lunes, 31 de enero de 2011

EL VERDUGO#1 / GUERRA CONTRA LA MAFIA – EL SISTEMA FRACASA

Cubierta de mi ejemplar, impreso
en Miami, con traducción sui
generis. Dibuja: GIL COHEN
En este pulp, las palabras “automático” y “poderoso” retumban con violencia en el lector. Influyen rotundamente en el relato. Hay otras más que, situadas en párrafos determinados, los hacen superlativos, elevándose sobre las restantes.
Durante este somero repaso a la baja literatura, voy percatándome de cuántos iconos ha donado a la CultuPop, y cómo éstos han afectado aun nuestras rutinas. DOC SAVAGE encarna al héroe artúrico que combina inteligencia, ciencia y fuerza física; CONAN las ambiciones que anidan en el corazón del Hombre; LA SOMBRA es los remordimientos del crimen, cuyo castigo lo ejecuta un ente misterioso. MACK BOLAN personaliza el deseo íntimo de retribución cuando los jueces fracasan. Es el justiciero que se atribuye poder decidir sobre la vida y la muerte consciente de que tiene la fuerza física y moral que le permite hacerlo. No es original ni excepcional: Doc y La Sombra ya lo hacían, con distinto respeto de las instituciones judiciales y policiales.
THE EXECUTIONER, clásico del que han manado afluentes más o menos afortunados (THE PUNISHER, VIGILANTE), aparece en 1969, aunque es probable que su autor, DON PENDLETON, lo cocinara en sus mientes desde 1967 o 1968. Y tiene de fondo un escenario que demuestra qué profunda muesca causó Vietnam y la posterior derrota de su maquinaria bélica, tenida por todopoderosa, en la hasta entonces invicta sociedad americana. La saga está dedicada al hijo de Pendleton, STEVEN, que se batía el cobre en las junglas asiáticas en una unidad de elite militar.
Cubierta americana.
Nótense las diferencias

En 1969, la guerra de Vietnam ya daba su cara más fosca y el desafecto por la contienda no era algo episódico, pero este pulp no refleja el descontento social con las políticas de LYNDON B. JOHNSON y RICHARD M. NIXON. Pendleton opta por denunciar que mientras sus mejores recursos se enfangan a años luz del suelo patrio, en Norteamérica hay una violencia que merece muchos más esfuerzos que los dedicados hasta entonces. Y él, como ALEJANDRO ante el NUDO GORDIANO, aplica el pensamiento lateral, y “propone” una solución radical: Mack Bolan. La Mafia, entronizada en EL PADRINO, tan negada por el travesti J. EDGAR HOOVER, está incrustada en la sociedad como un cáncer y devora a las personas menos favorecidas de ésta.
La tragedia de Bolan comienza cuando su padre solicita un préstamo a una “filial” de la Mafia porque una crisis cardíaca ha mermado los recursos de la familia y las deudas se volvieron apremiantes. Dada su delicada salud, no puede responder con la suficiente premura a los distintos pagos, y le rompen un brazo (es de suponer que incluirían una buena ración de desagradables amenazas en el lote). Y todo esto ocurre mientras Mack, laureado francotirador, suma méritos en los manglares vietnamitas. La situación se deteriora al extremo de que, para evitar peores violencias, la hermana de Mack se prostituye, esperando así saldar la deuda. Descubierto por el hermano menor, éste comete el error de contárselo al padre que, enajenado, empuña un revólver y se ventila a la familia, agujereando su cráneo al final.
DON PENDLETON sonriendo en una
convención de THE EXCUTIONER en
Las Vegas, Nevada. Diseñó misiles
JOHNNY, el hermano menor, sobrevive e informa a Mack de las causas del asesinato-suicidio. De inmediato las miras de Bolan enfocan a un enemigo que le parece más, o cuando menos, igual de nocivo que el que combate en el Sudeste Asiático. Y emprende una lucha sin posibilidades de victoria contra un ente masivo, organizado, antiguo y especializado como es la Mafia.
Primero les enseña el coste del recibo de la luz en su localidad natal, causando una matanza (en las siguientes entregas éstas se superan; en comparación, la de Pittsfield es una caricia). Arrasa. A continuación, con un giro emotivo poco creíble, parte hacia su nuevo objetivo con el corazón herido al dejar atrás a VALENTINA QUERENTE, su amor incondicional y leal, ímprobo, y a Johnny, que se recupera leeentamente.
Otra chulada de portada sobre el
protagonista de esta reseña
El Verdugo demuestra varias cosas: una, la pasión del norteamericano por enmendar al Poder cuando descubre que éste fracasa, consciente de la pureza de su objetivo: lo que él hace es por el bien común, no busca gobernar; otra: la hipocresía del Sistema, que es incapaz de enfrentar un determinado mal, y aprueba que un “agente externo” empuñe las armas (esta es la clave) y elimine a los enemigos que sus recursos no logran abatir (léase LEO TURRIN, agente secreto infiltrado, ¡y el que hace puta a la chica Bolan, quedando no obstante sin castigo!). Tercero: lo indefensos que estamos los ciudadanos. Puede clasificarse (los progres lo hacen siempre) a Bolan de neurótico, desquiciado, enfermizo fascista…, todos esos epítetos que les hacen sentir bien consigo mismos mientras un asesino que, en compañía de sus amigotes, atropella, quema y acuchilla a su víctima recibe una levísima condena y además le recompensan con vivienda, pensión y escolta policial. Es la ley. A mamar, macho. Citan todas esas oscuras y desesperadas patrañas de que el Estado no puede ser verdugo, no nos pongamos a su altura, y demás mierdas parecidas/equivalentes, para aplacar sus consciencias culpables. No discuto que hay casos en que la reinserción funciona; hay un firme deseo de reorientar la vida positivamente. Pero los que cometen ese brutal crimen son malignos desde la médula a la punta del cabello y JAMÁS se enmendarán. Creer que sí es convertirse en su cómplice cuando cometa otro asesinato. ¿De cuántos delitos es cómplice nuestra bienpensante y roussoniana Sociedad? Pues, para empezar, de todos los que se comenten cuando un recluso sale de permiso, durante su condena, y reincide. Pero para esos jueces que lo permiten, no hay castigo. Ni el más mínimo-nimio.
Otra manifestación de que es, ante
todo, un hombre que, donde pone el
ojo, introduce la bala
Así que en estas estamos: no sólo somos víctimas del asesino eventual, sino que el Estado ayuda. Vivimos un absurdo atroz, pues el Poder, consciente de sus carencias, anestesia su responsabilidad de enmienda escudándose tras grandes y nobles palabras que han desvirtuado con su hipocresía. El problema no es tan simple como para darle una Solución Bolan: si eres culpable, estás muerto. Pero es igual de canalla saber que nuestra ley debe ser modificada, ajustar el castigo al crimen, y no hacerlo porque sus señorías y los políticos no quieren ser tachados de fascistas por la prensa progre y las meretrices del cine.
Tengo la sospecha de que El Verdugo inspiró a DAVID MORRELL para crear a RAMBO (nota: Guerra contra la Mafia posee notable carga sexual; sin ser muy explícito, ¡palpas el erotismo! Vaya con Bolan: ¡de una mirá las deja preñás! Es todo un semental, además de generoso ejecutor –el binomio sexo/muerte-). Ambos comparten parecidos, salvo que Morrell humanizó a Rambo haciéndole sentir miedo. Pendleton forja en hierro a Bolan; lo insensibiliza a los remordimientos y traumas bélicos.
Del carnet de MACK BOLAN
Estos pulps son otro fragmento de literatura de la cual estamos aquí en ayunas. Están escritos de forma concisa, práctica, cada palabra percuta en el texto, soslayando las florituras artificiosas e innecesarias. Son comedidos con la violencia, sin embargo.
Pendleton también enseña a escribir, aunque la pizarra donde instruye desagrade a muchos lectores. Es comprensible.
Vuestro Scriptor.
Documentación adjunta: