jueves, 24 de marzo de 2016

BEN-HUR — APASIONADO CINE DE PASIÓN

Quizás uno de los afiches más populares
de todos los tiempos (del cine)
La más oscarizada película de la Historia (o hasta recientemente, lo era) se ha tornado la cinta “de santos” de indiscutible repaso durante Semana Santa. Hay otras, pero como ésta de WILLIAM WYLER, ninguna. (Pues ¡qué mamarracho, LA TÚNICA SAGRADA!)

En aquellos entonces tardofranquistas de mi remotísima infancia, los cines echaban “el cierre” el Domingo de Ramos, limitándose a proyectar Ben-Hur o anejas. Pero era Ben-Hur la triunfadora, porque conjunta numerosos factores que la hacen grandiosa por sí sola. Rememoran, siempre, la trepidante carrera de cuadrigas (donde falleció un extra), así como las escenas de la galera.

Pero cuando adquieres cierta edad y nociones, lo que también destaca es qué enconada venganza gay MESSALA cobra en el honesto heteroX JUDÁ Ben-Hur. Messala propina varias cándidas miradas de ferviente enamoramiento (sino, ¿a qué volver al Vietnam del Imperio Romano, cuando otros tantos destinos prometían honores más confortables, fáciles y rápidos de obtener?) a Ben-Hur que, éste, bien por ingenuidad, o ignorancia, empero toma de un afecto viril desprovisto de toda carga sexual.

El reencuentro de viejos amigos. Atentos a la miradita de
MESSALA. Y BEN-HUR como si podara cerezos en 
Granada, in albis de las "otras intenciones" de Messala
Mas sucede que el sarasa Messala, bien pertrechado empero en su pecho de lata de la hombría bélica y su gótico alojamiento, para disimular ante el respetable cuán macho es, descubre que Ben-Hur prefiere compañías femeninas, y pasa entonces a urdir esta venganza para hundir al que tenía por amante seguro. No toleró el rechazo, poniéndose en plan histérico CUMBRES BORRASCOSAS.

Fuera de consideraciones más genéricas e inofensivas, aun religiosas, la película debe también entenderse así, como un romance despechado que adquiere las dramáticas y retorcidas manifestaciones del ODIO más visceral al ver insatisfechas ciertas ‘expectativas’. El poderío que ostenta Messala realmente oculta un hombrecillo minúsculo, envidioso, embustero, sin talento, vergüenza, virtud o el más mínimo-nimio sentido de gratitud, que se siente corneado y cornudo por mor del ‘desdén’ de Judá.

El mal trago en galeras, donde Ben-Hur cultivó esa cara
de "Ese maricón, y sus putas, me las pagan"
Todo el Imperio Romano que lo arropa es su modo de compensar sus graves taras anímicas, incluso impotencias físicas; es su “dime de qué presumes, y te diré de qué careces”. Y Messala carecía de mucho, salvo de bilis gay, que arroja contra un buen hombre por perseverar, firme, en sus convicciones.

Doblegarse a la petición de Messala, coqueto con su modelito de travesti escocés, era la primera forma como el “libertador del Tíber” pensaba trajinársele. Luego, roto el sello, vendría “lo físico”. A ver, ya te “cepillé” moralmente, Judá: ¿crees que “lo físico” va a dolerte menos? Ante la negativa, el incontrolado ODIO homoX de Messala se encrespa contra Judá. Era así: se creía dueño tanto de la razón a ultranza como de poder vilipendiar sin tasa, llegando a emplear, si era preciso para la sucia tarea, incluso a putas, tras las cuales se ocultaba. ¡Gran acto de valentía! Qué pedazo de hombrón… Cobarde.

Y se brinda una oportunidad de pisotear al pisoteador; la
inmortal carrera de cuadrigas, llena de luz y energía
Pero la rueda gira y coloca a Ben-Hur en situación de tomar la revancha. También Ben-Hur versa sobre la retribución y sus consecuencias, tanto en su ejecutor como en sus seres amados. No obstante, lo que predomina es el (doble) romance tortuoso y el mensaje apostólico redentor (que llenaba las salas), antepuestos a las más procelosas consideraciones del virulento despecho homoX de Messala y la venganza de Ben-Hur.

En aparición estelar, para que no olvidemos el contenido
del relato: JESUCRISTO aleccionador de masas oprimidas
Siendo la fecha, no viene nada mal un repaso al péplum clásico por excelencia, de gran poderío visual y épico, en pos de la luz y grandiosidad de amplios escenarios, enemigos de las telarañas góticas y los penumbrosos ocultismos basados en la pamplina de influencia actoral procedente de enigmáticas piedras cargadas de patrañas apasionadas de la literatura, etc.

Y, ahora que conoces los sórdidos tapujos de Messala, verás qué nueva dimensión cobra esta celebrada película.