lunes, 16 de septiembre de 2013

EL QUINTO ELEMENTO — EL SEXTO SENTIDO

Afiche foráneo. Planetas, hiperespacio
y coloridos escenarios
a lá francesa
Nunca he comprendido bien qué papel juega GARY OLDMAN en esta historia filmada por el galo LUC BESSON. (Y, menos aún, LUKE PERRY.) Ya, ya, Oldman es ZORG, el malo (su rostro, pues el auténtico Mal carece de cara, y el espectador debe relacionarlo con alguien, o no lo temería, al tratarse de un ente abstracto, amorfo), el que, por encomienda del SR. SOMBRA, debe localizar las fabulosas piedras capaces de neutralizar la total devastación prometida.

Zorg se jacta de ser un astuto (y despiadado) mercader. Husmea las pérdidas a años luz. El negocio con el Sr. Sombra las rezuma por todos lados, y Zorg debe saberlo. Bien pudo la arrogancia anublar su juicio, en efecto, pero conocemos casos de sujetos como el tal Zorg y sabemos que no participan existiendo peligro de fracaso. Es puro instinto. Deformación profesional. Y tal hábito, arraigado y dominante en Zorg, le haría dudar de los réditos que, en teoría, le proporcionarían este acuerdo.

Inevitable referencia a BLADE RUNNER, como el oficio de
KORBEN DALLAS (BRUCE WILLIS) homenajea el filme
de animación
HEAVY METAL
Esto no importa a Besson, empeñado en filmar un tebeo estilo Metal Hurlant con la iconografía de ciencia ficción (francesa) más potente que pudo encontrar. Pergeñó en torno una historia pasable cuajada de llamativos elementos fantásticos y la arrojó a la pantalla de plata y nuestro deleite guerrero confiando consolidarse en el cine. Ganar puntos y, merced a ellos, embarcarse en nuevas aventuras, más ambiciosas, mejor financiadas, hollywoodenses.

ZORG (GARY OLDMAN); el malo. Es el futuro de los viajes
supraluz, y no le arreglan la pata chula ni el coco de plástico
El cine de Besson adolece de una llamativa ausencia de lógica que, no obstante, parece característica de la producción francesa. Ellos son muy suyos (lo dice todo quisque) y hacen las cosas a su manera, como cantó FRANK SINATRA, o no las hacen.

A Besson, en particular, lo apremia el poner en escena toneladas de acción. Tuerce los ramales de su trama propiciando buenas trallas de violencia, capaces de rivalizar tanto con el cine de Hong Kong como el norteamericano, metrajes especializados en repartir hostias y masacrar extras.

Aunque en la producción estadounidense abundan filmes inefables/infectos de tiros, los buenos tienen esa factura que los ha inmortalizado y sirven de guía. Besson tararea esa tonada, pero no entiende su letra, el que algo debe justificar el tiroteo; el shootdown no es la meta, sino la consecuencia.

La modelo MILLA JOVOVICH es LEELOO (una alien), y la
fuerza indispensable para salvar nuestro atacado planeta.
IAN HOLM (VITO CORNELIUS) pensando ideas impuras
El quinto elemento es aceptable logro de la ciencia ficción, en concreto europea, beneficiada de inversión americana. (Hay que venderla por doquier.) BRUCE WILLIS lo testifica con su actuación del ex-comando todo-poderoso KORBEN DALLAS, última e irónica esperanza del mundo ante el Mal que, a hipersupravelocidad, pretende chocar contra nuestro planeta.

Conviene destacar de El quinto elemento su deseo de romper una presunta opinión sobre el cine europeo; que, en el apartado del género fantástico, está dispuesto a competir con la producción norteamericana. Es un ejemplo que debería cundir, no ser rara avis ocasional; predica que también podemos hacerlo, y con calidad. No siempre concentramos nuestros esfuerzos en lo dramático, o un tipo de comedia tan genuina del país donde se rueda que sólo sus paisanos ríen los chistes. Ofrecemos diversidad.

Invencible Korben Dallas bien amenazado por las armas de
sicarios-secundarios de chiste. Bien hacen al encañonarle,
pues Korben deja en pañales a RAMBO
En España no tenemos Besson. (Sí hay, pero les impiden filmar.) Esto ganan los franceses, que sí lo poseen. Es un tipo con un carácter especial de iniciativa y ambición. Como muchos realizadores norteamericanos, Besson no renegará de una ‘escuela’ basada en el tebeo. Aquí, destacar que tal director además cuenta con esas referencias, le basta para el automático estigma, anatema y excomunión a perpetuidad.

Jamás (o mucho deben cambiar los criterios) rodaremos aquí un El quinto elemento. La ponzoña revanchista política está tan arraigada, y la miopía cinematográfica clasista es tan profunda, que no pueden ni imaginar que otro tipo de cine es posible. Lo chabacano y misérrimo, el “discurso social”, nos ha carcomido hasta el tuétano.

El espacio vuelve a llamarte, Ian Holm...
Eso no es lo más trágico, sino que existan generaciones de Luc Besson patrios que, para siempre, sufrirán ostracismo por culpa del atavismo arriba citado.

Por su sentido de riesgo e innovación, El quinto elemento debe arrancarnos aprobadora ovación. Mas la película, en sí, es otro cantar.

Besson filma una space-comedia que no tiene totalmente compensados ni equilibrados sus elementos. No logra decantarse en uno u otro sentido en el momento apropiado. Ante la duda, Besson tira por el camino que conduce al tiroteo, pues en el restallo de los calibres encuentra su ambiente.

Y descubres, escrutando atentamente qué abismo nos muestra, que es Zorg quien todo lo desorganiza. Se supone es agente de un orden nuevo y fatal en el que Zorg se encumbrará como importante cacique. Pero no hay una fuerza de leales que le siga. No es sacerdote de un culto, o general de un ejército, decidido a pudrir y sembrar el caos e imponer su gobierno. La meta única de este Mal, como anuncia el reverendo VITO CORNELIUS (IAN HOLM) es la total y radical extinción. La misma forma meteórica que asume el Mal lo atestigua: un bimbazo, y todos a hacer puñetas cósmicas.

A Leeloo no la arredran tíos con caretas de goma cuyas
orejas se agitan alocadamente. Les propina la paliza
de sus vidas
¿El vanidoso/codicioso Zorg cooperaría en algo cuya máxima consecuencia es morir? ¿En serio? Todas sus maniobras persiguen el fin pecuniario, o el poder. No lo garantiza este trato. Y, por su mismo personalidad, no lo veo pilotando una secta kamikaze, o de suicidas milenaristas. Se quiere demasiado para tanto.

Korben es el héroe al uso; lo suficientemente cínico como para convencer al público desencantado/receloso con el ídolo impoluto de níveo sombrero e infalibles revólveres, pasado de moda. Le adjuntaron a la bella de este reino, LEELOO (MILLA JOVOVICH) esta vez, para dar tributo heteroX a la historia, siempre sencilla y siempre eficaz, de los buenos derrotando al Mal, que, al menos, en la ficción paga sus culpas, porque lo que es en el día-a-día, ¡ni de chiripa!

Milagro en ON. Cuidado con el traicionero menda a tus
espaldas, Bruce; su sable láser se ha colado de rondón
en el plató, y vete a saber qué estragos causa en el elenco
Leeloo tiene momentos poco afortunados también. Semeja una TARZÁN del Cosmos a remolque del socarrado Korben. Otras, es pieza fundamental para triunfar. Sin tránsito, encastrada en esa falta de coherencia del

(cine francés)

cine de Besson, que, otra vez, busca el tiroteo (filmado con ritmo y buen planteamiento) para saberse ubicar en el plató y dar de sí lo mejor.

En cuanto a CHRIS ROCK… odioso ODIOSO. ¿Querías una guinda para denostar el filme? Hela aquí.

Vuestro Scriptor.