromiso. (Si los profesionales la cagan, imagínate un tío que le dispara a otro sólo porque detestaba su corbata.)
Y Pendleton debía intuir algo de esto porque también pone notable énfasis en advertir que la de Bolan es la guerra de un hombre solo contra un mundo lleno de peligros. (Esto también obedece al sentimiento de individualismo ferozmente arraigado en el colectivo norteamericano, troquelado en el lema de los Rangers de Tejas: “Un motín, un Ranger”.) ¡Nada de imitadores! Porque sus errores deslucirían la fenomenal cruzada emprendida por su sólido sargento de francotiradores.
La longevidad del personaje es
considerable; las cubiertas se hacen
más barrocas, incluso
En Pacto continental, Pendleton embarca, in extremis, a Bolan Get to France, donde por supuesto la Mafia también opera. Sospecho que su irrupción en esta parte de Europa la inspiraba THE FRENCH CONNECTION, filme estrenado por entonces (no importan, al caso, los sucesos reales que inspiraron dicha película). Bolan no podía ser menos que GENE HAKCMAN, caramba.
Pero Bolan no emprende el vuelo motu proprio. Las circunstancias que lo empujan a tomar el avión surgen de un enésimo capítulo de su enfrentamiento con la Cosa Nostra, sí, pero sortear los procedimientos oficiales lo logra merced a la documentación que HAROLD BROGNOLA, el funcionario federal (o sea, el Estado) le proporcionara en Miami. Haciendo esto, advertimos que Bolan deja de ser un hombre que mata mafiosos porque desconfía del todo/completamente del Reverso Tenebroso de la Justicia, léase, la Ley, los tribunales y sus sentencias. Es un verdugo a sueldo del Estado, es la mano negra que llega donde la del CABALLERO BLANCO no puede. La pureza de su cruzada así queda desvirtuada.
Cubierta del primer número del cómic
dedicado a
EL VERDUGO; que no falte
la combinación sexo y violencia,
motores básicos de estos relatos
Esto es otra cosa que Pendleton evita referir. Pero a Bolan (ejemplo del modo subconsciente como opera la mente de un escritor) le escuece el asunto, aunque son las cartas con las que debe jugar y hace la apuesta.
Pacto continental esgrime un vago rasgo pueril que, comentan también, es autóctono de la mentalidad USA, una ingenuidad que a nosotros, europeos carcomidos por siglos de cínica Historia, nos obliga a sonreír sarcásticamente: apenas Bolan aterriza en Francia, la maquinaria justiciera estadounidense, intuyendo el Mal, se pone en ON y aniquila con eficaz resolución unos cuantos hampones. Sin mala intención, Pendleton nos “amonesta”: Fijaos: estos tíos llevaban años allí, mangoneándoos, y llega Bolan y ¡BANG-BANG!, ¡liquida el problema! A ver, ¿tanto os cuesta proceder así? Por Dios bendito, ¡estaban a tiro! ¿Tan difícil era? No, pero, señor Pendleton, no está Norteamérica para darnos lecciones de ese tipo, aunque le reconozco su decisiva ayuda para derrotar al nazismo, que tan bien le caía al Senador JOSEPH KENNEDY.
Una plancha de algún número del
personaje. ¿Cuánto de
THE PUNISHER
se habrá drenado a MACK BOLAN?,
me pregunto
Pero THE EXECUTIONER es ficción cebada con este pequeño prurito de orgullo patrio. Y Pendleton la desarrolla siguiendo sus parámetros de forma vigorosa y dinámica, siempre empleando una económica pero sumamente descriptiva prosa que gana de aventura en aventura. Hay mucho que aprender de Pendleton a este respecto, pues fija la emoción precisa de la manera más eficaz con específicas palabras. Siempre me asalta la pregunta de qué habrían hecho estos autores PULP si se les hubiera permitido explayarse. Aun dentro de sus personajes. Enriquecer la historia con más páginas y permitirles un breve respiro. Quizás nos legaran una muy apreciable joya literaria; tal vez defraudaran nuestras esperanzas, estando ellos acostumbrados a estructuras de creación estandarizadas.
Pese a sus esfuerzos, la guerra de Bolan contra la Mafia se cobra víctimas inocentes, cuya sangre empieza a empañar su pureza. Él no resiste este dolor y decide continuar la pelea (no puede abandonarla; la Mafia ni olvida ni perdona. Sólo puede morir con las botas puestas) asumiendo un autismo selectivo. Tiene un momento de aflicción para GIL MARTIN, el vanidoso actor con quien la Mafia le confunde (y por eso le torturan) y la cosmopolita CICI CARCEAUX (otra fémina, como la azafata NANCY WALKER, que cae rendida ante sus viriles encantos al punto —¿cuál será el secreto de Bolan?—), pero, macho, la guerra es así de puta y debo ganarla como sea, así caigan amigos o enemigos.
Vuestro Scriptor.

Documentación adjunta: