Quizás uno de los afiches más populares de todos los tiempos (del cine) |
La más oscarizada película de la Historia
(o hasta recientemente, lo era) se ha tornado la cinta “de santos” de
indiscutible repaso durante Semana Santa. Hay otras, pero como ésta de WILLIAM
WYLER, ninguna. (Pues ¡qué mamarracho, LA
TÚNICA SAGRADA!)
En aquellos entonces tardofranquistas de
mi remotísima infancia, los cines echaban “el cierre” el Domingo de Ramos,
limitándose a proyectar Ben-Hur o
anejas. Pero era Ben-Hur la
triunfadora, porque conjunta numerosos factores que la hacen grandiosa por sí
sola. Rememoran, siempre, la trepidante carrera de cuadrigas (donde falleció un
extra), así como las escenas de la galera.
Pero cuando adquieres cierta edad y
nociones, lo que también destaca es qué enconada venganza gay MESSALA cobra en
el honesto heteroX JUDÁ Ben-Hur. Messala propina varias cándidas miradas de
ferviente enamoramiento (sino, ¿a qué volver al Vietnam del Imperio Romano,
cuando otros tantos destinos prometían honores más confortables, fáciles y
rápidos de obtener?) a Ben-Hur que, éste, bien por ingenuidad, o ignorancia, empero
toma de un afecto viril desprovisto de toda carga sexual.
El reencuentro de viejos amigos. Atentos a la miradita de MESSALA. Y BEN-HUR como si podara cerezos en Granada, in albis de las "otras intenciones" de Messala |
Mas sucede que el sarasa Messala, bien
pertrechado empero en su pecho de lata de la hombría bélica y su gótico
alojamiento, para disimular ante el respetable cuán macho es, descubre que
Ben-Hur prefiere compañías femeninas, y pasa entonces a urdir esta venganza
para hundir al que tenía por amante seguro. No toleró el rechazo, poniéndose en
plan histérico CUMBRES BORRASCOSAS.
Fuera de consideraciones más genéricas e
inofensivas, aun religiosas, la película debe también entenderse así, como un
romance despechado que adquiere las dramáticas y retorcidas
manifestaciones del ODIO más visceral al ver insatisfechas ciertas ‘expectativas’.
El poderío que ostenta Messala realmente oculta un hombrecillo minúsculo,
envidioso, embustero, sin talento, vergüenza, virtud o el más mínimo-nimio sentido
de gratitud, que se siente corneado y cornudo por mor del ‘desdén’ de Judá.
El mal trago en galeras, donde Ben-Hur cultivó esa cara de "Ese maricón, y sus putas, me las pagan" |
Todo el Imperio Romano que lo arropa es
su modo de compensar sus graves taras anímicas, incluso impotencias físicas; es
su “dime de qué presumes, y te diré de
qué careces”. Y Messala carecía de mucho, salvo de bilis gay, que arroja
contra un buen hombre por perseverar, firme, en sus convicciones.
Doblegarse a la petición de Messala,
coqueto con su modelito de travesti escocés, era la primera forma como el
“libertador del Tíber” pensaba trajinársele. Luego, roto el sello, vendría “lo
físico”. A ver, ya te “cepillé” moralmente, Judá: ¿crees que “lo físico” va a
dolerte menos? Ante la negativa, el incontrolado ODIO homoX de Messala se encrespa
contra Judá. Era así: se creía dueño tanto de la razón a ultranza como de poder
vilipendiar sin tasa, llegando a emplear, si era preciso para la sucia tarea, incluso a putas, tras las
cuales se ocultaba. ¡Gran acto de valentía! Qué pedazo de hombrón… Cobarde.
Y se brinda una oportunidad de pisotear al pisoteador; la inmortal carrera de cuadrigas, llena de luz y energía |
Pero la rueda gira y coloca a Ben-Hur en
situación de tomar la revancha. También Ben-Hur
versa sobre la retribución y sus consecuencias, tanto en su ejecutor como en
sus seres amados. No obstante, lo que predomina es el (doble) romance tortuoso
y el mensaje apostólico redentor (que llenaba las salas), antepuestos a las más
procelosas consideraciones del virulento despecho homoX de Messala y la
venganza de Ben-Hur.
En aparición estelar, para que no olvidemos el contenido del relato: JESUCRISTO aleccionador de masas oprimidas |
Siendo la fecha, no viene nada mal un
repaso al péplum clásico por
excelencia, de gran poderío visual y épico, en pos de la luz y grandiosidad de
amplios escenarios, enemigos de las telarañas góticas y los penumbrosos ocultismos
basados en la pamplina de influencia actoral procedente de enigmáticas piedras cargadas de patrañas
apasionadas de la literatura, etc.
Y, ahora que conoces los sórdidos tapujos
de Messala, verás qué nueva dimensión cobra esta celebrada película.