domingo, 1 de septiembre de 2013

IRON MAN 3 — EL HOMBRE SIN HIERRO, EL HÉROE SIN TRIUNFO

Afiche publicitario; la experiencia en THE AVENGERS ha
debilitado la psicología de TONY STARK y ya no vive si no
es enclaustrado en su traje de hierro
Cómo se nota que DISNEY ha metido mano (profundamente) en los bien aceitados engranajes de esta saga, quizás de todo en cuanto esté implicado MARVEL, compañía propiedad ahora de MICKEY MOUSE, y, aparte de ralentizar el giro de esas eficientes ruedas, ha construido una secuela extraña, quizás descompensada, comparada, al menos, con las entregas anteriores.

Han buscado ahondar en la personalidad de TONY STARK (ROBERT DOWNING, JR.) al margen de su espectacular vestimenta acorazada HI/TECH y ver cómo encaraba al mundo sin tan peculiar defensa. Desnudo, dijéramos, y sin adecuada hoja de parra que cubrirle, aun mínimamente, las vergüenzas. ¿Tendrá desparpajo para afrontar la abrasiva realidad?

SIR BEN KINGSLEY como EL MANDARÍN; en realidad,
un mediocre actor interpretando al moderno VIEJO DE LA
MONTAÑA y explotando nuestros terrores televisivos
El planteamiento es bueno: expande, lleva a salas quizás nada glamurosas, pero parte también del icónico personaje. Numerosos lectores de cómic me han expresado que lo que les atrae de Iron Man es el hombre bajo el blindaje, los atractivos que enfoscan a Tony Stark: mujeriego, billonario, bon vivant, espectacular inventor, y a esa baza SHANE BLACK, el nuevo director, ha jugado. Por decisión propia o imposición de la productora. Y pienso que, el resultado, aunque audaz y con suficiente mérito, no ha cumplido como debía sus metas. (Ya sabéis: es obra humana, expuesta pues al fallo...)

El verdadero villano: ALDRICH KILLIAN (GUY PIERCE).
Ejemplo de cómo una inteligencia superdesarrollada puede
esclavizarnos moviendo unos pocos y sutiles hilos mediáticos
Algo a lo que nos habían acostumbrado tanto Downing, Jr., como el director anterior, JON FAVREAU (alias HAPPY HOGAN), era a un ingenioso Stark de rápida réplica llena de agudeza y mordacidad, acompañada de determinada mímica quasihiperactiva. Black ha aletargado a Stark.

A ratos, chisporrotea esa vieja energía en la actuación de Downing, Jr. (Imagino, por otra parte, que debe serle agotador mantener en ON tanto frenesí. Pero teniendo presente que en SHERLOCK HOLMES perdura, quizás sea parte de su propio ser que logra expresarse así.) Como lo de SIR LAURENCE TONTAINA, cuando “presenta” a EL MANDARIN (o SIR BEN KINGSLEY) a DON CHEADLE (también IRON PATRIOT —ahí lo llevas—). Pero son remansos aislados de lo que antes era flujo constante, ejemplos que pretenden tranquilizarnos, decirnos que sí, éste sigue siendo Tony.

Hombre, cameo de CAPTAIN AMERICA; DON CHEADLE
como IRON PATRIOT. Dependencia de símbolos poderosos
para afrontar el día-a-día. Esta secuela hace apreciaciones
políticas más incisivas que en las entregas anteriores
Sólo que… lo hemos hecho madurar, puede alegar Black en su defensa. Tony pasó por una traumática experiencia (en THE AVENGERS) y sufre como síndrome postcombate. Como RAMBO. Arrojar el núcleo a través del portal abierto sobre su rascacielos neoyorkino ha dejado (inesperada y) tenebrosa secuela.

Le ha vuelto hiperdependiente de su armadura. La vivencia ha transformado el vistoso arsenal volador en fetiche indispensable para Tony. Una potente muleta psicológica donde apoyarse para afrontar el día-a-día y tratar de dormir esa noche. Trabaja en modelos de la armadura nuevos-y-mejores incesantemente, pero luego, aquello que lo hace más fuerte, lo teledirige desde un lejano y oportuno santuario. Interesante, ¿eh?

La DRA. MAYA HANSEN (REBECCA HALL) ha dado con
algo, el extremis, capaz de hacer nuestra vida mejor. Pero
no halla financiación, y eso la empuja a senderos aviesos...
Iron Man 3 se rinde “definitivamente” a la saga EXTREMIS escrita por WARREN ELLIS e ilustrada por ADI GRANOV. Las entregas anteriores lo disimuló más. Esta vez, no. Van a hierro: casi todo brota de la miniserie (nombres, poderes, aspiraciones, fracasos…) para luego mezclarlo con habituales elementos de la serie Marvel o su Universo. Esta vez le toca a IMA, lo cual tiene lógica. IMA es un poderoso rival tecnológico capaz de competir, aun superar, con Stark y su compañía.

Si algo recibe IRON MAN esta vez, son
palizas malas y de verdad; esta imagen
lo anticipa
Pero no sale MODOCK (el cabezón siniestro empotrado en un exoesqueleto), sino GUY PIERCE conjuntando, en su interpretación del ninguneado DR. ALDRICH KILLIAN, a tres (al menos) supervillanos de Iron Man: FIREBRAND, RAGA y EL FUNDIDOR, so pretexto de recrear al tecno-terrorista extremista MALLEN, el mortal enemigo de Iron Man en Extremis.

Black introduce un giro peculiar en la mitología visual de Iron Man: el cine policíaco; a ratos, tenía la impresión de estar viendo una revitalización HI/TECH de ARMA LETAL. Downing, Jr. reemplaza a MEL GIBSON como MARTIN RIGGS y exploramos, así, otra ala del psiquiátrico para traumas personales y postcombate del superhéroe. ¿Prueba? La acción transcurre durante Navidad (como otra historia firmada por Black: MEMORIA LETAL) y Tony Stark dispara a los malos en vez de arrearles con su coraza.

Tanta leña recibe que hasta pierde su casa, y deja a la dolida
PEPPER POTS (GWYNETH PALTROW) meditar sobre los
escombros y despojos. ¿Ha muerto el amor de su vida?
El Mandarín (¡cómo detesto a ese supervillano!) de Sir Ben Kingsley espera ser reflejo de los miedos televisivos de la actualidad. Un hediondo misántropo con indumentaria espartana y voz átona predica un evangelio de devastación terrorista, preñado de citas o feos acontecimientos históricos, y Occidente sucumbe. El caos es casi inmarcesible. De inmediato surgen ‘apóstoles’ (de derechas e izquierdas) solicitando la rendición a los Gobiernos democráticos.

Pero ella tampoco escapa al caos originado por IMA. No, ni
es LINDA HAMILTON ni TERMINATRIX; aunque el
extremis inyectado en Pepper la acerca (mucho) a ambas
El piojoso barbudo del monte tiene toda la razón y lo respalda nuestra culpabilidad racial/social/lo-que-sea. Que hablemos de un dictador fanático que exige la destrucción de nuestros más elevados valores y libertades: no importa. ¡Claudiquemos! La TV e internet, buscando la máxima audiencia, mas falta de toda integridad, han poblado el mensaje de rotundidad e inyectado un soberano pánico en nuestra médula. Alcemos la bandera blanca. ¡Estamos a tiempo!

Black intenta meternos esa reflexión en la cabeza, y lo logra con cierta eficacia. Aunque Iron Man 3 es lo que es: espectáculo de alta ingeniería visual, no docudrama social. Pero… ¿también ha empezado a despedirse? La destrucción del hogar de Stark, la ausencia de SHIELD (confinada a un comentario), la presunta madurez de Stark…  ¿intuimos reebot tras esta última entrega? ¿Por qué? ¡Lo hacían muy bien!

Iron Man seguirá volando, desde luego. Pero esta secuela 
deja el desagradable regusto de que estamos ante un 
inminente reebot. Esperemos que no sea así
GWYNETH PALTROW, o PEPPER POTTS, convence como secundaria bibelot y chica rehén; Killian la amordaza a esos roles pues es el villano visionario que, como THULSA DOOM, da a Stark un estigma para vivir mejor que su existencia banal como playboy. Pero que Pepper salve el día y ejecute al malo, papel históricamente reservado al héroe, ¡no cuela! Y que no me vengan con zarandajas paritarias feministas.

Tampoco me ha gustado qué rol endosaron a Favreau. Hospitalizado, por tanto lo han alejado de la dirección, tan brillante otrora, cosa que semeja cierta vendetta que Disney cumpliera con él por ignota ofensa.

Sobre ese chaval que ayuda a Tony… Imagino que otro crítico habrá hecho una mejor y más incisiva apreciación sobre él. Dejémosle, pues, explayarse.

Vuestro Scriptor.

Relacionado: