miércoles, 9 de mayo de 2012

PRIMEROS 100.000 – A POR LOS 200.000

La cantidad habla por sí sola. Agradezco el apoyo de
quienes, con sus recomendaciones, ayudaron a que esta
esta cifra se alcanzara
El lector habitual de Una historia de la frontera es varón (ojalá algunas jóvenes más se animaran a opinar; no muerdo) de entre 30-50 años (no exclusivamente) con ciertas ideas conservadoras. (Les vota como última contingencia contra el problema, y aun así con recelo.) Los más jóvenes poseen una cultura nacida de Década 80 y, los más maduros (en algunos casos), de cuando VÉRTICE publicaba material MARVEL, y abría ventanas a fabulosas fantasías muy diferente a las presentes en los quioscos de entonces. Recuerda con nostalgia RUFUS, VAMPUS, VAMPIRELLA y DOSSIER NEGRO (como vuestro Scriptor), lecturas complementarias donde fue ‘echando los dientes’, alternándolas con los inevitables clásicos de la literatura y luego, con la adquisición de algunos libros “traviesos” que le ayudaron a madurar.
Aquí se llamaba RUFUS. Una de dos: o esas
historias eran la hostia, o nosotros muy
jóvenes o ingenuos
Los lectores de la treintena postean en sus blogs opiniones adversas sobre las “nuevas generaciones” que encuentran en sus tiendas habituales de cómics. Excluyendo algunas caras jóvenes, la mayoría de clientes pertenece a su quinta, que se inició con los tebeos de superhéroes del hermano mayor, y no ve en las siguientes sagas continuidad, el anhelo de ilusión y aventura que a ellos les hace consumir tebeos aún.
Y, evocando viejos hitos, miran con perplejidad próxima al desaliento y la desconfianza los rumbos que sus editoriales preferidas y sus personajes favoritos están tomando. La cosa es muy simple, muchachos: todo está ya contado. Y recontado de nuevo. Y habéis encumbrado a firmas con instinto, pero no definición. Ahora, próximos a su límite, os desconcierta qué están produciendo. Sólo hay un ALAN MOORE (pongamos). Y éste nunca pretendió imitar a nadie, sólo relatar lo que bullía en sus sesos. Punto. Hoy día no tenemos legiones de escritores con buenas ideas, sino imitadores obsesionados con “crear” su propio WATCHMEN, y, merced a eso, hacerse inmortales. Tal empeño está desangrando la industria.
Boceto para una eventual portada de
LA ESCLAVA DE MARSOON. La
próxima novela que podréis leerme
Volviendo al blog: muchos de estos 100.000 se han habituado a leer mis dislates, cosa que evidencia su propia temeridad. He tenido mucha suerte con ellos, porque suelen ofrecer apreciaciones que enriquecen bastante la opinión publicada. No ha habido, en general, crítica adversa o despectiva, y quienes la ofrecieron fue de tal modo que ellos mismos acabaron desprestigiados.
Inicié Una historia de la frontera con la firme intención promocionar mi labor, tras los siete años que colaboré con TEBEOSFERA, web decana del estudio y la difusión de la historieta en España. Ahí ‘fortalecí’ mis ‘músculos literarios’, que se probaron en las distintas novelas remitidas a concursos y editoriales con dispar suerte. Uno de los frutos de esa experiencia es el enriquecimiento de ese tonillo, cínico/cítrico, que contienen mis reseñas, y que parece ser, es cosa de vuestro agrado.
Han llamado mi atención sobre esta
editorial (por supuesto, les he mandado
material). Ya ves: repescando el
PULP.
SIN COMPLEJOS, no como en España,
paraíso de las hueras erudiciones y los
jactanciosos mamotretos insípidos
No sé qué éxito material ha tenido esta aventura, cuántas novelas habré vendido gracias al blog, a qué empresas interesó mi actividad. La competencia al respecto es brutal, y no os digo nada del aspecto literario. Compito contra autores formidables y con más veteranía, como demuestran en sus propios espacios, y es dura esta “lucha” debido a mi limitada dosis de talento… y nula capacidad para las relaciones públicas. Sólo tengo mi trabajo, amigos y amigas. Espero deslumbrar por él. No haciendo reverencias. (Se supone que, en un mundo decente, siendo bueno el trabajo, ya basta para ayudarte.)
Os agradezco la fidelidad y la constancia demostrada, y saludo a quienes ‘pasen’ a partir de ahora por ‘la frontera’. He evitado faltaros lo máximo, en serio, pero respetad mis creencias e ideas. No todos queremos ser robots del amanecer progre, como parece ser la exigencia para quien se lanza a la aventura de mantener un blog. ¿No tenemos el derecho a opinar distinto? ¿O me he equivocado?
Vuestro Scriptor.